Pueblo

125 9 0
                                    

Nicole

Desperté algo débil, sin ganas de hacer nada, con los ojos hinchados, con el espíritu desanimado. Trate de levantarme y cuando miré hacia la ventana aún se veía oscuro el lugar, así que me levante rápido y observe el exterior más detenidamente. ¿Qué nunca amanecía?. Entre al baño y me eche un poco de agua en la cara, baje a la planta baja, ahí se encontraban una canasta y una nota. La canasta contenía comida y un reloj, eso se me hacía raro porque el reloj indicaba que eran las 12:00 pm.

Tome la nota y decía así:

"Cuando te despiertes podrás encontrar una canasta llena de comida, come lo que quieras, nosotros traeremos más en la noche. En cuanto al reloj, con el podrás saber la hora, así que trata de adaptarte a los horarios.

Primer tarea: ¿Dónde crees que estamos?"

Se me había hecho rara la pregunta pero me hizo pensar en el lugar, en donde me encontraba. Aún no tenía permitido salir así que pase la mayoría del día pensando en donde estábamos. Siempre era de noche, o tal vez solo parecía que era de noche, así qué tal vez estábamos en una cueva o algo así.

Las horas pasaban y pasaban, me estaba muriendo de aburrimiento, incluso pensaba que les hacía falta tener un televisor, ahora entendí como Isabel se aburría cuando yo vivía sin televisor.

Después de varias horas vi como la chica Lucia entraba a la cabaña, yo me levante del sofá y observe que traía un ajedrez.

- He traído algo para que podamos divertirnos – decía sentándose en el sofá. No podía quejarme, así que simplemente me senté junto con ella. No era muy buena en ese juego, pero no había otra cosa. Empezamos a jugar, no sabía mucho sobre el ajedrez, la última vez que lo jugué fue con mi tío, hace mucho tiempo. Obviamente ella terminó ganando.

- Se ve que eres pésima – decía la chica sonriendo. Era la primera vez que la veía sonreír de esa manera, siempre estaba sería.

- No recuerdo muy bien como jugar – decía con indiferencia. Ella acomodo de nuevo las piezas y me miró.

- Entonces empieza a recordar, todo se aprende con práctica, no está mal que te equivoques

Aun tenía duda sobre el lugar donde estábamos, así que al ver que estábamos entrando en confianza decidí preguntarle.

- ¿Dónde estamos? – decía esperando una respuesta.

- Estamos bajo tierra, en unas catacumbas que son difíciles de ubicar, son muy antiguas

- ¿Por qué se esconden aquí? – está vez no tuve mucha suerte.

- Eso lo debe aprender por ti misma – No quise preguntar más, sabía que por su expresión no me contestaría nada mas, aún así no entendí porque ellos querían que aprendiera sobre ellos, eran muy extraños. La única razón de por la que acepte fue Isabel.

Jugamos bastante tiempo, siempre me ganaba y eso me frustraba. En ocasiones ella me enseñaba la manera correcta de formar la estrategia y mover la pieza correcta para ganar, se notaba el entusiasmo que ella mostraba al explicarme las cosas, se volvía menos sería y entraba en confianza. Lo que aún no entendí era porque yo había sido escogida, Isabel trabajaba para la LGO al igual que yo, ¿Por qué me dejaban con una libertad sin importarles?, ¿Por qué me habían escogido a mi?.

Después de un tiempo ella levantó el juego. Seguramente era hora de que se fuera, era mi enemigo pero el juego era lo único que me entretenía.

- ¿Ya te vas? – decía algo decepcionada.

Las reglas son para romperse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora