*Extra*: Un don pero también una maldición

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Sebastián

Las cosas que había hecho no me hacían sentir de lo más agradable, el solo hecho de pensar en que amenazaron a Isabel me creaba un sentimiento de repugnancia. Pero debía hacerlo, debía acabar una vez más con una misión especial, todo terminaría y no tendría que preocuparme del problema nunca más.

Era una mañana fría y lluviosa. Él sabía exactamente que estaban tratando de deshacerse de él. No debía buscarlo ya que me encontraría a mi primero. Fumaba un poco para calmar las ansias de esa misión, no me agradaba para nada la idea.

-    Así que te enviaron a ti Cavaliere – era él hablando justo detrás de mí.

-    ¿Conoces mi apellido? – decía apagando el cigarro y dándome la vuelta para poder mirarlo.

-    He escuchado ese apellido, tus padres eran conocidos por sus grandes habilidades – decía el sonriéndome.

-    Si, conoces mucho sobre la LGO. Supongo que eras uno de los mejores en los rebeldes – decía acercándome poco a poco.

-    Vamos, no tienes que hacer esto muchacho, puedo dejarte ir y los dos olvidaremos todo este mal entendido

-    Yo creo que no. ¿Ezra verdad?, no debiste venir aquí – decía en tono de advertencia. Hablaba enserio, tenía la fuerza suficiente para matarlo aunque no quisiera.

-    No dejaré que la toquen, no lo permitiré – Ezra no dudó en transformarse y venir hacia mi.

El combate no duro demasiado, tenía demasiadas armas y mucha agilidad como para matarlo. Antes de acabar con su vida él sonrió hacia el cielo y dijo las siguientes palabras :

-    Te falle Nicole – después fue de eso acabe con su vida.

~**********~

Nuevamente mi agilidad había sido lo suficiente como para poder mantenerme vivo de aquella masacre que se dio después de muchos años.

Mi reputación se fue a la mierda, me dieron por muerto y ahora soy uno de sus tantos prisioneros que tratan como animales. Lo único que me mantenía cuerdo era que Isabel estuviera lejos de todo este caos, no me importaba sufrir, yo me mantendría fuerte.

-    Es increíble que tengamos que compartir celdas, mi querido y muy amigo Sebastián – su risa me llenaba de tanta ira, pensar que ese mal nacido seguía vivo y no solo eso, sino molestando con sus estupideces.

-    Pero no solo te tengo a ti, sino a está increíble chica – Black hablaba de Emily, quien se encontraba en un rincón abrazando sus rodillas. Perdimos mucho en ese guerra. De solo recordar a William y a Alice me llenaba de ira.

Por más que intentará llamar la atención de Emily nunca la conseguiría, ella estaba acabada.

Emily

Siempre me considere la oveja negra de la familia, tenía pensamientos diferentes y gracias a ello me sentía de lo más rara.

Un vampiro tenía mucha responsabilidad. Debía mantener un estatus alto para ser respetado y reconocido entre los más importantes, tener aliados increíbles y sobre todo siempre ser lo más elegante posible.

Desde que tengo memoria soy un vampiro. Siempre me enseñaron que debía ser amable, responsable, elegante y fuerte. Los sentimientos eran de humanos, nosotros debíamos reprimirlos lo más posible, ya que nosotros sentimos al doble que los humanos así que era muy fácil tener impulsos que serían castigados.

Me gustaba divertirme, explorar, no estar atada a una serie de normas para traer honor al clan, pero no soy un humano o licántropo, soy un vampiro.

Las reglas son para romperse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora