Primos en casa [Sin Editar]

Capítulo 37: Cowboys vs Steelers

No había pasado más que un día después de aquella reconciliación que hubo entre Alex y Dylan. Debo admitir que terminando eso, ellos dos se volvieron un cuarenta por ciento más cercanos, si no es que el noventa por ciento.

Justo ahora estamos reunidos, en una tarde de películas. Había ganado el género de comedia. Le ganamos a Jade y a Ally con su género romántico junto con mamá y tía Emily. Liam y los demás chicos votaron por alguna de acción, mientras que yo sostuve mi postura del género comedia con papá, Henry y Kyle. La película era "Freaky Friday" con Lindsey Lohan. En verdad amaba esa película.

—Bridget, a un lado. No dejas ver
—Kyle manotea.

—Lo siento, estoy trayendo las palomitas. Deberías agradecerme —ella le arroja una palomita de maíz a la cabeza pero Kyle ignora el gesto.

En cuestión de segundos, ya tengo mi celular sonando, indicándome una llamada entrante.

—¡Shhh! No tiene ni media hora que empezó la película —se queja Liam.

—Deberíamos poner la regla de No Celulares mientras estemos viendo películas —alcanza a decir Brad. Le saco la lengua y me levanto de mi lugar.

Voy hacia la cocina para atender la llamada y de paso, tener un poco de privacidad. Y eso y para que Liam no me esté callando cada seis segundos.

—¿Hola? —contesto a la llamada. Lo malo fue que no presté atención al número que me llamaba.

—Hola Amber —en seguida distingo la voz de él. Sonrío por instinto—. ¿Cómo estás? ¿Estás ocupada?

—Hola, muy bien, gracias y no, no estoy tan ocupada —Nick suelta una risa desde el otro lado de la línea.

—¡Ay sí! Mi novio, mi novio —llega burlándose Alex quien pasa de largo hasta llegar al refrigerador y lo abre. Manoteo al aire para que se calle.

—¿Qué fue eso?

—Nada —respondo inmediatamente—. ¿Necesitabas algo?

—Sólo llamaba porqué sí. Ayer me enteré de que fuiste testigo de unas carreras clandestinas y que llegaste a la cárcel, ¿es cierto?

Veo a Alex que manda besos por todos lados antes de salir de la cocina con una soda en mano.

—Si —alargo—, fue idea de mi hermano y mi primo Alex, pero no pasó a mayores. No te preocupes.

—Me alegra saber eso —me lo dice con suavidad.

Como llevo más de tres minutos de pie, empiezo a cansarme de estar parada, por lo que me acerco a un taburete alto de la cocina y me subo en él.

—¿A ti cómo te ha ido? ¿Preparado para otro año escolar?

—Definitivamente —afirma—. Las vacaciones empiezan a ser un poco aburridas para mí.