Casi un recuerdo.

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Me aburría en aquella habitación gracias a que no tenia mi celular y me comprarían uno en algunos días.

Solo pasaron unos dos días desde entonces, mas tarde que temprano Fumiko y Kairi le hicieron llegar la noticia, y alarmadas me dijeron que me vendrían a visitar cuanto antes tuvieran tiempo.

Veía mi pierna con ese yeso y levantada casi todo el día, me frustraba de alguna manera pero entendía que era por mi bien.

  — ¡Ya llegue! — Menciono su entrada Jyushimatsu con la bandeja de mi comida. Los seis se habían ofrecido a cuidarme junto con su madre y este día le toco a Jyushimatsu.  

— Gracias. — Estaba contenta de que la comida estuviera ya, pues me moría de hambre desde ya hace una hora.

El se sentó con mucho cuidado a mi lado y coloco la comida sobre mi para que pudiera comer. Jyushimatsu era muy atento conmigo y rara vez se distraía de mi (Por no decir que su madre era la que le decía que no me descuidara).

— Tu ojo ya no se ve tan mal. — Uso de ejemplo su mismo ojo.

Toque con mucho cuidado mi ojo y el dolor ya estaba por desaparecer. Eso me dió mucha alegría pero ver mi pierna no.

— Crei que se me iba a salir. — Comenté antes de llevarme el pedazo de gelatina mi boca.

— Eres tan linda. — Posó cuidadosamente su brazo sobre mis hombros y por un momento me recosté en su pecho. — ¿Fumiko y Kairi vendrán?

— Eso le dijeron a Todomatsu. Recuerda que no tengo celular.

— Te debes aburrir mucho, ¿Por que no ves la televisión?

— No me gusta nada. — Dije al recordar cómo pasaba los canales uno tras otro hace dos días. Me rendí de buscar algo y lo deje. — Choromatsu me dijo que me traería unos libros aunque no tengo muchas ganas de gastar mi vista.

  — Descuida, sabes que conmigo tu no te aburres. — Beso con dulzura mi nariz.

Matsuyo había tenido algunos asuntos por lo que tardaría por unas pocas horas y por eso mismo Jyushimatsu tuvo que cuidarme, pero si venian las chicas me sentiría mucho mejor de tener a mas personas a mi lado.

Terminando mi comida, quise descansar por un momento pero esto no se pudo cuando el doctor Kiyoshi llego a la misma hora de siempre. Al parecer Dekapa le había encargado algo de trabajo conmigo y no quería decepcionarlo ya que en el puso su confianza.

— Hola ______. — Me saludo como siempre tan tranquilo. — Hola Jyushimatsu.

— Hola... — Jyushimatsu lo saludo rápidamente para seguir abrazándome.

— ¿Ya te sientes mejor?

— Si, un poco. — Conteste con la esperanza a que me quitaran el yeso de mi pierna de una vez por todas pero me dijeron que tomaría mas que unos días.  

En los pocos días que estuve ahí, note nuevamente que los chicos se ponían muy serios cuando Kiyoshi venia a verme pero claro, no lo note al instante sino cuando Karamatsu no dejaba de mirarlo con cierto odio y disgusto cuando venia a hablar conmigo y ver como seguia mi recuperación. Eso fue con el, los otros cinco demostraban sus celos de manera diferentes y Jyushimatsu solo se limitaba a ponerse serio y no tener palabra con el.

— ______ yo... — Algo quiso decirme Jyushimatsu pero su celular sino desde su saco colgado cerca de la puerta así que tuvo que ir por el.

— ¿Cuando me quitaran este yeso? — Pregunte cansada de esa cosa ahí.

— Quieres recuperarte, ¿No?

— Si.

— Entonces no apresures las cosas. Si te quitamos el yeso como quieres a los dos segundos te volverás a caer y tu pierna empeorara. — Explico Kiyoshi mientras seguia escribiendo en su portapapeles. 

Comprometida con seis mafiosos. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora