Capítulo 31

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SLAR

Entré a desayunar en el comedor saludando a mis hombres, me dirigí donde tenían puestas las bebidas de los humanos buscando té, el té era una de las pocas bebidas humanas que me gustaban. Le había cogido el gusto cuando los chinos empezaban a exportarla a Europa a través de la ruta de la seda, las hierbas habían cambiado mucho pero me traían recuerdos de aquellos tiempos. Vi a la humana que parecía esperarme en la mesa, llevaba encontrándome con ella varios días seguidos en el mismo sitio, al principio solo me miraba con adoración pero últimamente había empezado a hablarme tímidamente, la saludé con educación como siempre.

- Buenos días, general. Volvemos a coincidir.

- Buenos días, humana. Espero que hayas tenido una buena noche de descanso.

- ¡Sí! - me contestó con voz aflautada y vi que se ruborizó ante eso - He descansado mucho, gracias. - asentí hacia ella y continué preparándome el té. - veo que... no lo tomáis con leche.

- No me gusta beber de las ubres de los animales, prefiero las de las mujeres - ella se quedó un momento pensándolo y de repente se atragantó intentando hacer un sonido como de risa.

- Je... je... que gracioso es usted, general.

- Sí tú lo dices, humana...

Senda entró en el comedor rodeada de jinetes, en cuanto me vio se le iluminó la cara y me saludó, la devolví el saludo con un gesto de cabeza. Adoraba ser su dragón, no me extrañaba nada que el estirado lo dejase todo por la cría, yo haría lo mismo por ella. Volví a mi té y la humana volvió a hablarme.

- Había.... Había pensado... que... - me volví para mirarla - quizá... podíamos...

- Humana, habla. Tus indecisiones me molestan. - la vi inspirar y soltó de carrerilla.

- Que quizá podíamos salir algún día... usted y yo... para conocernos, para...

No llegó a terminar la frase y yo dejé de escuchar a la humana, algo se me removió dentro. ¡¡¡Furia!!! Me di la vuelta asombrado por lo que sentía y la vi... Senda estaba parada en el comedor y nos miraba con una furia arrolladora, su esencia salió disparada en todas las direcciones y se alzó como una diosa de terrorífica belleza enfrente nuestro.

- ¡¡¡¡¿¿¿¿¿Cómo te atreves, maldita humana?????!!!! - gritó en dirección a la humana que estaba en mi lado. Y su esencia la atacó.

Casi no pude parar el golpe y protegí a la frágil humana detrás de mis alas. El golpe fue terrible. La seguí escuchando gritar mientras su esencia intentaba apresar a la humana.

- ¡¡¡Maldita humana!!! ¡¡¡es mi dragón!!! ¡¡¡cómo te atreves a preguntarle eso????!!!! - sentí entrar a Draco que se puso delante para que no siguiese atacándonos.

- ¡Senda! ¡basta!!! ¡¡basta!!!

Bajé las alas por un momento mientras Draco la sujetaba por las muñecas, estaba enfurecida, sin control y en esas circunstancias Senda era muy peligrosa para todos.

- ¿¿¿Quién se creen las humanas para tocar a mis dragones???? - gritó a Draco - ¡¡¡sois míos!!! ¡¡¡estoy harta de que os toquen!!! ¡¡¡romped los tratados!!! ¡¡abandonad a estos miserables humanos a su suerte!!!! - siguió gritando sin control mientras su esencia se esparcía por todas partes arrollándolo todo.

- ¡¡¡Sácala de aquí, Draco!!!! - le grité.

- ¡¡¡Míos!!! ¡¡¡son mis dragones!!! ¡¡¡suéltale, maldita!!! ¡¡te mataré!!! - vi que todavía tenía a la humana entre mis brazos que también chillaba sin control y se la lancé a uno de los jinetes. Senda intentó ir detrás de ella como una fiera pero Draco y dos dragones más la empujaron fuera del comedor.

Trilogía Jinete de Dragón: El Ocaso del Jinete (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora