Capítulo 35

4.6K 194 39
                                    

Camine al interior de la casa y solo pensaba en que lo último que necesitaba eran más problemas en la fiesta de Bella.

-Señora, Austin la espera en el despacho- me aviso la nana en cuanto me vio.

-Gracias, y una cosa más cada vez que venga no lo dejen pasar, solo avísenme- le pedí un poco frustrada.

-Si señora- me dijo caminando hacia la cocina.

-Nana- la llame y detuve su paso.

-Dígame- me dijo volteándose hacia a mí.

-¿Crees que Camila es feliz?- le pregunte con un poco de temor.

-No tenga miedo, nunca vi a Camila enamorada hasta el día que se aparecieron por mi casa- me dijo con una sonrisa tranquilizadora.

-No es miedo, solo me pregunto si no sería más feliz con él- le dije señalando la puerta del despacho donde se encontraba Austin.

-Camila ha estado enamorada de usted desde que la vio bajarse de su convertible vino tinto el día en que la conoció- me dijo volviendo a hacer referencia de la vez que no recordaba.

-La haré feliz- le dije, aunque no sé si para convencerla a ella o a mí.

-Sé que lo hará- me dijo y comenzó a caminar a la cocina nuevamente.

Respire profundo y justo cuando abrí la puerta solté el aire.

-Que sea rápido- le dije al cerrar la puerta.

-Parecen felices- me dijo mostrándome la foto que Camila le había regalado a mí padre.

-Somos felices- le asegure quitándole la foto.

-¿Tienes miedo de que algún día se dé cuenta de que soy su mejor opción?- me pregunto de manera superior.

-Cuando Camila estaba contigo, no dejo de pensar en mí, así que no tengo miedo de nada- le respondí con la intensión de que mis palabras lo lastimaran.

-Estuvo en mi cama- me dijo tratando de lastimarme también.

-Y después regreso conmigo- le dije sonriendo.

-Si vuelve a llorar por ti te voy a hacer daño- me amenazo.

-¿Qué haces aquí?- le pregunte ya fastidiada de lidiar con él.

-Me voy a ir y quise que sepas que le pediré a Camila que venga conmigo- me dijo de forma seria.

-¿Y qué te hace pensar que voy a dejar que hables con ella?- le dije levantándome de manera intimidatoria.

-No te voy a pedir permiso- se levantó también.

-Haz lo que quieras- le dije mientras salía de ahí.

Confiaba plenamente en Camila, pero me era imposible no pensar que tal vez ella podría dudar de la estabilidad de la relación, el pesimismo me llegó de lleno en ese momento.

-¿Qué tal fueron las cosas?- me pregunto Camila apenas llegue al jardín.

-Normal, supongo- le respondí sin mucho ánimo.

Siempre fuiste tu (Camren AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora