•Cielo azul.•

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La alarma que había colocado en mi celular no había sonado a la hora que establecí por lo que sí, me desperté tarde y llegaría igualmente tarde al colegio.

Tome el uniforme que como cada mañana estaba listo en mi armario colgado. Cambie mi ropa, cepille mis dientes y tome mi bolso para bajar corriendo las escaleras. 

  — ¡Buenos días Matsuyo! — Desee con rapidez mientras corría hacia la entrada.

— ¡______! ¡¿No vas a desayunar?! — Escuche su grito pero no suficiente bien.

Entre al auto que también me había estado esperando desde ya hace un rato y pedí que se apresurara lo mas rápido posible antes de llegar tarde a la primera clase. En el camino, revise si traía todos mis libros y cosas hasta que me percate de dos cosas: No vi a los chicos en la mañana y no les había comentado sobre el trabajo que Fumiko me había hablado, y al parecer ya deseaba una respuesta definitiva.

— ¡Tonta, tonta, tonta! — Golpee repetidas veces mi cara contra uno de mis libros.  

Ya era muy tarde lamentarse, ademas tampoco es que estuviera ansiosa de decirles que igual aceptaba el trabajo y menos a Matsuyo. Al final, seria un secreto mio pero lo único que me quedaba preguntar es que estaban haciendo en estos momentos.

El auto se estaciono frente a la entrada de mi escuela, agradecí por la espera y el haberme traído y así entrar corriendo hasta encontrar mi salón donde se daría la primera clase.

— ¡Aquí estoy! — Abrí la puerta casi a punto de caerme.

Lo que me encontré fueron a todos mis compañeros con sus respectivos amigos y las mías hablando sobre la mesa de la profesora como si el aula les perteneciera. Otros contestaban en sus celular y otros simplemente leían algo.

— ¡Por fin llegas! — Exclamo Kairi como si estuviera enfada. — Y algo despeinada...

— ¿No tendremos clases? 

— No, la profesora al parecer fue al hospital porque tendrá un bebe. ¿Lo recuerdas?

— Estábamos discutiendo si tendrá un niño o una niña. — Explico Kairi.

Gracias, al menos no todo estaba perdido y llegue tarde a la primera hora en la que la profesora se le ocurrió tener a su amado hijo.

— ¿Que tal con Todomatsu? — Me pregunto ansiosa Fumiko. Yo fui a mi asiento y coloque mi bolso.

— Ah... — En es mismo momento recordé lo que había pasado pero aunque ellas fueran mis amigas, me sentía avergonzada de decirles. — Solo caminamos...

— ¿Solo eso? — Pregunto decepcionada Kairi.

— Si, solo eso...  

Pero Fumiko reflejaba otra cosa en su mirada y era sospechosa. Quise evitarla a toda costa por un leve momento pero era insistente al ponerse frente mio.

— Estas mintiendo... — Dijo seria ante mi.  

Sabia lo que deseaba escuchar pero no cedí a su insistencia con su mirada y si ya lo hacia con los chicos, menos con ella pero supe como evitar todo eso y fue diciendo:

— Quería que fuera sorpresa pero ya que no me dejas en paz...

Las dos chicas se pararon frente mi y como dos pequeñas niñas me vieron con la esperanza de decirle algo romántico.

Comprometida con seis mafiosos. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora