❝ La vida de ahora en adelante está regida por una sola ley: matar o morir.
Y sí, la he seguido al pie de la letra .❞
Venus ha aprendido a sobrevivir por su cuenta en un mundo en el que los muertos caminan, un mundo vacío y desolado. Sin embargo, el...
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Venus los observó uno por uno, intentando descifrar qué sentían por ella después de lo que acababa de hacer.
— ¿Cuáles son esas preguntas?
El líder la miró con los ojos bien abiertos, casi desorbitados. Venus estaba impaciente, creyó que tal vez se daría la vuelta y escaparía junto con su familia, pero solamente agachó la cabeza y rió. La chica castaña elevó una ceja. Rick Grimes caminó hacia ella e instintivamente llevó la mano a la cinturilla de su pantalón para sentir el desgastado mango de madera de la pistola, que extrañamente, la hacía sentir segura. Contuvo el aire.
— ¿Cómo hiciste eso? —preguntó sonriendo. Su expresión le recordó a Venus a los espectadores de un truco de magia, uno de esos que por más que lo intentas, no tienes ni la más remota idea de cómo pudo suceder. Encogió los hombros como respuesta y él asintió—. Supongo que tengo que darte las gracias.
— No hay de qué, los hubiera matado de todas formas.
Y Rick volvió a sonreír.
Si era honesta consigo misma, la presencia que imponía la hacía sentir insignificante, intimidada. Todos ellos lo hacían. No entendía cómo podía sentirse tan poca cosa después de haberles salvado la vida, pero había algo en ellos. Quizás era que tenía envidia de que por lo menos, se tenían el uno al otro. Además de que ella era así, extremadamente emocional y dramática.
Y mientras todo eso pasaba, mientras tres pares de ojos taladraban el pequeño cuerpo de aquella joven con insistencia, detrás de ellos todavía había un sobreviviente: era el tipo a quién Daryl Dixon lanzó una flecha, que cuidadosamente había arrancado el cuchillo de la frente de su ahora fallecido líder y se arrastraba hacia Venus.
— ¿Eres una especie de arma secreta del gobierno? —continuó Rick.
Parecía divertirle mucho el hecho de que esa mujercita era letal, igual que a Michonne. Su hijo, Carl, estaba irritado y había retirado la mirada de esa escena aún con la pistola empuñada.
— No, pero antes practicaba gimnasia —respondió ella, restándole importancia.
Iba decir algo más cuando sintió un horrible dolor punzante a un costado de la espalda. Gritó y las piernas se le doblaron, haciéndola caer de rodillas. No fue capaz de hacer nada cuando ya estaba en el suelo con un hombre encima de ella, blandiendo una gastada navaja suiza.
"Bam" resonó en el bosque, como si fuera una melodía propia de este ahora. La pistola de Carl Grimes tenía el cañón humeante, y un agujero adornaba la cabeza del hombre. Carl pateó el cuerpo lejos de ella.
De la boca de Venus volvió a escapar otro alarido y Rick se arrodilló frente a ella, al igual que Daryl. Alzó el costado de su blusa color vino para poder observar la herida. Le habían cortado un pedazo de piel, la carne estaba al rojo vivo, pero por fortuna, no había dañado ningún lugar importante. Vee saldría de esa, si es que sobrevivía a las miles de infecciones que la cuchilla podía haberle contagiado.
