XII: Magnificente

21 4 0
                                    

XII

Al ir pasando las horas me entra un hambre sin precedentes,  por todo el trayecto que hemos vivido tan solo en un día, casi se me olvida que soy humana y necesito alimentarme, son aproximadamente las 12 del mediodía, puedo calcularlo por la posición del sol. Mi estómago empieza a rugir tan fuerte que Asleen se da cuenta y de inmediato me dice:

— ¿Con que tienes hambre?

Me da un poco de vergüenza pero de igual manera respondo:

— Muero de hambre en realidad.

— Demos gracias en que el comedor recolectamos suficiente comida como para un par de días de no ser así tuviésemos que volver allí por comida.

Me siento más agradecida con eso, no quisiera regresa al comedor jamás en mi vida, esa escena donde aquel maniático casi intenta matarme, la muchedumbre corriendo hacia mí, esa vez pude resistirlo pero si tuviese que volver sabría que no tendría la misma fuerza. Me siento en el suelo mientras que Asleen saca de su bolso 2 pequeños panes redondos para mí, los recibo y me levanto para acercarme a un arbusto que había visto hace un rato, había unas especies de cerezas y decidí mezclarlas con el pan para darle más sabor, Asleen ve lo que hago y procede a hacerlo también, comenzamos a comer y enseguida me pregunta:

— ¿Cómo se te ocurrió hacer eso con las cerezas?

De inmediato un recuerdo pasa por mi mente, estaba en el mismo bosque donde me encontré con Asleen y estaba con mi Padre, tenía mucha hambre y faltaba mucho camino para llegar a casa, me empecé a quejar por el hambre que tenía y el saco 2 panes muy parecidos a los que tenía Asleen en estos momentos, luego se acercó a un arbusto y logro encontrar dentro de tantas hojas unas cerezas, las exprimió sobre el pan y me dijo:

— Degusta mi nueva creación "El pan a la Elaya"

Esas palabras fueron más que cautivadoras para tan solo una niña de 10 años de edad, que no sabía exactamente que quería hacer con su vida, una niña con miedo y que al final de todo no tenía un rumbo definido, quien diría que esa niña de 10 años tan insegura volvería a mi 13 años después. Finalizamos de degustar el pan con cerezas y al final Asleen me dice:

— No respondiste mi pregunta sobre el pan.

Vuelvo a la realidad y le digo recordando a mi Padre:

— A mi exactamente no se me ocurrió, fue a mi Padre y lo nombre: "El pan a la Elaya"

Asleen comienza a reírse por el nombre del pan supongo y con una sonrisa me dice:

— ¡Que viva El pan a la Elaya!

Yo rio estupefacta y respondo:

— ¡Que viva!

Ambos reímos un rato y el sol nos hacia una grata compañía mientras se iba desvaneciendo poco a poco. Sin darnos cuenta unas nubes negras comienzan a acercarse tapando por completo la hermosurea luz del sol, Asleen señala las nubes y dice:

— Una tormenta se aproxima.

— ¿Es bueno?

— Es perfecto.

Era perfecto, que cayeran millones de gotas de agua sobre nosotros, rayos, centellas, el viento llevándose todo a su paso.

— ¿Por qué es perfecto?

— El agua podrá ayudarnos a subir cuando busquemos la corona, no sabía cómo saldríamos exactamente pero ahora ya lo sé, como el clima de Zelenia es increíblemente definido, sé que esa tormenta traerá mucha agua provocando que Senzuele se le haga más difícil atraparnos y sobre todo permitiéndonos una salida segura.

La Regla Del Cristal Blanco™ [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora