Capítulo III- Una Mañana Muy Dulce

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el primer beso

Vamos a jugar a escondernos, 

besarnos si de pronto nos vemos

desnúdame, y ya luego veremos, 

Tanto - Pablo Alborán


Habían pasado un par de semanas y aunque había decidido olvidarme de todo lo pasado aquél día no era capaz, cada noche me visitaban aquellos besos en el cuello aún notaba sus labios en él, quemándome la piel, las chicas no hacían más que repetirme que eso era porque me estaba enamorando y yo no hacía más que negarlo, pero era imposible, hoy en teoría me tiene que venir a buscar Javier, ya que hace dos semanas que hablamos, pero, no estaba segura de sí lo haría después de lo ocurrido la última vez, aunque si era profesional tendría que apartar todo aquello.

Era la cuarta hora y estaba fatal, cada vez que llamaban a la puerta miraba para ver si era él, esta vez picaron a la puerta pero decidí no levantar la cabeza, ya había asumido que no vendría hoy, pero, en ese momento escuche su voz: '¿puede salir un momento Alice?' en ese instante levante la cabeza y lo vi ahí, con su sonrisa perfecta, 'claro' dijo la profesora, una sonrisa de tonta se apoderó de mi cara, Gyal me lanzo una mirada alzando las cejas yo le hice una señal para que se callase y fui hacia él.

Me llevó a la misma sala a la que íbamos siempre y actuaba normal, como si nada ocurriese, ese día lo vi más irresistible que nunca, la conversación de aquel día con Nico vino a mi cabeza, 'si quieres terminar con esa tensión sexual hazlo, no te lo pienses', así que tras meditarlo decidí probar suerte, total el no, ya lo tenía.

Después de estar hablando le comenté que últimamente soñaba con la misma persona y su respuesta fue:

-y, ¿quién es esa persona tan especial para que ocupe siempre tus sueños?- dijo él con la mirada iluminada.

-pues una persona con la que tengo mucho trato.- dije yo con picardía.

-¿A sí? - dijo él queriendo decir algo. -¿Por qué no se lo dices a esa persona? Seguro que le hace muchísima ilusión.-comentó ¿insinuándose?.

-¡Es una idea estupenda!-dije levantándome de la silla para después salir por la puerta.

Había decidido hacerle sufrir un poco, al momento asomé la cabeza sutilmente y la escena que vi me hizo muchísima gracia, estaba él sentado en la silla mirando la puerta con una cara de asombro.

Entonces tosí y dije:

-¿puedo pasar? Es que me gustaría comentarte una cosa.-una leve son risa asomó en sus labios.

-claro, siéntate.-dijo él mirándome con cara de duda.

-pues verás, es que hace un tiempo que sueño contigo, y me han comentado que quizá te gustaría saberlo.-dije aguantando la risa.

-¿y te gustaría saber si eso es así?-dijo el ahora devolviéndome la jugada anterior.

-pues hombre, eso estaría bien.-le dije.

-pues la verdad, es qué sí me gusta, últimamente te has apoderado de mi mente y no sé qué hacer para que salgas...-dijo el haciéndome estremecer.

-pues, quizás hay alguna solución, ¿no crees?-le dije insinuándome.

-Sí, y ahora mismo se me está ocurriendo una...-me sonrió.

Antes de que pudiese decir nada se me abalanzó y me besó como nunca nadie lo había hecho antes. Empezó siendo un beso pasional, suave y dulcemente, primero jugó con mis labios, hasta que abrí la boca dejándole vía libre para que entrase en ella, nuestras lenguas empezaron un baile acompasado, repase con mi lengua el cielo de su boca, sus perfectos dientes, la pared interna de sus carrillos, para mi estaba siendo un momento único y especial el cual recordar, las piernas empezaron a temblarme, creía que mis rodillas me fallarían en cualquier momento, suerte que él me tenía cogida. El beso duro varios minutos, uno de los minutos más importantes y deseados para mí y, esperaba que para él también, nos separamos cuando nos faltó el aire, no sabía que decir, no tenía palabras, no podía dejar de pensar en lo que acababa de pasar.

Vida de ensueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora