I: Exiliada Hasta El Fin De Los Tiempos

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I

Como olvidar esa mañana, cuando desperté, me estire por completo, mi cuerpo se sentía relajado y aseguraba ser un gran día con muchas ambiciones, apenas levantándome de la cama, tras una mirada rápida al espejo para cepillarme los dientes y dar una rápida cepillada a mi enredado cabello carmesí. Me asome por la ventana y observe unas grandes nubes negras que rodeaban por completo el cielo de Alenia.

Alenia la gran nación donde la naturaleza reinaba y las grandes construcciones solo se limitaban al palacio de la realeza. Sabía que debía quedarme en casa, como constantemente lo hago ya que al ser una Aleniana no tengo que preocuparme por estudiar o siquiera trabajar, tenía los cristales prestados por la regla así que no hacía nada.

La gente de Alenia normalmente se quedaba en su casa y vivía con suma tranquilidad, salían si necesitaban algo que el cristal no pudiese darles, pero del resto permanecía el resto del día en sus casas como especie de un parásito.

Recuerdo bien cuando mi Padre me decía lo mal que le parecía esa regla todo el día todos los días, siempre levantaba el dedo índice y decía con suma seguridad:

«La gente nació para trabajar y ser productiva no para quedarse todo el día en casa y hacer el papel de un mueble»

Mama y yo solamente podíamos asentir siempre que decía esto, ya que él estaba muy seguro de lo que decía y nadie quería llevarle la contraria, aunque por mi parte siempre compartí ese pensamiento con mi padre y agradezco que me haya inculcado esa mentalidad. Supongo que de tanto escucharlo de él ya lo tomo como lo correcto.

Pero de igual forma amaba a mi Padre por sus pensamientos e ideologías, ya que sabía que personas como el quedaban pocas. Siempre me parecían fantásticos los momentos donde él llegaba a casa de trabajar en su laboratorio, mayormente acompañado de una sonrisa, yo me quedaba con mi Madre en casa y no hacía mucho en realidad, había llegado hasta 4to año de preparatoria y lo único que hacía era leer todo el día y esperar a que mi Padre llegara para darle un inmenso abrazo.

Muy pocas personas trabajan en Alenia, entre ellos la gente que nació en el palacio que le había jurado su completa lealtad al reino o a sus líderes, y al mismo tiempo existía otras personas que solamente lo hacían porque le gustaba, no les pagaban ni obtenían beneficios de ello ya que el cristal te proporcionaba todo aquello que pudieses necesitar, gente como mi Padre eran los que hacían aquellas labores, los tildaban de ridículos e innecesarios, muchos tomaban muy en serio lo que decían pero mi Padre siempre respondía:

«Una persona que haga el papel de un mueble jamás podrá juzgarme por lo que soy o haga»

Mi Madre también trabajaba, aunque lo hacía en casa cosiendo hermosos vestidos que para mi gusto no iban para nada, siempre me parecieron de princesa y nunca me vi como una. Desde que se impuso la regla mi Madre hablaba poco ya que su mayor actividad era estar todo el día en casa con innumerables pedidos, cosa que ya no pasaba ya que con la magia del cristal deseabas grandes vestidos tal cual como lo querías si lo habías observado y siempre eran perfectos.

Me imagino que ella debe sentirse inútil y triste pero nunca me demostró cómo se sentía en realidad y aún despues de su partida, sigo pensando porque no me dijo nunca esos sentimientos. Al momento en el que camine un poco afuera de mi casa y vi ese muro que siempre se encontraba ahí desde hace unas semanas, que me hacía recordar en donde estaba. El gran muro que remarcaba las reglas, que hace poco existían.

Cuando volví a apreciar el cielo vi que el agua parecía infinita, no paraba de caer del cielo, veía a personas correr de la lluvia, también vi a unos cuantos bañarse en ella en camisetas u cualquier prenda de ropa, agradecía que no estuvieran desnudos ya que si no tendría que pagarle a un psiquiatra y los cristales no pueden crearlo. Vi s un grupo de animales que reposaban en un gran roble que se encontraba no muy lejos de mi casa, Fenol mi gato estaba bastante asustado al contrario de los animales del roble que estaban bastantes serenos, mi gato Fenol lleva toda su vida conmigo es un gato no muy activo así como la mayoría aquí me recuerda a un leopardo por su color amarillento, aunque a diferencia de un leopardo el ama la compañía y le encanta juguetear con cualquier cosa que se encuentre a su paso, no pude evitar mirarlo con un poco de lástima y decirle con una voz dulce:

La Regla Del Cristal Blanco™ [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora