Envidia o Celos, es lo mismo.

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Fui la primera en terminar mi cena antes que los demás, así que Kyousuke me comenzó a hacer platica sobre algo de su trabajo y como es que el le iba bien. Me interese mucho ya que el había heredado el gusto de la moda de su madre, me contó que ella y el confeccionaban y diseñaban las prendas juntos y que planeaban hacer una pasarela, inclusive me invito a mi, Matsuyo y los chicos pero ellos... Bueno.

  — Entonces tu y tu madre diseñan ropa. — Dijo Matsuyo muy interesada en Kyousuke. 

— Así es. Realmente me heredo el gusto ella y ahora sigo sus pasos. — Continuaba hablando con ella como si el tiempo no pasara.

  — Que envidia. Mis hijos ni siquiera se preocupan de como estoy yo en todo el día. — Expreso seria hacia ellos.

Las masticadas de los hermanos eran fuertes y ruidosa, pareciera que lo hacían a propósito. Luego golpeaban fuertemente el plato con los tenedores y cucharas cada vez que Kyousuke abría la boca para hablar, como en señal que querían enterrarle todos los cubiertos en cada parte de su cuerpo cada vez que hablara.

  — ¿Quieres que te pase el cucharon, Osomatsu? — Pregunte tratando de evitar el silencio incomodo.

— No gracias. — Hablo con la boca llena de comida.

— No hables con la boca llena. — Ordeno irritada su madre cuando ya de por si estaba un poco molesta con ellos.

— Creo que yo iré a comer a mi habitación. — Menciono Ichimatsu mientras se paraba de la silla y tomaba su plato. — No me gusta comer junto a otras... Personas. — Resalto la ultima palabra.

  — Pero estamos comiendo sin ningún inconveniente. — Maldición, Kyousuke había abierto la boca muy pronto.

Recordé que cuando apenas nos conocíamos, ellos me mataban con la mirada o simplemente me querían agarrar de su objeto de burla, pero eso fue desde que vi como miraban de esa misma manera Kyousuke.

  — Te agradezco que hayas expresado tu opinión, Kyosuke pero no hables por todos, ya que la mayoría no estamos cómodos comiendo aquí. — Dijo Choromatsu con la servilleta en sus manos a punto de dejarla en la mesa.

— Si con esas estamos entonces vayanse a su cuarto, CASTIGADOS. — Matsuyo ya estaba molesta.

  — De acuerdo. — Accedió automáticamente Todomatsu y seguido los demás. 

Algunos dejaron su plato y otros se los llevaron pero al final los seis se fueron molestos de la mesa. Mire como subían las escaleras con pasos fuertes y duros, y como una puerta se cerro de un portazo.

  — ¿Dije algo malo? — Le pregunto a Matsuyo con la ceja arqueada.

— Tu nada, son ellos que son un poco... difíciles de tratar. — Quiso consolar al chico.

Más bien malcriados. Eso eran y era lo que más detestaba de ellos.

— Compermiso.

Deje la servilleta en la mesa y corri hacia las escaleras tan rápido como pude, con mi proposito de ver a los chicos y que no estuvieran tan enojados.

Escuche sus voces más fuerte en cada paso que daba y me di cuenta que estaban en la habitación de Osomatsu, hablando cosas de... ¿Sextillizos?

Me arme de valor y toque la puerta, entonces las voces cesaron.

— Eh... ¿Osomatsu? — Recite su nombre. — ¿Puedo...?

Comprometida con seis mafiosos. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora