Estaba sentada en una mesa con varios volúmenes a mi alrededor, había un completo silencio a mi alrededor solo roto por el rascar suave de las hojas al pasarlas. Sentí que alguien me miraba y levanté la vista, a solo unos centímetros de mi cara el rostro de Irifael me contemplaba con intensidad...
- ¡¡¡La madre qué te parió!!!! - grité mientras me echaba para atrás por el susto y me caía al suelo con silla incluida. Vi como Irifael saltó encima de la mesa quedándose en cuclillas sobre ella sin hacer ningún tipo de ruido.
- ¿Esa no eres tú??? - preguntó con inocencia.
- ¿¿Qué ocurre aquí?? - Garrick se acercó a nosotros enfadado - ¿Quién osa perturbar el silencio en mi biblioteca????
- Maestro, lo siento - me disculpé - me asusté al ver al emplumado - Garrick nos miró furibundos.
- Tu lugar no es este, Irifael, ¿qué haces aquí? - me había levantado del suelo y me froté el trasero dolorido.
- Te traen un mensaje, madre.
- ¿Un mensaje? ¿quién lo trae?
- Estoy escoltando a su portador. - me dijo orgulloso. Miré a todos lados.
- Bien, ¿dónde está el mensajero? - de repente alzó una mano hacia mí y me enseñó un serpiente enroscada en su brazo. Di un grito de terror y me puse detrás del bibliotecario asustada.
- ¡¡¡Maestro!!! ¡¡¡una serpiente!!! ¡¡¡hay una serpiente en la biblioteca!!! - grité sin control, tuteándole.
- Basta, Mirlo, ¡silencio! - me acabó gritando él, usando mi nombre del pasado también asustado, vi que varios bibliotecarios se acercaban para ver qué sucedía. Me quedé callada mientras me aferraba a su túnica con fuerza - ¿Este pequeño ser trae un mensaje, Irifael?
- Un mensaje para madre. Su pequeña mente me lo ha susurrado. - un escalofrío recorrió mi cuerpo.
- ¿Majestad? - vi que Garrick me miraba y le miré como si estuviese loco.
- ¿No creerás que voy a cogerla???? - le pregunté tuteándole.
- ¡Deberéis hacer algo con ese animal!
- Yo paso... no me acerco a eso ni loca. - me opuse obtusa y me escondí aún más tras el bibliotecario.
- ¡Majestad! - dijo él dándose la vuelta sin creérselo.
- Quizá yo pueda ayudar - El rey entró con largas zancadas y los brazos a la espalda como siempre - Venía a ver cómo iban las investigaciones pero quizá pueda ayudar con esto, ven querida, estaré junto a tí.
- Si creéis que voy a acercarme a una serpiente, estáis locos...
- Senda... - me advirtió el rey mientras levantaba la mano hacia mí. Caminé hacia él y le cogí la mano, me acercó hasta Irifael que seguía sosteniendo al animal. - Solo un dedo, amor mío.
- Solos dos palabras, amor mío - contesté a mi vez imitándole - hombres serpientes. - Inhalé aire fuertemente y toqué la cabeza de la serpiente, vi con horror que cerraba los ojos ante mi contacto.
- 'Hemos encontrado la prisión de los abisales' - dijo la voz del hombre serpiente en mi cabeza.
- ¿Podéis liberarlos? - pregunté a mi vez.
- 'Sí. Serán libres en breve.' - miré hacia Arco y asintió hacia mí.
- Te daré la ubicación de uno de los depósitos de huevos de monjes para tus hijos, Hidra. Pero yo enviaré a los míos para asegurarme que los abisales se ponen de nuestro lado tras su liberación.
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Trilogía Jinete de Dragón: El Ocaso del Jinete (III)
FantasiaDe las profundidades de la Tierra surgió... El dragón original y su letal Jinete Rojo arrasan todo dejando a su paso solo muerte y destrucción. Las alianzas se tambalean, las lealtades cambian mientras el planeta agoniza. Los Jinetes de Dragón sigue...