Descubrimiento

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Isabel
Conduje lo más rápido que pude a mi departamento. Cuando llegue estaba todo el clan Spettro, que eran Milo, Emily, Zoé y sus padres Esther y Damian, todos en la sala hablando seriamente con mi hermano. Al entrar todas las miradas se clavaron en mi.

-    Vaya ahora todo el clan está reunido – decía un señor de pelo gris, alto pero ya viejo, de ojos azules.

-    No pensé que vendrías a casa hermana – me decía Sebastián sorprendido.

-    Yo, solo vine por unas cosas, no quiero molestar – decía retirándome a mi habitación, pero un comentario me detuvo.

-    ¿Es por el asesino serial que dejaste escapar? – decía Milo a mis espaldas.

-    Milo, ten respeto por favor – decía Esther, la mujer igual de hermosa que sus dos hijas, rubia y de ojos verdes.

-    Es la verdad madre, ella solo viene por eso – decía Milo.

-    No vine a involucrarme, solo vengo por protección, podría estarme buscando – decía dándole la cara a Milo – además, tú no fuiste el cobarde que en ves de entrar conmigo se quedo afuera esperando a mi hermano – decía mirándolo con una sonrisa.

-    Retira lo dicho o... – antes de que pudiera pronunciar una palabra su padre Damian lo callo.

-    ¡Silencio!, no vine a escuchar a dos niños pelearse por algo del pasado, vine para hablar sobre el asesino. A todos los de la LGO se les ordenó buscarlo, incluso a los que no son parte. Así que si Isabel decide protegerse de él es por su decisión y porque quiere que su misión ósea la chica no salga lastimada, ¿no es así Isabel? – decía el hombre mirándome con una sonrisa. Damian siempre fue amable conmigo, él ayudó a mi hermano cuando me adoptó a mi. Ha sido como un padre para mí, ya que Sebastián me trata más como una hermana.

-    Si, solo vengo por armas para seguir con mi misión – decía mirando a mi hermano.

-    Bien, eso es bueno hermana. Ve puedes tomar las que quieras pero te aseguro que nadie dejará que se acerque a ti, todos estamos cuidándonos y averiguando su siguiente movimiento – decía mi hermano sonriendo.

-    Claro, si me disculpan – decía mientras me retiraba a mi habitación.

Fue algo incómodo pero gracias a Damian pude apresurarme. No quería dejar a Nicole tanto tiempo sola. Tome lo necesario, varias armas y las puse en una mochila negra. Al terminar salí y me despedí de todos, no quería estar más tiempo ahí. En el pasillo me encontré a Emily, creo que salió por unas cosas en lo que yo fui a mi habitación a empacar armas.

-    Emily, pensé que estabas adentro – decía confundida.

-    Oh si, pero cuando fuiste a tu habitación me mandaron por unas cosas al auto – decía mirándome con una sonrisa.

-    Bueno está bien, me debo ir – decía con prisa.

-    ¿Cómo está Nicole?, la proteges mucho, y ella también a ti – decía mirándome con una cara de curiosidad.

-    Es mi misión, no debo dejar que le pase nada – decía algo incomoda.

-    No dejaremos que se acerque ese maniático pero debes de tener cuidado, es muy listo y yo que tú no debería dejar a mi misión sola – decía mirándome con la misma sonrisa pero a la ves cara de curiosidad.

-    Está con la manada Heftig, todo estará bien – decía mientras me encaminaba a mi auto pero antes de desaparecer ella me dijo a lo lejos.

-    Ten cuidado Isabel, no dejes a tu novia sola

Me incomode cuando dijo novia, no es mi novia, pero tenía razón, no sabia de que era capaz ese maniático y debía ir lo más rápido posible con ella. Conduje a toda velocidad hacia el bosque. Cuando llegue ella estaba riéndose con David, mientras Sofía cocinaba algo. Entré y cerré la puerta, deje la mochila cerca del sofá.

Las reglas son para romperse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora