Capítulo 29

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La batalla había comenzado de forma sangrienta, tras las primeras escaramuzas, tripas y restos de monjes se hallaban esparcidos por todos los campos de arroz, pensé que nunca podría volver a comer arroz en mi vida.

- ¡¡Draco!! hay que reforzar ese lateral - le indiqué y Draco me dio las órdenes para transmitírselas a los demás. Me froté el pecho... me dolía desde que había discutido con Slar, maldito grimoso, no podía quitármelo de la cabeza.

- 'Senda, céntrate. Deja de pensar en Slar!' - me regañó Draco.

- ¡¡NO puedo!! ¡¡me abandona!!! - una lagartija por poco me tira de mi dragón y la aplasté con la esencia como un mosquito.

- '¡Diantres! ¡¡ten más cuidado!! Da la orden a los humanos para que utilicen los aviones, pequeña' - me enlacé con ellos y enseguida vimos a sus cazas sobrevolar por encima nuestro para barrer con misiles nuestros frentes.

- ¡¡Los abisales!! - vimos aparecer a los enormes monstruos, unos doce... ¡maldita sea!, en buena hora se me había ocurrido utilizarlos mientras estuve cautiva... yo y mis ideas peregrinas.

- '¡Llama a Slar! ¡os toca!'

- Paso de la gárgola, ¡¡puedo hacerlo sola!!! - le dije enfadada.

- '¡No te lo estoy pidiendo, pequeña, te lo estoy ordenando! ¡¡llama a Slar!!' - me gritó Draco en mi mente. Enlacé con él y en unos minutos le vi volar hacia nosotros. Me lancé desde Draco y aterricé en el lomo de Slar sin problemas como siempre, pensé que sería la última vez que volaríamos juntos... el pecho volvió a dolerme otra vez... ¡maldita sea! Conocía ese dolor bien y solía acabar con una hemorragia de pericardio... Si no fuese por su maldito jinete, si no pensase a todas horas en él, ¿por qué no podía pensar en mí así?, los celos me consumían por dentro.

Slar sorteó a los monjes y accedimos al primer abisal, salté sobre él mientras Slar me cubría las espaldas convertido en semihumano.

- ¡¡Date prisa!! - me gritó.

- ¡¡No es tan fácil!! Tengo que... - me concentré y buceé en la primitiva mente del abisal, me costó, los monjes habían reforzado sus conexiones pero lo conseguí al final y liberé su mente. Como en anteriores ocasiones al verse libre se sacudió y se lanzó al agua ahogando a los monjes que estaban encima suyo. - ¡¡Uno menos!! Nos quedan once. - le dije mientras me cogía entre sus brazos.

- ¡Pues vamos al siguiente! - me lanzó y se transformó en dragón mientras volví a caer encima suyo. Debía reconocer que hacíamos un gran equipo, su fuerza y velocidad era increíbles, unidas a mi mente éramos imparables. ¡¡Maldito jinete!! ¡¡toda la culpa la tenía su maldito jinete!! El pecho volvió a dolerme...

El quinto abisal fue liberado y volvió a cogerme entre sus brazos.

- Tengo que descansar - le dije intentando coger aire, me estaba costando terriblemente esa vez, las conexiones eran fuertes y yo no dejaba de pensar en que Slar se iría de mi lado, el dolor se había instalado fuertemente dentro de mí y no me dejaba siquiera respirar... lo iba a perder... se iría... de mi lado... - Solo necesito descansar un momento...

- ¡¡No tenemos tiempo, tentación!! hemos dejado atrás los refuerzos, estamos solos. - enlacé con Draco para pedirle más gente.

- ¡¡No me llames así!! Te vas a largar de mi lado, no vuelvas a llamarme tentación cuando no lo soy para ti. - le dije rabiosa.

- ¿¿Quieres hablar de eso ahora?? ¿Cuándo estamos rodeados?? - me preguntó.

- Bien, vamos a por el siguiente monstruo maldita sea...

Trilogía Jinete de Dragón: El Ocaso del Jinete (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora