XVI Justicia Profunda

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XVI

Estar con Asleen era una de las cosas que jamás habían pasado por mi mente, aunque estaba claro que me estaba mintiendo a mí misma. Era claro de que lo había pensado, que lo había sentido y hasta lo había querido, pero en mi interior el odio y el amor que sentía por el estaban en medio de una batalla y era el amor el que estaba ganando. No creía posible de que me estaba besando con la persona que me había sacado de mi hogar, aquella que le mintió a la Reina para su propio beneficio, que no le importo que hicieran conmigo y mucho menos lo que yo sintiera. Debía recordarme algo, era gracias a él que me vuelto más fuerte, por él es que estoy de vuelta en mi hogar, por él es que me envolví en una aventura donde mi verdadero objetivo no era romper la regla ni mucho menos volver a mi hogar, era simplemente era estar con él.

 Debía recordarme algo, era gracias a él que me vuelto más fuerte, por él es que estoy de vuelta en mi hogar, por él es que me envolví en una aventura donde mi verdadero objetivo no era romper la regla ni mucho menos volver a mi hogar, era simplem...

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Aunque no lo quisiera admitir era más que claro lo que yo sentía hacia el pero ¿Él lo sentía por mí?, interrumpí ese momento con él, despegue esos labios jugosos lo mire a los ojos y dije:

- ¿Siempre sentiste lo mismo que yo?

Asleen se ríe y con una cara coqueta me dice:

- Por supuesto Elaya, para Antón no eras más que una llave con piernas, aunque para mí al principio lo eras pero, tus pensamientos tan diferentes a los míos, tu cabello, tus ganas de intentarlo fueron los que me hicieron verte con otros ojos.

Me sonroje de inmediato, hablar de esto con Asleen era incomodo, pero a pesar de que quisiese evitar esta conversación era necesaria y al fin y al cabo quería tenerla. No fue el que se acercó a mí, yo fui la que dio el primer paso esta vez, nos empezamos a dar un festival de pasión en la sala de la que antes era mi casa, nos fuimos moviendo hasta llegar a mi habitación donde ya no se encontraba ni la cuarta parte de los muebles, seguramente los guardias desaparecieron la magia de los cristales de mi casa. El polvo se estaba formando poco a poco, pero eso no nos importó, queríamos estar juntos en ese momento y créanme que estar con él en el piso no me importaba. El piso de mi habitación estaba frio, las ventanas estaban cerradas y no había tanta luz en mi cuarto, todo estaba vacío por donde fuera, pero nosotros no estábamos vacíos para nada, el me complementaba a mí y yo lo complementaba a él, a pesar de nunca poner en claro nuestros sentimientos como ahora pareciera que lo nuestro fuese desde hace mucho tiempo. Asleen empezó a acariciarme el cabello, me hacía muchas cosquillas y como un elevador fue bajando a través de mi espalda, solté un pequeño gritito como de un gatito y él me calmo con unas palabras cálidas como una taza de café recién hecho.

- Tranquila no iremos tan deprisa.

Me conocía tan bien a pesar de que no llevábamos mucho tiempo juntos, el calor estaba aumentando entre nosotros, ya no sentía el frio del piso solo lo sentía a él, sus caricias, sus palabras dulces, sus besos, no quería que nuestro momento fuese interrumpido, quería que fuese eterno como el sol, como las estrellas incluso como el espacio sideral pero fue interrumpido muy ingratamente. Escuche a alguien intentando acabar con la puerta principal, me separo de Asleen y con extremo miedo le digo:

- Están afuera.

El escucha por un momento y se da cuenta de que tengo razón, me hace seña de que bajemos la voz y empezamos a susurrar.

- ¿Qué están buscando?

- Seguramente al volver la luz quedo registrado cuando entraste nuevamente a Alenia.

Claro, cuando pase estaba mi nombre y una foto, estaba más que claro que quedaría en el registro, me empiezo a poner muy nerviosa, si no hacemos nada sé que me mataran, la regla lo estipula, me preocupa que no podamos enfrentarnos a la Reina y lo que más me preocupa es no volver a tener un momento así con Asleen. Mi miedo y preocupación empiezan a crecer como una flor en primavera, veo a Asleen y comienzo a agitarlo y susurro.

- ¿Qué hacemos?

- No podemos hacer nada, seguramente nos vuelvan a llevar con la Reina y nos maten.

Si la Reina nos ve estaba bastante claro de que nos reconocería de inmediato, aplicaría una mediada más severa y podría apostar cualquier cosa que no terminaría en un final feliz. Escucho la puerta derrumbarse por completo, oigo pasos y es más que obvio que empiezan a buscarnos, antes de que nos encuentren nos colocamos de pie para cualquier maniobra loca que se nos ocurra, pero dudo mucho que podamos contra todos esos guardias. Tres guardias entran a mi habitación nos señalan y con un grito le avisan al resto.

- ¡Está aquí! ¡La encontramos!

Al parecer no nos buscaban a ambos, estaban específicamente buscándome a mí, seguro por lo del registro, Asleen se arrodilla, se coloca las manos y dice.

- Nos rendimos, pero antes exijo ver a la Reina.

- Ni lo sueñes, irán de inmediato a tener una cita pero con la muerte.

Ya nos habían descubierto, ya se enteraron de que Elissa no existía, que en realidad siempre fui Elaya, que yo era la exiliada y que nadie podía cambiar eso.

Más atrás de ellos entro un guardia más alto que todos los que se encontraban en mi habitación, sin duda alguna era el Jefe de todos ellos, era más corpulento en sus ojos se podía apreciar de que era firme y sin duda lo era. El Jefe de los guardias miro a todas las personas que se encontraban en la habitación, con sutileza pero al mismo tiempo con cierta pizca de superioridad, sus ojos eran de un tono negro, los ojos más negros que había visto en mi vida, perpetraban a cualquiera, sobre todo a mí en ese momento. Finalmente con la cabeza en alto se aclaró la garganta y dijo:

- ¿Desean ver a la Reina?

Asleen enseguida respondió con un tono de respeto:

- Es lo único que pedimos.

- Se les será concebido.

El resto de los guardias comenzaron a quejarse y el que entro primero a mi habitación dijo:

- Pero jefe Asterdón según La Regla del Cristal Blanco, si vuelves después de un exiliamiento debes ser condenado a la muerte.

Asterdón nos miró, luego se volteo a la dirección del otro guardia y con superioridad dijo:

- En eso tienes razón, pero algo que no saben de la regla es que al ser condenado a la muerte todo condenado tiene el derecho a un deseo.

Por supuesto, el deseo de mis Padres pidieron que alguien viniera al menos una vez por semana para ver que estaba bien, o que al menos estaba viva, al principio si asistían pero al cabo de unos meses no volvieron a venir. El guardia quedo petrificado con la respuesta de su Jefe, solamente se dio la vuelta y salió de mi habitación, los otros dos guardias se encargaron de esposarnos, dejamos que hicieran todo su proceso con tranquilidad, no queríamos causar problemas y que luego nos quitaran la potestad de aquel deseo.

Salimos de mi habitación, con el jefe Asterdón al frente y el resto de los guardias se encargaron de rodearnos para encerrarnos en una especie de cruz, Asleen no decía palabra alguna, ni siquiera lo veía en ese momento, el solo se estaba aferrando a su bolso, teníamos la corona allí y supongo que no quería que la tomaran, claramente era la mayor prueba de todas y por nada del mundo la perderíamos. Estaba pensando en que pasaría al ver a la Reina, ¿Que tenía planeado Asleen? recordé cuando estábamos en la misma circunstancia cuando fuimos a ver a la Reina por primera vez, de seguro Asleen está tramando algo como lo hizo ese día. La llegada al castillo se me hizo bastante larga con tantas cosas en mente, pensé que podrían deshacernos de nosotros y al final de todo nadie lo sabría, nosotros teníamos información valiosa, pruebas en contra de todo el reinado de Iliana, ella muy fácilmente podría deshacernos de nosotros y todo eso moriría con nosotros. Al fin llegamos al castillo, todo tal cual como lo recordaba, solo que esta vez no tenía la preocupación de que me exiliaran, tenía la preocupación de que acabaran conmigo, no quería que todo nuestro esfuerzo fuera en vano, quería que todo lo que habíamos hecho valiera la pena para terminar con todo el sufrimiento de los Zelenianos, terminar el ocio de los Alenianos y que existiera una Justicia Profunda.

La Regla Del Cristal Blanco™ [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora