¿Prohibido?

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Nicole
No entendía porque estaba diciendo que estaba en problemas, hasta que empezó a hablar.

-    ¿Tienes idea de cuanta deshonra traeré a mi clan? – decía esperando una respuesta pero nunca se la di – mucha, puse sentimientos en la misión, estuve jugando, me enamore. Lo peor es que es de una chica menor que yo y es un licántropo. Estoy segura que todos los vampiros me odiaran – decía suspirando de cansancio.

-    ¿Qué tiene de malo? – decía levantándome para verla mejor.

-    Se supone que nunca debemos ser sentimentales con las personas que están involucradas en las misión, eres catalogado como débil, de sentimental, fácil de atacar por todos los enemigos de la LGO. Por eso la mayoría no tiene pareja, otra de las razones es porque eres un licántropo, nosotros debemos odiarnos – decía mirándome mientras ponía un mechón de pelo atrás de mi oreja.

-    Pero las reglas... – ella me interrumpió.

-    Es metafóricamente, nuestros antepasados fueron enemigos. Hoy en día no pero hay muy pocas parejas entre vampiros y licántropos, son catalogados como los más deshonrados, sin vergüenza. Eso piensa la mayoría de los vampiros, supongo que los licántropos también, las manadas son importantes – decía está ves cambiando su cara – además de qué hay personas que no soportan esta clase de unión y es cuando empiezan a matar por deshonra o por asco al ver algo tan desagradable – decía preocupada. Yo me quedé en silencio, no sabia que decir, ¿tan malo era sentir atracción por ella?.

-    Entonces nuestro amor es prohibido – decía tristemente.

-    Si lo quieres ver así esta bien, si quieres problemas es buena este tipo de relación – decía mirándome. Esta ves ya no quise decir nada, me deprimí mucho, ya no sabía si lo que sentía era bueno. Creo que ella lo noto porque me abrazo.

-    Lo siento, no quería asustarte – decía abrazándome más fuerte.

-    Ya no sé qué sentir – decía tristemente.

-    Yo protegeré esto, no te preocupes – decía mientras me daba un beso en la frente.

-    ¿Enserio? – decía mirándola.

-    Si, tú tranquila y yo nerviosa – y está ves ese beso lleno de ternura lo depositó en mis labios.

-    Entonces, ¿qué haremos con esto? – decía mientras me acostaba de nuevo en su pecho.

-    No lo sé, disfrutemos, ya se me ocurrirá algo – decía acariciando mi pelo. Estuvimos acostadas un largo tiempo, me quedé dormida, no supe que más pasó.

Al despertar Isabel no estaba, me levante, era de noche. Nos habíamos dormido en la tarde así que era más que obvio que me levantara a una hora nocturna. Baje las escaleras para buscar a Isabel.

-    ¿Isabel? – decía llamándola.

-    Nicole, perdóname no quería que te despertaras – decía una voz en la oscuridad.

-    ¿Dónde estás? – decía tratando de visualizar bien.

-    En el sofá – Me acerqué hacia el sofá, sentí su mano fría y me senté a un lado de ella, la abrace. Me gustaba sentir su presencia a su lado.

-    ¿Qué haces aquí? – decía curiosa – deberías venir a dormir

-    Lo sé, pero no podía dormir, sigo pensando en varias cosas – decía sería.

-    En la chica del otro día, ¿no? – decía alejándome un poco.

-    Jajajaja no, ella no tiene nada que ver Nicole – decía mientras ella misma me acercaba a su cuerpo – hoy fui a mi departamento por unas cosas, no fui con Jenny – eso que dijo me calmo mucho.

Las reglas son para romperse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora