XVII: Un Juicio Real

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XVII

La justicia es algo que debe existir en cada rincón del mundo, ante el ojo humano es algo que no debe cuestionarse, la justicia debe estar presente ante todo momento y estaremos ante los ojos de ella en pocos instantes. Allí estábamos frente a los ojos de la justicia, Iliana, al vernos claramente nos reconoció, nuestro caso seguramente se le fue imposible de olvidar y de seguro nos tratara peor que la última vez. Mirarla de frente a frete fue algo inédito, su vestido azul celeste era algo tímido, pero ella le daba su forma, su lugar, lo hacía ser de ella, los pliegues a los costados eran parecidos a unas rosas y sin tiras para dar un toque extra, su cabello formado en una sola cola compuesto por una crineja y decorada por flores, su piel blanca en la que con la ayuda de la luz se le veía tan suave como las plumas de un pavo real. Acompañada por dos guardias detrás de ella, se levantó de su trono y enseguida con un grito nos mostró exactamente como le hacía sentir nuestra presencia:

— ¡¿Qué hacen ellos aquí!, ¡Están exiliados!, ¡Llévenselos y ejecutenlos!

Asterdón intenta calmarla y le empieza a explicar la situación.

— Tenemos pruebas de que volvieron de Zelenia.

— ¿Cómo pudieron volver?

— No lo sabemos su majestad, lo único que sabemos es que sabotearon el sistema de seguridad para poder pasar.

— ¿En serio?

— Si su majestad, cortaron la electricidad del escáner y pudieron pasar, pero hay algo un poco extraño en toda esta situación.

— ¿Qué es lo extraño guardia Asterdón?

— ...Que según el historial del escáner ella es Aleniana, el chico es el que es Zeleniano.

Iliana quedo asombrada, mientras que veía un panel donde se encontraba el historial del escáner, no podía creer que se había equivocado, respiro profundo y se dirigió hacia nosotros. Su mirada antes se encontraba frente al jefe Asterdón, pero ahora estaba postrada sobre nosotros, seguramente haciéndose millones de preguntas y de seguro nos pediría respuestas. Iliana se acercó a mí me tomo de la mano y me dio una vuelta, me pareció bastante extraño a decir verdad, y de seguro mi mirada debió decir ¿Qué haces?. Se acercó a Asleen y por fin se dignó a decir palabra, fueron palabras un poco más calmadas aunque se sentían que detrás de todo eso había una ira escondida.

— Entonces ¿Tu historia era falsa?

Asleen no pudo hacer más que tragar saliva, no respondió y con un movimiento de lado a lado de parte de su cabeza fue suficiente respuesta. Iliana seguía mirando a Asleen con una impotencia indudable, posteriormente se acercó me tomo otra vez la mano y me dijo:

— Lamento por haberte hecho pasar por aquello, me creí aquella patética historia, sé que debió ser difícil ir a Zelenia y volver pero recuerda que tú rompiste la regla y por eso tuve que condenarte.

Era lógico que me hubiese condenado anteriormente, pero ella no me creyó en su momento y lo único que hizo fue prestarle atención a la absurda historia de Asleen que fue la que nos trajo aquí nuevamente. Iliana no dijo más palabras hasta que se sentó en su trono, tomo un pergamino tal cual como la última vez, escribió un poco y luego anuncio con voz potente.

— Se retoma el caso número 222 cambiando por completo el veredicto, la señorita acá presente.

Pensó un momento algo y luego dejo escapar palabra:

— ¿Me dices tu nombre?, después de todo ya sé que no es Elissa.

Esas palabras fueron acompañadas con una mirada odiosa a Asleen, el miraba el suelo como deseando que se lo tragara, ahora los papeles estaban invertidos, ahora era a mí a quien Iliana le creía y él era el mentiroso. Con tranquilidad respondí enseguida.

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