La llegada de sus tíos trajo para Candy una triste noticia.
—No puedes estar hablando en serio, papá.—dijo la niña con los ojos cristalizados.—No puedes hacerme ésto.
— Lo siento, pequeña. Lo hago por tu bien.—dijo su padre muy serio y seguro.
—Es por mamá, ¿no es así? No soportas que me parezca a ella por eso quieres deshacerte de mi.
—Candy...
Con todo el dolor del mundo, la pequeña salió del despacho de su padre envuelta en llanto. Topándose con su tía en la puerta.
—Buen d... ¿Candy, qué sucede?—preguntó la mujer pero ella no le respondió.
Entró al despacho y encontró a su cuñado sentado en el sillón de cuero que estaba cerca del gran ventanal. Con los codos apoyodos en la rodilla y la cabeza sujeta entre sus manos.
—Permiso...
—Adelante.—dijo sin levantar la cabeza.
—Ya se enteró ¿No es así?—él asintió.— Iré a hablar con ella.
—No la vas a encontrar. De seguro se fue al lago.—dijo enderesándose.
—Lo intentaré.
—Sabes que es por su bien, verdad?
—Si. Déjame hablar con ella tal vez pueda hacerla comprender.
...
Después de haber recorrido toda la casa y el jardín, Amelia reparó en una mancha blanca en lo alto de un árbol, cerca del lago, tal y como lo predijo su cuñado.
—¡Aquí estas por fin!—exclamó recuperando la respiración.
Lamentando no haber encontrado un escondite mejor, se esforzó por sonreír.
—¿Quieres hablar?—la niña le respondió negando con la cabeza.—Esta bien. Si no quieres que hablemos... ¿Te molesta si me siento aquí?—ella se encogió de hombros. Así que tomó ese gesto como un si.
Tomó asiento bajo la sombra del gran arbol.—Es un bonito lugar. Me recuerda a cuando era niña. Solía sentarme horas y horas leyendo bajo un árbol viejo, en nuestra casa en Escocia.—la niña la miró.—¿Sabes? Tu madre era tan parecida a ti.
—¿Mamá?—dijo la pequeña.—Papá siempre dijo que mamá fue toda una dama. Y la más hermosa y elegante. No sé en que pueda parecerme a ella. No visto a la moda y cualquier cosa que me pongo me queda mal. Además mi pelo es un desastre y ni hablar de mis pecas en mi nariz. Sumarle a que soy demasiado flaca y plana. ¿En qué podría parecerme en esas condiciones?—bajó y se dejó caer al suelo, al lado de su tía.
—Emily siempre fue la más rebelde de las dos. Le gustaba treparse de los árboles más altos y observar el atardecer.—dijo con nostalgia.—Fue la más inquieta y la que en más líos se metía.—sonrió.
Candy observaba atentamente a su tía. Era sin duda una mujer hermosa al igual que su madre, sólo que su cabello era más bien un castaño más claro que rubio. Pero tenían el mismo color de los ojos, verdes.
—No me imagino a mamá trepandose en los árboles.—dijo con una sonrisa.
—Fue así como conoció a tu padre.
—Cuéntame tía.
—Estabamos de vacaciones de verano cuando nuestros padres nos mandaron a la villa. Era un lindo día y decidimos con Emy y otras amigas ir de camping. Habíamos llevado varias cestas con frutas y pastelitos hechos por nosotras menos, mi hermana que era un desastre en lo que a cocinar se refería.—ambas rieron.— recuerdo que Emy se había trepado a un árbol muy muy alto, tanto que le dió miedo bajar. Nosotras la animabamos desde abajo pero ella había entrado en pánico.—dijo levantado una de sus cejas.—fue ahí cuando un joven muy guapo, rubio y bien portado se acercó hacia nosotras y preguntó que había pasado. Le explicamos lo que sucedió y luego miró a Emy y comenzó a reír mucho. Tanto que tu madre, molesta por la risa burlona de Albert, rechazó su ayuda y bajó como pudo, y en lo mejor que se acercaba al final resbaló cayendo en los brazos de tu padre. Fue una escena muy graciosa. Desde ese momento el quedó prendado de ella. Le costó trabajo hacer que Emy le hiciera caso.

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Corazón Indomable
FanfictionUna linda historia de amor de dos jóvenes aventureros, unidos por el destino y el deber. Ella será un completo desafío para él, un aristocrata rico, poderoso y arrogante.