Piel color vainilla

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Cuando logré reaccionar, corrí a mi casa, me encerré en mi cuarto, me recosté en mi cama para poder recapitular todo lo que había sucedido, porque Robinson había actuado de tal motivo, no logro concentrarme y organizar mis ideas, mi celular sonó y era un mensaje de Robinson invitándome a salir con todos aquella tarde, decidí ir pero después de proponerme que no iba a demostrar nada y que no le iba a prestar atención a lo sucedido anteriormente, o eso iba a intentar, todo salió de perfección,  mi madre me dejó ir con mis amigos, que si en algún momento ocurría un cambio de planes que le avisara para que ella fuera por  mi y no me devolviera sola a casa. Todos nos encontramos en el parque para partir.

-Lía, ¿donde está tu mochila?.

-¿Cuál mochila?, ¿de que estas hablando?.

-Lía, nos vamos a quedar hasta mañana.-Si, por eso traje solo mi ropa del siguiente día...

-CHICA! y tu vestido de baño, ¿donde esta?.

-ve... vestido de baño?!.

-Jade no la molestes, yo tengo uno que le puede quedar perfectamente gracias al cuerpo de reloj de arena que tiene esta mujer, vámonos, se nos está haciendo tarde.

-Francis estaba como de costumbre, hablando con Robby y yo estaba con las chicas, escuchando todas las anécdotas que tenían rechazando chicos, me causaba un poco de gracia saber que estos chicos tenian poca autoestima y eran muy intensos, a lo que ellas respondían con indiferencia y cinismo, llegamos a un tipo de casa moderna, tenía un hermoso camino lleno de piedras lisas, el cual estaba adornado en sus bordes con hermosas flores moradas, blancas y rosadas, era hermoso, llegamos y la fachada era blanca, tenía un poco de ventana al lado el marco de la puerta  a la vez que un muro separaba estas de unos hermosos ventanales, se lograba divisar un techo de madera pulida y barnizada con unas pequeñas pero elegantes lámparas colgadas, apenas entramos Robby y Francis corrieron para escoger sus cuartos, nosotras solo nos limitamos en dejar nuestros equipajes en la bella sala que tenía hermosos sillones blancos y una mesa de centro café.

-Vamos niñas, cambiémonos para poder entrar a la piscina.

-No Jade, creo que yo no voy a entrar.

-Lía no seas aguafiestas, hasta Nina se va a  poner un hermoso traje de baño, ¿porque tu no?.

-Hace mucho que no voy a piscina, ademas no se como me valla a quedar el traje de baño.

-¡EXACTO LÍA!, por eso tienes que irte a cambiar, para medirlo-. No se como hace Jade para convencerme tan fácil, el traje de baño era hermoso pero nunca me había puesto uno parecido, en la parte superior, en la zona de la copa, tenia un tono color vino descolorido, con las tiras negras, tenía las mismas tonalidades en la parte inferior, aunque no estaba acostumbrada a este tipo de trajes ya que yo suelo usar trajes enterizos, pero estamos todos en confianza y no tengo un porqué para avergonzarme.

Toda la tarde nos la pasamos molestando en la piscina a la vez que esperábamos que Nina nos cocinara, ella prefería hacer la comida primero que entrar a la piscina, cuando caía la noche las chicas decidieron irse a cambiar, como yo en todo el día no me había metido mucho en la piscina por que aun no podía quitarme el pánico que me daba quitarme la toalla, aproveche la oscuridad y la soledad para nadar un poco, cuando iba a la mitad de esta, sentí que alguien me agarro del tobillo, estaba Robby con una sonrisa pícara, me haló hasta la esquina que estaba decorada con luces que tenian colores fríos y una roca que era un tipo de pequeño techo, era un hermoso lugar, Robby me tomo de la mano y me pidió disculpas por lo que había sucedido en la tarde, el no se había podido controlar y no sabia que había sucedido en ese momento y exactamente porque lo había hecho, lo único que sabia es que no se arrepentía de los resultados, luego de un silencio prolongado Robby soltó mi mano, me observo de arriba a abajo.

-Luces hermosa, sabias que ese color le favorece a tu hermosa piel, tan blanca y hermosa como la vainilla-. no pude evitar sonreír y ruborizarme un poco.

-Gracias señor Robinson, pero si usted gusta puede mirarme a la cara.

-Señorita Lía, no tengo necesidad de mirar a otro lado, en su rostro encuentro la paz que necesita mi alma atormentada, y en sus ojos puedo ver la seguridad que necesito para avanzar.

AbstinenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora