¿Amor o Capricho?

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Esa misma noche los siete tuvimos una pequeña reunión en la sala de la mansión. Todos estábamos comiendo y bebiendo (Ellos Cerveza y yo una soda) mientras me enseñaban a jugar cartas pero aunque hicieron su intento yo no podía entender.

  — No puedo, no puedo. — Aventé las cartas en la mesa y ellos seis suspiraron.

  — Es fácil ______... — Osomatsu tomo mis cartas y luego las coloco en mis dedos. — Escúchame bien...

  — Ya déjalo así Osomatsu. — Dijo Karamatsu ya rendido. Tomo un sorbo de su cerveza.

  — Lo siento pero nunca tuve una afición por este tipo de juegos. 

  — Entonces en Pachinko no entenderías nada. — Sonrió Todomatsu.

  — ¿Pachinko? — Lleve una pequeña papa frita a mi boca.

— Nuestro lugar favorito. — Pareciera que ambos cantaban un coro.

Una risa salio de mi boca al verlos tan feliz de solo mencionar ese lugar, algo asi como cuando un niño habla de un parque de diversiones solo que mis niños se emocionaban por ese tal "Pachinko".

— ¿Que estamos celebrando? — Entro a la casa Kyosuke con el saco en su antebrazo y con su sonrisa.

— Estábamos celebrando de que por fin te habías ido pero lo arruinaste. — Ichimatsu le lanzo su típica mirada llena de veneno, casi literal, y Kyousuke solo sonrió alagado.

  — Solo pasamos el rato. — Dije. — ¿Como te fue?

  — No muy bien pero no me desanimo. — Tomo asiento alado de Osomatsu y el chico se hizo a un lado.

— Creo que no te ayude mucho. 

— No te eches la culpa hermanita. — Dijo con el afan de tranquilizarme.

— Es cierto, no es tu culpa ______. — Se unió Jyushimatsu al darme un abrazo. — Hiciste lo mejor que podías. 

Note que Jyushimatsu puso una mirada mas seria hacia Kyousuke pero mi hermano no le tomo importancia alguna, al contrario, seguía sonriéndome.

Minutos mas tarde, sin dejar de jugar cartas y comer, alguien toco la puerta. Nosotros miramos hacia la puerta y una ama de llaves fue a abrir la puerta; Lo que vi me bajo los animos hasta el piso, el momento entre mis prometidos y yo se habia ido al caño.

  — Hola Vírgenes. — Saludo coqueta Totoko. Traía un vestido rojo pegado con un "leve escote", y yo sabia que a los chicos les fascinaba eso. 

Mire a otro lado y Kyousuke me observo.

  — Hola Totoko. — Saludo normalmente Osomatsu, algo que el no acostumbraba hacer.

— ¿Que celebran? — Pregunto con una inocencia seductora pero los chicos no caían para nada.

  — Nada en especial. — Respondió Ichimatsu.

 Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, no podía darle crédito a la actitud de Osomatsu y sus hermanos. Totoko empezaba a darse cuenta que el ambiente no era al que se había acostumbrado por varios años.

  — ¿No me alagaran...? — Se sentó en la pierna derecha de Choromatsu.

  — No tenemos ánimos. — Con un leve salto de su pierna hizo que ella se parara.

Comprometida con seis mafiosos. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora