II: Quebrantada

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II

¡Genial! ahora fui exiliada del único lugar que conocía como un hogar, perdí a mis padres y no tengo a nadie que se haga cargo de mí en otra ciudad ya que no existe, debo saber cómo resolver esta situación ya que no me puedo quedar con los brazos cruzados mientras me echan de mi hogar injustamente, pero lo único que pude hacer luego de haber recibido ese gran grito de la Reina fue bajar la cabeza.

La Reina fue aclarando detalles de mi exilio con los guardias que me acompañaban. Mientras que él chico mugriento se veía victorioso ya que tenía la vida completamente resuelta, yo lo único que podía hacer era quedarme parada mirando hacia él suelo deseando que me tragará la tierra para más nunca volver. La Reina al finalizar su charla con los guardias se volvió a sentar y abrió un pergamino con la decisión más concreta del juzgamiento, ella con una voz más tranquila que la anterior dijo:

— Que quede claro que él día de hoy se exilia a la joven en cuestión por tratar de colarse al reino de Alenia, como también de ser culpable de mentir ante la corte real, la forajida Elissa queda completamente exiliada de Alenia y será llevada de vuelta a su verdadero hogar en Zelenia acompañada de guardias sin más a que hacer acotación caso número 223 ha concluido.

Esas palabras fueron lo suficiente para hacerme soltar una que otra lágrima por más irrelevante que sea, sollozando solo pensaba en ¿Qué pasaría con Fenol?, ¿Será que podré sobrevivir en Zelenia? Y lo más importante ¿Qué pasará con él chico mugriento?

— Caso cerrado pueden retirarse—dijo como si hubiera terminado un capricho más muy segura de sí misma.

Uno de los guardias interviene y le dice a la reina:

— Su majestad ¿Qué pasará con él chico?

Bueno al menos espero que lo dejen vivir en mi casa y pueda cuidar a Fenol.

— Cierto casi se me olvidaba, él chico, ¿Cuál es tu nombre?

— Asleen Meliak su majestad.

— Bueno Asleen ya sabrás ¿Cuál es tu destino cierto?—efecto un movimiento de brazo hacia él.

— Claro su majestad seguir con mi vida en Alenia como hasta ahora—dijo con soberbia.

— Éstas equivocado.

— ¿P-Porque su majestad?—dijo con voz temblorosa, y sorprendida.

— De acuerdo a la norma número diez de La Regla Del Cristal Blanco, que yo misma impuse dice que TODOS los habitantes de Alenia tienen estrictamente prohibido socializar o entablar cualquier tipo de conversación con cualquier ciudadano de Zelenia o así mismo con exiliados, también eres culpable por atentar contra la seguridad de todos los Alenianos, tu sentencia no será la muerte ya que me conmovió tu historia de amor con esta joven tan malagradecida y haré una excepción, pero después de todo debes ser castigado así que simplemente se te exiliará.

Me quedé atónita por la decisión de la Reina, no pude evitar reírme un poco ya que él también salió perdiendo en él juzgamiento.

— ¿Cómo es posible eso?—dijo con una aparente rabia.

— La regla la impuse yo y nadie la puede cambiar tu mismo lo sabes.

— ¡Pero su majestad considere otra posibilidad!—tras esto apretó el puño con fuerza.

— No existe otra posibilidad señor Asleen, Las reglas se hacen para proteger a los ciudadanos y además como siempre digo: ¡Una lección jamás se aprende si no se empieza a pagar el precio!

Luego de esas palabras Asleen quedo tan asombrado como yo hace unos momentos, de verdad él karma si existe en esta vida. Seguidamente de que la Reina dijera la decisión nos sacaron de la sala y los guardias nos explicaron el procedimiento de exilio. Resulta que él exilio es bastante sencillo, debemos partir mañana a primera hora lejos de Alenia, por supuesto tenemos prohibido la entrada al reino nuevamente, no habrá más cristales en mi casa ya que sellaron el ducto al mismo instante que firmaron mi exilio por lo que... ¡Adiós magia! se nos tiene permitido llevar una que otra cosa a donde sea que iremos, básicamente era eso ya que no había tanta explicación ya que todos sabemos que es un exilió.

Salimos del castillo un poco más relajados diría yo, en realidad solo hablo por mí ya que Asleen está temblando más que una lavadora, los guardias nos acompañan a mi casa y se quedan en la entrada, supongo que debes ser para evitar que escapemos o hagamos cualquier locura como suicidarnos, Estábamos a las afueras de mi casa, una no tan grande para una familia pero si una inmensa para una sola persona. Con una fachada roja con tulipanes amarillos por fuera, el techo de pequeñas tejas de color blanco, el piso de baldosas de granito y la puerta hecha de madera negra de abedul.

Entre en ella, dejando a Asleen sólo y esperando tener al menos un momento tranquilo. Estar molesta no me ayudaría en nada así que simplemente me calme y recosté en mi cama para poder pensar.

¿Que podría hacer después de estar exiliada?, para más colmo estaba sola y yo sabía que pasaría igual que mis Padres que no pudieron sobrevivir. Recostada en mi alcoba; recuerdo esa vez que mi Madre fue exiliada, ya se había impuesto la regla hacía pocos meses, la atraparon de igual manera como me atraparon a mí, solamente que ella estaba ayudando a un niño y yo ayudando a un chico que pensé iba a hacer cualquier locura conmigo. Fue juzgada igualmente por Iliana y mamdada al exilio, yo llore como nunca ya que sabía que todo no iba a estar bien a pesar de que ella me decía que todo iba estarlo, esa noche no había ni una estrella en el cielo y estaba vacía exactamente como yo me sentía, mi Padre estaba aún peor, solamente que él no se quedó sin hacer nada como yo, el decidió ir con mi Madre ya que después de todo al casarse juro estar con ella en las buenas y en las malas. Recuerdo sus palabras al momento de dejarme sola, el me coloco sus dos manos una en cada hombro y me dijo cara a cara con bastante sutileza que al mismo tiempo tenía una severidad tan grande como si fuese un regaño:

— Mi querida Elaya, sé que es duro pero no es el momento para estar triste ni mucho menos de rendirse.

Yo solo podía entablar muy pocas palabras mientras lloraba:

— ¡Quiero ir con ustedes!

— No quiero que desperdicies tu vida por culpa de nosotros querida- dijo eso mientras me acariciaba el cabello, me encantaba que hiciera eso y él lo sabía.

— Solo quiero estar con ustedes.

— A veces no se puede obtener todo lo que uno quieres hija mía, por eso desde el comienzo no estuve de acuerdo con La Regla del Cristal Blanco, nos llenaba de egoísmo, nos hacía menos humanos y por supuesto estábamos como unos vagos todo el día, siendo inútiles y yo sé que no fuimos creados para eso.

Tan sabio como siempre mi Padre nunca estuvo de acuerdo con esa regla por lo mismo, nunca le puso buena cara a ella pero como era una regla impuesta por la realeza no podíamos hacer nada.

— Prométeme que estarán bien— dije sumida en mi inocencia.

— Elaya no te puedo prometer algo que sé que no voy a cumplir— dijo acariciando mi pelo.

Esas palabras hicieron que mi corazón se ahogara más de lo que estaba y solo quisiera morirme, ¡¿Cómo los seres que me dieron la vida podrían irse sin más?!

— ¡Eres demasiado egoísta!—solloce por la impotencia.

— Sé que soy egoísta, sé que pienso más en mi beneficio como persona que como padre, sé que debería quedarme contigo, seguir viéndote crecer, pero ¿Tu de verdad quieres que me quede en un lugar que no quiero estar?, ¿Dónde no tengo a tu Madre que es una de las personas que más amo en el mundo?, si es así dímelo y yo me quedo pero ya no sería yo el egoísta, serias tú.

Era cierto, no iba a obligar a mi Padre a quedarse, no podría soportarlo dos minutos enojados y mucho menos triste, así que lo mejor sería que él se fuese con Mama. Lo abrace y deje que se fuese con los guardias y antes de que yo pudiese soltarme me dijo en el oído con extrema dulzura:

— Te Amo mi querida Elaya, no lo olvides tú eres la mezcla de lo mejor de tú madre y yo, siempre serás Ella y Yo en una sola persona, siempre serás Elaya.

Después de eso no recuerdo una vez que haya llorado tanto como ese día, esas palabras fueron las que hicieron que yo simplemente me quedara Quebrantada por dentro.

La Regla Del Cristal Blanco™ [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora