Narra Ambar...
Iba caminando con tanta prisa, que no me di cuenta cuando el chico en patines chocó conmigo, haciéndome caer, rompiendo mi pantalón por mi trasero ¿ahora qué haría? ¿Cómo me levantaría de aquí son que todo el mundo vea mi ropa interior? Levante mi vista y me sorprendió ver la cantidad de personas a mi alrededor a lo que mis ojos encontraron un rostro conocido.
—Ambar, ¿te duele algo? -la voz de Simón me sacó de mis pensamientos, me mira algo preocupado, y se pone a mi altura.
—sí, no te preocupes. -en mi mente solo pensaba en una idea para poder levantarme. Como me pudo pasar esto justo a mí.
—para la próxima deberías poner más atención por donde vas, le pudiste hacer algo peor. -le dice Simón, sin apartar la vista del chico con el que choque.
Simón se levanta y estira una mano para ayudarme a levantar, pero lo deje con la mano estirada. —Ambar no estamos para tus groserías. -agrega un poco molesto.
—es que me duele la pierna, no me puedo levantar, si pudieras llevarme hasta mi casa te lo agradecería.
—me dijiste que no te dolia nada. -uggg, será que tengo que gritar delante de todo el mundo lo que ocurre para que este mexicano entienda.
—pues ahora me duele, pero si no me quieres ayudar, tranquilo puedo llamar a Mateo, de seguro el me ayudaría. -su expresión cambió por completo.
De nuevo se pone a mi altura y posa una mano en mi espalda y la otra debajo de mis piernas, mientras yo coloco mis manos alrededor de su cuello.
—¿lista? -pregunta y yo asiento. Me levanta y me incorporo. Empieza a alejarse del lugar mientras yo me pierdo en el olor a perfume de su remera.
—¿Qué fue lo que pasó? Mateo me dijo que te vio muy alterada. -pregunta y me mira.
—Mateo es un chismoso, estoy bien.
—si fuera así, no fueras estado caminando tan rápido y no hubieras tenido ese pequeño accidente.
Simón no quiero hablar de eso, además es un problema personal, no te tiene que importar.
Ya que se alejado bastante del lugar pienso en decirle que puedo caminar, pero me lo callo.
—y vuelve la Ambar fría, yo solo quiero saber que todo esté bien contigo. Me preocupas. -dice y me saca de mis pensamientos.
—ya te lo dije no es un asunto tuyo. -me quedo callada un minuto para después decir. —Simón, ya puedes bajarme.
—como, pero si dijis... ha me mentiste. -reprocha. —es que... se me ha roto el pantalón. -digo y escondo mi cara en su pecho para que no vea que me he sonrojado.
—oh perdona, yo no lo imagine. -dice y me sienta en una de las bancas de la plaza, se quita la remera y me la entrega. Es un lindo gesto, la recibo y la amarró en mi cintura para poder levantarme.
—gracias. -digo y el me mira sorprendido. —¿Qué? -pregunto
—nada, solo que me hubiera gustado llevarte hasta tu casa.
Empezamos a caminar de nuevo, ahora en un horrible silencio. —te puedo preguntar algo. -dice, en lo que yo sonrió. —ya lo estás haciendo.
—¿Por qué no vives con tus padres? -justo de lo que no quería hablar. —ellos tienen demasiado trabajo, viven de ciudad en ciudad y no es conveniente para mi vivir con ellos, por eso vivo con mi madrina. -miento.
El solo asiente, recorro mi vista por la plaza y a lo lejos veo a Luna, así decido hacer una de mis mejores actuaciones, debido a que el no noto la presencia de Luna, finjo que me mareo, y él se preocupa.
—te ayudo. -dice después de unos minutos de descanso, Yo asiento a lo que me levanta de nuevo en sus brazos y empieza a caminar.
—solo fue un mareo, ya estoy bien, y puedo caminar. -digo haciéndome la enojada. —sí, pero creo que llegaremos más rápido a tu casa si te llevo. -dice sonriente.
—oye, no seas injusto. -digo y escondo mi cara en su pecho, aun sabiendo que Luna nos estaba viendo.
—Ambar, ¿porque no eres así siempre? -pregunta y se queda viéndome, la verdad es que ni yo sé, mi madrina me ha enseñado que mostrar los sentimientos no trae nada bueno, siempre terminaras lastimo.
—Simón, Por qué te empeñas en creer que hay otro lado diferente en mí. Siempre he sido Ambar Smith, la reina de Roller y no dejaré de serlo.
—cuando estás conmigo, dejas de ser la reina del Roller, y descubro la chica dulce que todos creen que no existe, pero que yo sé que vive dentro de ti. -su sonrisa me hace sonroja nuevamente, esto se me esta haciendo costumbre cada que estoy con él.
Un rato más tarde, me encontraba entrando a la mansión, Simón decidió dejarme su remera para que mi madrina no fuera a darse cuenta de la ruptura de mi pantalón y pensara que había estado caminando por las calles así.
—¿Por qué tardaste tanto? Te dije que te quería ver aquí de inmediato. -la voz de mi madrina me sobresalto, espero que no haya visto a Simón. —tuve un pequeño percance, nada de importancia. Voy a mi habitación. -dije y empecé a caminar.
—Tu padre estaba muy molesto. ¿me quieres decir que hacía ese chico contigo y sin remera. -pregunta molesta.
—tuve un accidente y el me ayudo, por eso tengo su remera.
—no tenes ni una gota de vergüenza, como se te ocurre andar por las calles con un chico semidesnudo. Ahora veo por qué no estuviste a tiempo para ver a tu padre.
—eso no fue mi culpa, tu no me avisaste que él estaba aquí. -digo molesta. -no me interesa lo que pienses Ambar, estas castigada el resto de semana, a ver si de pronto así te aprendes el concepto de puntualidad.
—¿Qué? Pero... -ella me interrumpe. -pero nada, ya está dicho. No quiero volver a verte con ese chico. Entendido...
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Hola mis hermosas lectoras, quisiera saber su opinión acerca de los capítulos y de la historia en si. Dejen sus comentarios.
Las quiero. besos al Aire.
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El Mismo Corazón... (Simbar)
Fiksi PenggemarÁmbar Smith, una hermosa y auténtica chica. Cabello rubio, ojos azules. Ahijada de Sharon Benson, una mujer muy importante en Argentina. Acostumbrada a ser el centro de atención, por eso se llama así misma la Reina del Jam and Roller. Simón Álvar...