Pizca de fe.

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Entre al auto de mala gana y quizas porque Todomatsu me aventó dentro de este con una fuerza que casi no conocía a menudo. Quien me atrapo fue Ichimatsu para que no dar contra la otra puerta.

  — ¿Así que te gusta retarnos? — Osomatsu volteo al asiento trasero donde yo estaba. — Y besarte con el estúpido doctor ese.

— ¡Yo no lo bese! 

— ¡Le diste un beso en la mejilla! — Grito Karamatsu ahora desde el asiento del conductor. — ¡¿No tienes vergüenza?!

No conteste, y es que en ese momento me sentía vulnerable.

Karamatsu puso en marcha su auto para irnos de una vez, detrás de nosotros iban Choromatsu y Jyushimatsu en otro auto de ellos.

  — Estas castigada, señorita. — Dijo definitivamente Osomatsu sin darme la mirada. Encendió un cigarro y lo fue fumando en todo el camino.

Llegando a casa, Matsuyo los recibió con mas amor del que estaban acostumbrados.

— ¡Mis adorados...!

— No hace falta, mamá. — Contesto Osomatsu antes de que su madre terminara la oración. Me tomo del hombro y me puso enfrente. — Fuimos a recogerla.

— Pero como...

— Ah, esta castigada para que lo sepas. — Comento Choromatsu. — Luego te daremos las cosas que tienen prohibidas.

— Chicos, no pueden ser tan crueles así con ella.

— Por supuesto, pero ella si puede irse a pasear con otro sujeto y no contestar nuestras llamadas. Eso esta bien. — Ichimatsu no tardo en mostrarse molesto. — Por favor, mama.

— P-Pero...

— No te preocupes Matsuyo. — Una sonrisa en mis labios apareció breves segundos . — No es  tu culpa.

Y era cierto, Matsuyo no tenia culpa de nada.

Los seis me llevaron hasta mi habitación y una vez que todos estábamos dentro, cerraron con seguro y quien se encargo de vigilar fue Jyushimatsu.

— ¿Sabes como me siento ahora? — Me pregunto Osomatsu mientras me rodeaba. Yo estaba sentada sobre mi cama sin saber que hacer.

— Molesto.

  — Molesto se queda corto. — Por fin de puso enfrente de mi. — Si no fueras tú, juro que estuviera matando en estos momentos.

— ¿Y que esperas Osomatsu? — Me arme por un momento de valor pero note que podia ser un error.

— Lo que faltaba, me respondes. — Sonrio pero no por que eso le diera alegria, mas que nada impotencia. 

— No haremos esto mas largo. — Choromatsu se metio a la pequeña pelea que tenia con Osomatsu. — Este sera tu castigo: No saldras en una semana mas que para el colegio, nosotros iremos personalmente a dejarte, no postres en lo que resta de la semana, solo puedes estar en casa y si necesitas salir para algo urgente uno de nostros tendra que ir contigo si o si. ¿Tienes una duda?

  — Si, ¿Tambien tengo que pedirles permiso para respirar?

— Que simpatica. — Choromatsu era sarcasticamente molesto. — ¿Quienes te meten esas ideas?

— ¿Que ideas?

— Desde que saliste del hospital te has vuelto un poco rebelde. — Comento Karamatsu mientras se sentaba a mi lado. — ¿Hay algo que te molesta?

Comprometida con seis mafiosos. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora