Capítulo 40

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La ducha me había sentado bien y más aún cuando en mi espejo no hubo ningún visitante inesperado. Seguía dándole vueltas a la conversación que mantuve con el original... ¡Pútridos ancestros! Ya se lo podían haber llevado al infierno donde debían estar, ¿le encerraron solo porque era estéril??, ¡qué panda de subnormales!, desde luego si alguna vez llegaba a encontrarme con alguno de sus fantasmas les patearía su etéreo culo.

Era tarde, llegaba tarde... cuando había parado de llorar era noche cerrada, ¡maldita sea!, al menos nadie me había visto en tan lamentable situación. Conocía de sobra lo que me dirían, ¡pobre Senda traumatizada!, ¡pobre reina esclavizada!... ¡Y una mierda!!!! ¡¡Había sobrevivido!!! ¡¡Qué le diesen al original y a sus huestes!! ¡¡Que le diesen a los fantasmas de los ancestros!! ¡¡Yo había sobrevivido!!.

Entré en la cantina y el silencio fue cayendo como una pesada manta, todos me miraron con sus caras de lástima y de pena... ¡genial, lo que me temía!

- ¡Dejaos de rollos y dadme una maldita cerveza! - grité enfadada. Fui a la mesa de mis jinetes y me senté entre mis amigos, Tarnan alzó el brazo para ponérmelo encima y consolarme pero le dije furiosa - Como esa mano no tenga una cerveza cuando me toques, hijo de Calem, te juro que te la cortaré. - Su mano quedó suspendida en el aire. Príus me pasó su cerveza a medio acabar y le di un largo trago.

- Por las batallas ganadas - me dijo después de que yo bebiese.

- Por las batallas sobrevividas - respondí yo. Un camarero nos trajo una nueva ronda y poco a poco se fue recuperando el ambiente festivo.

Estaba tan borracha que ya hubiese tenido al original enfrente que no le hubiese reconocido. ¡Y era feliz!!! No conseguía recordar la letra de la canción que cantaba y mi mano parecía no atinar a coger la jarra de cerveza que tenía delante.

- ¡Quédate quieta, maldita! - le grité a la jarra - ¿cómo quieres que te beba si no te estás quieta?

- ¿Con quién... hablas? - me preguntó Tarnan arrastrando las palabras.

- Con la jarra, no la puedo coger... ¿por qué se mueve tanto? Parece que baila el mambo la jodía...

- Estás borracha... - me explicó Tarnan.

- Eso espero... porque si no esa jarra tiene superpoderes.

- Ayúdame a levantarme - me dijo Tarnan y nos levantamos como pudimos entre los dos. - No está la puerta - me susurró asustado - La puerta se ha ido... ¿dónde está la puerta?

- Mira para el otro lado, idiota... - le dije girándole la barbilla. Caminé dos pasos y me estrellé contra algo duro. ¡Tarnan tenía razón! - Tarni, la puerta se había movido, tienes razón... está aquí... - dije asustada.

- Gave, coge a tu jinete y asegúrate que llegue a su barracón sano y salvo. Yo llevaré a la reina - dijo una voz enfadada, miré para arriba pensando que la puerta me hablaba pero solo vi a Draco.

- ¡Eh! Draco... un vuelo increíble el de hoy... creí que íbamos a palmarla, ¿lo sabías? Y tú... ¡fíu! Como un rayo... grande dragón, grande.- el dragón me miró serio y me rodeó con sus brazos.

- Nos vamos, pequeña.

- ¿A dónde? No me llevarás junto a él, ¿verdad?

- Nos vamos a tu barracón - me cogió en brazos y me acunó como una niña saliendo al exterior.

- Genial... me gusta eso... ¿Cuándo lleguemos podemos quitarnos la ropa?

- Tienes que dormir la borrachera.

Trilogía Jinete de Dragón: El Ocaso del Jinete (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora