Cita de amigos

837 110 33
                                    

Narras tú

Ha pasado unos días desde que pasó el día de san valentín, pero por alguna razón... Siento que algo ha cambiado desde que les regalé esos chocolates a mis niñeros, y también con Rei.

Es más, el más notorio era el desesperante de mi amigo peli-rosa.

— Ugh... Rei, ya te lo he estado aclarando como mil veces, no sabía que era tu cumpleaños— solté ya fastidiada, intentando no correr lejos de él durante la trotada de educación física. — ¡Y no pienso decirte cuando es mi fecha de cumpleaños!

— ¿Y por qué no quieres decirme? Bueno, tal vez eres un poco tímida respecto a eso— una vez más, me sorprendía lo fácil que le resultaba el sacar conclusiones erróneas. — O acaso...— dejé de escucharlo cuando empecé a correr lo más lejos de él sin importarme mucho el recibir una reprimenda por parte de mi profesor, solo quería un momento de tranquilidad lejos del peliteñido.

Luego de que la última clase terminara, decidí por primera vez en mi vida ser una de las primeras en irse del salón, despidiéndome de manera fugaz de Brian y Mahiri, y también de Rei luego de pensarlo un poco, lo cual me resultó un poco extraño al principio.

Tal como lo imaginé, apenas salí del instituto pude distinguir en la entrada de los portones a uno de los sextillizos y por el color de su sudadera, supe que era Osomatsu. De inmediato sonreí para luego acercarme a él, sin embargo, la sonrisa que él me regaló en cuanto me vió acercarme hizo tener el presentimiento de que algo estaba tramando, y no sabía si aquello era bueno o malo.

Una vez estuve a su lado, sacó del bolsillo de su suéter un par de boletos de cine, recordándome la cita que le había prometido hace varios días.

— ¿De dónde sacaste el dinero?— fue lo primero que pregunté con cierta acusación indirecta. No importaba que mi primo les diera tanto dinero, Osomatsu tenía una asombrosa habilidad para gastarlo todo en un día.

— ¿Eh? Lo dices como si fuese capaz de robarle a mis queridos hermanos— chilló ofendido haciendo que entrecerrara mis ojos, yo nunca mencioné el detalle con sus hermanos. — Bueno, Todomatsu no necesita el dinero a decir verdad; es decir, para eso trabaja, ¿No?— se encogió de hombros, por lo que solo pude soltar un suspiro.

— Nunca vas a cambiar— fingí decepción, aunque en realidad me divertía un poco con sus acciones.

— Eso es lo más divertido, ¿No te parece?— ensanchó su sonrisa al mismo tiempo que hacía ese tic que ya tanto lo caracterizaba.

— Supongo que no serías Osomatsu si no fueras así— solté una pequeña risa al ya no poder mantener mi expresión “seria”. — ¿Y a dónde vamos?— decidí hacerme la desentendida. También era divertido tomarle el pelo a veces.

— ¡Me prometiste una cita!— volvió a quejarse y esta vez, me aguanté la risa por su reacción. — La función es dentro de dos horas así que... ¿Qué piensas hacer por ahora?

— ¿No pensaste en eso antes?— él solo me siguió sonriendo algo nervioso a lo que yo volví a sonreír divertida.

¿Qué haríamos mientras?

...

...

...

— ¿Era necesario llegar tarde a la función?— me costó soltar mientras aún seguía corriendo con todas mis fuerzas, a pesar de que mis piernas ya no daban para mucho. — No creía que fueras tan... Deportivo

De verdad me sorprendía que Osomatsu corriera sin mucho esfuerzo a pesar de que habíamos pasado por varias cuadras, haciendo que cuestionara por un momento si los demás igual tenían tan sorprendente condición física como el mayor.

Los Niñeros [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora