Una Buena Acción

91 15 0
                                    

El día en que partieron Bella y su
padre, las dos perversas muchachas se
frotaron los ojos con cebolla para tener
lágrimas con que llorarlos; sus
hermanos, en cambio, lloraron de veras,
como también el mercader, y en toda la
casa la única que no lloró fue Bella,
pues no quería aumentar el dolor de los
otros.
Echó a andar el caballo hacia el
palacio, y al caer la tarde apareció éste
todo iluminado como la primera vez. El
caballo se fue por sí solo a la
caballeriza, y el buen hombre y su hija
pasaron al gran salón, donde
encontraron una mesa magníficamente
servida en la que había dos cubiertos. El
mercader no tenía ánimo para probar
bocado, pero Bella, esforzándose por
parecer tranquila, se sentó a la mesa y le
sirvió, aunque pensaba para sí: «La
Bestia quiere que engorde antes de
comerme, puesto que me recibe de modo
tan espléndido».
En cuanto terminaron de cenar se
escuchó un gran estruendo y el mercader,
llorando, dijo a su pobre hija que se
acercaba la Bestia. Bella no pudo
evitar un estremecimiento cuando vio su
horrible figura, aunque procuró
disimular su miedo, y al interrogarla el
monstruo sobre si la habían obligado o
si venía por su propia voluntad, ella le
respondió que sí, temblando, que era
decisión propia.
—Eres muy buena —dijo la Bestia
—, y te lo agradezco mucho. Tú, buen
hombre, partirás por la mañana y no
sueñes jamás con regresar aquí. Nunca.

Adiós, Bella.
—Adiós, señor —respondió la
muchacha.

Y enseguida se retiró la Bestia.
—¡Ah, hija mía —dijo el mercader,
abrazando a la Bella— yo estoy casi
muerto de espanto! Hazme caso y deja
que me quede en tu sitio.

—No, padre mío —le respondió
Bella con firmeza—, tú partirás por la
mañana.

Fueron después a acostarse,
creyendo que no dormirían en toda la
noche; mas sus ojos se cerraron apenas
pusieron la cabeza en la almohada.

Mientras dormía Bella vio a una
dama que le dijo:
—Tu buen corazón me hace muy
feliz, Bella. No ha de quedar sin
recompensa esta buena acción de
arriesgar tu vida por salvar la de tu
padre.

La Bella Y La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora