Trabajo y suerte.

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Luego de 3 meses Lia ya no se sentía tan culpable por la muerte de Jade, Dahiana logró seguir con su vida, ya no estaba tan abrumada por la muerte de su mejor amiga, lo malo de esto, cada que estaba con el grupo se sentía mal, por eso decidió alejarse, no se quería hacer más daño, era complicado socializar luego terminar peleando por cosas insignificantes, en el grupo solo quedamos Nina, Francis, Danne y yo.

-Mamá, saldré con los muchachos...

-¡NO!

-¿Porque?

-Porque te he conseguido el trabajo que tanto anhelabas, así que vístete que hoy es tu primer día-. No tenía ni la menor idea de donde trabajaría, que tendría que hacer. Mí madre es a veces tan espontánea que me asombra, esto es una de las cosas más raras que ha hecho, lo bueno es que tendré empleo y podré comprar la ropa y accesorios que quiero, ¡tengo gustos más caros que yo!.

Logré encontrar un pantalón negro ajustado, até mi cabello con una liga vino tinto y me pinte las uñas de rojo opaco, este es mi primer trabajo e iré bien presentada, me puse conjunto de la suerte, ya estaba un poco desgastado pero siempre ha estado ahí en mis triunfos, era un hermoso sostén negro de encaje con fondo fucsia apagado, los bordes eran negros con una tela muy suave, me hacían sentir muy bien, al igual que los pantys, puede ser un pensamiento muy infantil el tener alguna prenda de la suerte, pero si creo en las hadas, en los faunos y en la gente, ¿porque no puedo creer en las prendas de la suerte?. Todo el camino me la pase hablando con mamá de cómo sería el trabajo y en que consistiría, para mi era sencillo atender y pasar la comida, no seria un gran reto. Al llegar me recibieron de la mejor forma posible, me dieron el uniforme y abrieron la tienda a las nueve de la mañana, la gente empezó a llegar, el lugar estaba abarrotado a las 12 PM, no había por donde caminar, tenia mucho miedo que la comida cayera al suelo por un descuido mío, evitar a la gente era un trabajo complicado, los niños se la pasaban corriendo y empujando, mi tranquilidad se desvaneció cuando casi le derramo el café encima a un hombre de traje que estaba en frente, luego de entregar el café corrí al baño a lavarme la cara, estaba sudando, mi maquillaje se había corrido un poco, me hice un retoque y salí de nuevo, tuve que atender a un chico muy apuesto, tenía un cabello castaño claro, era abundante y sus ojos contrastaban perfecto, poseían una tonalidad de café muy claro, se resaltan con el sol que entraba por la ventana, tenia una camisa negra que hacía que marcara aún más sus músculos, su brazo estaba lleno de tatuajes ( con barcos de papel, la brújula, un ancla, una calavera, un globo aerostático y un daruma), estaban tan bien organizados que hacían que tal combinación no se vieran caótica, sino, simplemente hermosa y armoniosa. Una barba que lo hacía ver un poco serio y amenazante, pero no le quitaba lo atractivo, al acercarme y ofrecerle las bebidas me sonrió y me pidió un capuchino, yo con asentí con mi cabeza, le dejé el menú en su mesa por si quería acompañar su bebida con alguno de los postres que teniamos, al llegar a la cocina, una de las chicas se emocionó, tomó el capuchino y se arregló antes de entregarlo, cuando el chico la vio llegar se puso muy feliz, pude verlos desde la ventanilla de la cocina, se dieron un gran abrazo y se besaron; Tomé mi libreta y atendí a los demás clientes, cuando iba a salir a mi hora de almuerzo la chica iba entrando por su bolso, antes que pudiera salir, me tomó del brazo.

-Mira muchachita, me di cuenta como veías a MÍ novio, me haces el favor y dejas tus encantos con el, es tu primer día, no vayas a hacer que sea el ultimo por favor , solo te pido que te alejes de él.

-Que inseguridad la tuya muchacha, bájale a los celos, solo lo atendí como a todos los clientes, me acabas de conocer. Cariño.

-Solo es una advertencia desde el inicio para que luego no tengas deslices-. La chica se dio vuelta mientras soltaba mi brazo, se alejó muy feliz y campante, mientras tarareaba una canción. Tomé mi dinero para ir a comprar mi comida, cuando llegué al restaurante más cercano el chico estaba en una mesa cerca a el mostrador, al ver que me había sentado, se levantó de su silla y se dirigió hacia mí.

-¿Me puedo sentar?.

-Si, no hay ningún problema.

-Eres nueva, ¿cierto?.

-Si.

-Mucho gusto, Anthony, ¿tu eres...?

-Lía, mucho gusto

-Bienvenida, eres buena atendiendo, tienes mucha actitud, duraras mucho en el trabajo.

-Gracias eso espero.

-Te dejo, solo quería presentarme y conocerte, nos veremos muy seguido, créeme.

-Esta bien, gracias por tomarte la molestia, ten cuidado a la salida.

-jajaja, nadie se atrevería a decirme algo, eso deberías tenerlo en cuenta solo para ti-. Esbozó una sonrisa pícara y salio del restaurante, yo pude pedir mi almuerzo, apenas termine me dirigí a mi trabajo. Todo el día fue perfecto, los clientes estaban satisfechos con mi trabajo, dejaban muchas propinas y se iban con una sonrisa en el rostro, mi jefe me felicitó por un día tan fructífero como ese, quedó contento con mi trabajo y me permitió volver al día siguiente.

En el camino a casa logré presenciar el Arrebol,  en ese instante,me puse a pensar que la naturaleza era hermosa, por fin el sol brillaba, cuando Robby habia dejado tantas heridas en mi corazón, el cielo habia perdido su encanto, al igual que el olor de las flores, todo era simple e incoloro, la vida me sonreía de nuevo y no dejaría pasar este momento tan majestuoso por un recuerdo mundano y poco constructivo en mi vida.

Llegue a casa y mi madre me tenía lista la comida y Madisson apenas me escuchó bajó las escaleras rápidamente para recibirme con un gran abrazo.

Arrebol : Color rojo de las nubes iluminadas por los rayos del sol.

AbstinenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora