Capítulo 18: Cadena de favores

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Había pasado ya casi media hora o más

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Había pasado ya casi media hora o más. A Kyle ya se le había pasado finalmente el gas de la risa. Su ropa había quedado regada por toda la sala principal y él se quedó dormido con la cabeza colgada sobre el sillón. Acostado de cabeza.
Tía Emily se aseguró de quedarse junto a Kyle para evitar incidentes y finalmente irnos a dormir cada uno de nosotros.

A la mañana siguiente, mamá y papá comenzaron a gritar por los pasillos:

—¡Es hora de levantarse, arriba!
—pareciera que estábamos en una academia militar.

Asustada por el ruido, doy la vuelta, cayéndome de la cama con las cobijas enredadas por mi cuerpo.

—¡Amber! ¿Estás bien? —se acerca Bridget a socorrerme.

Antes de que me levante , se me queda viendo y ríe un poco.

—¿Qué sucede? —pregunto.

—Que pareces un burrito con las cobijas enredadas —entrecierro los ojos.

Cuando ya me puedo librar de la enredadera de cobijas, ambas salimos del cuarto al igual que los demás. Todos tienen cara de susto y duda. Nos acercamos a las escaleras y encontramos a mamá, papá y tía Emily bailando al ritmo de Jingle Bell Rock, sin mencionar que los tres traen gorros de Navidad sobre sus cabezas.

—¿Qué alguien me diga que sucede aquí? —pregunta Kyle a lo que nosotros asentimos.

En la cocina están mamá y mi tía, cocinando imagino la cena de hoy. Papá está viendo los discos qué hay en el mueble de la sala.

—Mamá —menciona Jade—, mamá
—no escucha—, ¡MAMÁ! —hasta que grita Jade, ella voltea—. ¿Qué está sucediendo aquí?

—Es la Pre-Navidad, ¿no lo recuerdan?
—responde tía Emily.

—Bueno, pues debieron avisar
—sentencia Liam. Muevo mi brazo izquierdo al empezar a sentir dolor por la caída.

—Oh, bueno. Chicos, hoy será la
Pre-Navidad, ¿contentos? —ruedo los ojos.

—Bueno, todos a la sala —nos apresura mamá.

Uno a uno nos vamos acomodando en la sala y nos sentamos en diferentes lugares. Mamá y tía Emily se quedan de pie frente a nosotros.

—Cada uno va a hacer una lista de cosas que les gusta en una hoja —dice
mamá.

—Nadie tiene que ver lo de los demás
—indica tía Emily a cada uno de
nosotros—. Cuando terminen, la depositan en este bote.

Señala el bote que alguna vez fue unos duraznos en almíbar, está justo en el medio encima de la mesa de centro.

Cada uno sube al segundo piso y nos cambiamos la pijama. En realidad es algo extraño festejar la Navidad en pleno verano y con calor.

Primos en casa [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora