Capítulo 9: El mesero y el policía

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En todo el camino, nadie dijo nada y podíamos ver al conductor del taxi vernos a todos nosotros de forma extraña

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En todo el camino, nadie dijo nada y podíamos ver al conductor del taxi vernos a todos nosotros de forma extraña.

¡Claro! Nadie viaja en taxi vestido de negro como ladrón.

—Aquí tiene buen hombre, gracias
—Dylan le paga y finalmente salimos del taxi.

—Estoy toda entumecida.

—No siento mi trasero.

—Tengo hambre —volteamos a ver a Kyle y él sonríe inocente.

—Andando —Ally rueda los ojos—. Por eso no te traemos a estas cosas —susurra a Kyle.

El restaurante está en medio de una calle con más restaurantes cuatro o cinco estrellas. Nos detenemos frente a Le Bernedin.

—¿Y ahora qué? —rompe a decir Bridget.

—¡Miren, ahí está mamá!

Efectivamente. Tía Emily está sentada de espaldas en una mesa algo cerca de la ventana.

—¡Y ahí están mamá y papá! —apunta Henry.

Nos acercamos a los grandes ventanales del lugar, acaparando la atención de los que están ahí cerca. No prestamos atención a ello y nos enfocamos en tía Emily

—Que alguien me diga quién es ese bastardo —es un tono celoso el que usa Brad.

En un momento rápido, tía Emily gira su cabeza y nos agachamos como modo de reflejo y luego volvemos a nuestra posición normal.

—Aquí será difícil ver lo que hace
—menciona Alex. Todos estamos de acuerdo y decidimos entrar al restaurante.

—No puedo creer que estemos haciendo esto —susurra en algún lado Bridget.

A medida que pasamos por las mesas de nuestros conocidos, nos tapamos con lo que podemos la cara e intentamos pasar desapercibidos. Terminamos juntando dos mesas a una distancia apropiada.

—Muy buenas... —el mesero pasa la mirada por cada uno de nosotros e intenta disimular lo que mira— noches. Les dejaré el menú.

—En realidad no venimos a comer —le doy un pisotón al pie de Liam y Ally le tapa su boca.

—Claro que puede dejarnos el menú
—sonríe y el mesero, que tiene bigote francés, nos da a cada uno la carta del menú y se va sin decir más.

—Se supone que eres un cliente común y corriente —reprende a regañadientes Bridget.

—¿Corriente? Eso jamás querida —algunos reímos.

Hacemos como que leemos los menús, aunque en realidad no entendemos ni los nombres de los postres.

—¿Olive all' escolana? —resonga Alex.

Primos en casa [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora