XVIII: Verdad Mostrada

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XVIII

Hace mucho tiempo antes de que Alenia existiese, se creó unos juicios llamados "Juicios Reales", estos implican a la realeza en ellos, ya sean Reyes, Príncipes, entre otros... Las normas de este juicio que lo hacen tan especial es que no hay un juez como tal, es la población quien elige al culpable, el juez solo muestra los hechos pero si podrá opinar y calmar a la multitud si es necesario. Me sorprende de que Asleen sepa de estos juicios, pero ya son tantas las cosas que sabe que ya ni me molesto en preguntarme de donde las sacas. El demandante siempre es un poblador, el demandado siempre es una parte de la realeza, nunca se ha visto un juicio donde los dos litigantes sean de sangre azul, aunque sería algo sumamente extraño si llegase a ocurrir.

El ganador del caso se le otorga un deseo (bastante conveniente para avanzar la historia) en este caso Asleen quiere que Iliana se vaya y quedarse con el Reino y el cristal, normalmente la realeza es la que gana estos casos, los pobladores que demandan a la realeza siempre son asesinados y más en este caso que Asleen aposto con Iliana. Me entro un nervio bastante fuerte en el cuerpo, me dieron nauseas pero respire un poco para que se me fusen pasando. Desde las palabras de Asleen no se dijo nada más, Iliana acepto por completo las condiciones del juicio, no había vuelta atrás, si Asleen perdía debía despedirse de su vida, del mundo y sobre todo de mí. Los guardias nos escoltaron por los pasillos del castillo y llegamos a la entrada, atravesamos una gran puerta de cristal y afuera del castillo había un auto esperándonos, era un diseño nuevo, tenía cuatro puertas, no era ni tan grande ni tan pequeño, era de color gris, el techo era bastante alto e iba conducido por uno de los guardias. Los guardias nos abrieron la puerta mientras amablemente decían:

— Pasen adelante y pónganse cómodos.

Es curioso que pasemos de ser tratados como perros a que nos traten como seres importantes. En el camino evite hablar con Asleen, solo quería pensar en lo mucho que había pasado en los pocos minutos que duramos allí, pensaba en lo del juicio y la condena de Asleen si perdía, lo peor del caso es que debía apoyarlo como él lo ha hecho hasta ahora, sería muy malvado de mi parte si no lo hiciera. El auto era cómodo, Asleen y yo íbamos en los puestos de atrás, otro guardia era chofer y Asterdón iba de copiloto, el silencio era parte del ambiente, nadie decía, opinaba o siquiera había una pizca de sonido, si acaso solo se escuchaba el auto.

El silencio fue interrumpido por el radio que se prendió solo, todos los radios de Alenia tienen ese poder, al igual que los teléfonos, televisores o cualquier medio de comunicación electrónico, se activaban cuando la Reina hacia un anuncio y era más que necesario escucharlo ya que después de todo es nuestra soberana, en la radio se escuchó a Iliana anunciando el juicio con voz victoriosa, era claro de que estaba confiada pero yo sabía exactamente de que el juicio estaba más que ganado con las pruebas que teníamos a nuestro favor. Desde la primera palabra de Iliana se detectaba lo engreída que era.

— "Queridos Alenianos míos, hoy habrá un Juicio Real, la razón es casi indescriptible con palabras":

Todo eso con sollozos acompañados, era algo bastante falso a decir verdad pero hasta los guardias se lo creyeron y estuvieron en la habitación donde ocurrió todo.

— "Hoy se realizara el juicio en la plaza central llamada igual que mi difundo Padre, Ilesito V, la asistencia es obligatoria, ya que después de todo son ustedes mi pueblo los que con su veredicto me sacaran de todo esto, tienen el poder de aclarar la verdad, de decir lo que piensa y sobre todo de salvarme a mí su Reina, su amiga y quien los ama a cada uno por igual".

Era obvio de que estaba usando la manipulación para que la ayudaran, los Alenianos estaban de su lado y de seguro por miedo o por devoción a Iliana condenaran a Asleen. La Regla del Cristal Blanco estaba en nuestra contra, todos amaban a Iliana desde que la creo, por ese simple hecho ya tenemos una desventaja, a pesar de que Asleen creyera en el pueblo yo sé que ellos apoyaran a Iliana, debe tener un argumento demasiado profundo para lograrlo o sino que se despida de todo lo que hicimos. La radio se apagó y el silencio volvió, llevaba rato mirando por la ventanilla a la gente, ellos eran quien tenían la posibilidad de salvarnos, de hacer que hubiera justicia y que volviéramos a una sociedad independiente tal como me la contaba mi Padre. Asleen me toca la rodilla con su mano, me volteo y lo veo, en su cara no se reflejaba ni una milésima de miedo, estaba seguro por completo, yo mientras tanto era un manojo de nervios, me basto ver su cara para comenzar a calmarme, pero con sus palabras fue más que suficiente para lograrlo.

— Tranquila Elaya todo saldrá bien.

Era una de esas pocas veces que él me llamaba Elaya, era algo que siempre existía en nuestras conversaciones y del cual nunca sabré el motivo. Por fin llegamos a la Plaza Ilesito V, había un montón de gente a los alrededores, iban llegando de poco a poco, todos llevaban ropa completamente distinta, algunos iban con sus mejores trajes o vestidos, mientras que otros parecen que siquiera se preocuparan en ponerse ropa. El auto se estaciono en una parte especial, estábamos frente a un escenario, los guardias se bajan del auto y nos abren la puerta, bajamos y en nuestros pies se encontraba una alfombra de color azul como el de la bandera de Alenia, ¿Esto era un juicio o una entrega de premios?, me irritaba que hicieran estas cosas para un momento donde tiene que haber seriedad, todo era una farándula y seguramente fue idea de Iliana. Los guardias comenzaron a escoltarnos, llegamos al escenario y ahí estaba Iliana en un pódium del lado izquierdo, en el lado derecho el pódium estaba vacío, me imagino que ahí es donde debe ir Asleen. El escenario tenia luces por todos lados, había camarógrafos por todos lados grabando cada momento para ponerlos en el noticiero del día siguiente, seguro creen que Iliana ganara y por ello están documentando todo, pero yo estoy más que seguro de que eso no pasara. En el suelo estaba la misma alfombra de afuera con cientos de cables al costado, los pódium estaban de espalda al público y frente a ellos habían dos columnas de piedra de color blanco, en el centro de las columnas estaba un asiento que ese encontraba bien alto donde estaba un señor viejo, era el juez, usaba peluca blanca, se veía bajito ya que le costaba llevar sus brazos a la punta del estrado, tenía un bigote frondoso del mismo color de la peluca, su piel era muy pálida, incluso más que la mía, usaba lentes grises y llevaba puesta una toga negra bastante oscura. La multitud estaba contraída por unas vallas metálicas pero que de igual manera les permitían ver pero no pasar, todos se nos quedaron viendo al entrar al escenario, con odio, con misterio, de innumerables formas, Asterdón y el guardia que conducía acompañaron a Asleen al pódium, mientras que dos guardias que salieron de la nada me llevaron a un asiento donde podía ver todo. Antes de que nos separaran Aleen me dio un abrazo rápido y me dijo.

— Estoy preparado para esto no podrán conmigo.

Detrás de esas palabras existía una sed de justicia indudable, quería acabar con Iliana, yo sabía que podría y con una sonrisa le demostré que confiaba en él. Al tomar asiento los ministros Alenianos se sentaron a mi lado, no recordaba sus nombres ya que no me importaban mucho, pero se reconocían para que cargo estaban asignados por las placas que llevaban, el que estaba sentado en la punta derecha llevaba una placa con una hoja plateada, era el Ministro de Ambiente, a mi lado derecho estaba otro que llevaba una placa con unas pistolas, era el Ministro de Guerra, este tenía algo peculiar ya que llevaba un arma cargada en su pantalón, cosa que ninguno de los otros poseía, mientras que en mi lado izquierdo estaba uno que llevaba una placa que tenía un castillo muy hermoso, supongo que era el Organizador del castillo, y en la punta estaba finalmente uno que llevaba una placa con un pequeño auto, era el Ministro de Transporte.

Todos ellos ni se preocuparon en siquiera mirarme, estaba sentada allí ya que Asleen se lo pidió a Iliana y ella concedió la petición, me sentí por un momento como una celebridad por sentarme con gente tan importante, yo estaba mal posicionada en la silla, estaba encorvada, mientras que los ministros estaban completamente erguidos, parece que el Organizador del castillo le molesto mi postura ya que me toco la espalda y de manera de consejo me dijo.

— Siéntate derecha Querida, así serás una excelente Dama.

Le hice caso y le tire una sonrisa tímida como señal de agradecimiento, pero lo que menos me preocupaba ahora era mi postura, me preocupaba Asleen ya que el juicio estaba por empezar. El Juez se levantó, con su mazo le dio a su asiento y dijo con un tono de voz como personaje de alguna película de misterio.

— ¡Que comience el juicio real y que sea el cristal que nos ilumine a la verdad!.

La verdad era algo que tenía que ser mostrada finalmente y era en este momento, en este lugar que por fin seria Mostrada.

La Regla Del Cristal Blanco™ [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora