Capitulo XI - Todo puede torcerse

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Te he echado de menos

Todo este tiempo

He pensado en tu sonrisa y en tú forma de caminar

Te he echado de menos – Pablo Alborán

Llevaba ya dos días metida en casa y no sabía qué hacer, no lo soportaba más, con Javi hablaba a todas horas, pero yo necesitaba verle, apenas le había visto la última vez. El tema del trabajo con Pablo Alborán seguía adelante, cuando llamé el otro día me dijo que está pensando en un proyecto de hacer un disco benéfico con gente que no es famosa, y como tenían que venir por aquí no dudaron en llamarme, yo acepté encantada, aunque no me quisiese dedicar a la música una canción con uno de mis cantantes favoritos no iba a negarla, estas oportunidades no aparecen siempre.

Estaba sentada en el sofá leyendo un libro nuevo con bigotes en las piernas, estaba sola en casa ya que mis padres estaban trabajando, de repente sonó el timbre de casa, yo no me levanté, ya que por la hora que era sería alguna compañía del gas o de alguna tontería, pero viendo que no paraban de insistir al final me levanté a abrir, cuando abrí me quede con la boca abierta, no esperaba que viniese...

-¡Sorpresa!

-¡Javi!-Dije yo saltando a sus brazos.

-Hola preciosa.-Dijo besándome mientras yo aún estaba en sus brazos.

-¿Qué haces aquí? Dios pasa, pasa.-Dije yo bajándome de sus brazos y cerrando la puerta.

-Hola Bigotes.-Dijo acariciándolo al verlo aparecer por la puerta.- Pues como no soportaba más no poder verte y como sé que tus padres trabajan pues he decidido acercarme a tu casa.

-Dios, si es que te como.-Dije yo besándole después de sentarnos en el sofá.

-No te lo voy a impedir.-Dijo poniendo una sonrisa pícara.

-¡Oh, Vamos! No le quites todo lo bonito a esto.-Dije yo dándole un manotazo en el hombro.

-Está bien, pero es que te he echado de menos...-Dijo abrazándome.

-todo este tiempo...-Dije yo tarareando la canción de Pablo Alborán.

-Me encanta tu voz, un día te voy a obligar cantarme, solo para mí, nada de festivales del instituto.

-Que dices... que vergüenza por dios, ni se te ocurra.-Dije yo, no es que no quisiese catarle pero cantarle a él solo... demasiada presión.

-¿Vergüenza? No dices tú eso de: "la vergüenza era verde y se la comió un burro" pues ya está.-Dijo dándome un cálido y corto beso en los labios.

-Sí, pero, cantarte a ti solo...-Dije yo, me encantaba que se acordase de la frase.

-¿Qué? Va, yo quiero que me cantes.-Dijo poniendo cara de corderito degollado.

-Bueno ya veré que hago...-Dije intentando olvidar el tema.

-Bueno, ¿Cómo van tus días aquí en casa?

-Pues... subiéndome por las paredes casi, no soporto no poder salir, ya no sé qué hacer, voy por el segundo libro ya, y tan solo llevo dos días encerrada, me he visto las dos series que sigo, un montón de películas, he ordenado el cuarto unas cuatro veces... yo no sé cómo voy a aguantar hasta noche vieja... ¡Aún quedan dos días!

-Venga, ya verás que se pasa rápido.-Dijo él intentando animarme.

-Gracias por venir... me moría por verte, yo creía que te ibas a olvidar de mi cara ya.-Dije yo riéndome.

Vida de ensueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora