𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝟯. Lazos.

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No hacía más que darle vueltas al asunto, allí solo en el enorme Templo de la Luz

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No hacía más que darle vueltas al asunto, allí solo en el enorme Templo de la Luz. No debía hacerlo, todo había terminado. Pero era Link, se dijo. Imaginó que no pasaría nada por hacerlo. Era el héroe, y ahora el héroe necesitaba un rescate porque estaba perdiendo su característica luz.

Había devuelto la esperanza a Hyrule en un tiempo que ya no era el mismo, y eso era lo mejor. Ganondorf estaba encerrado allí, bien sellado y a buen recaudo, por lo que en esa nueva línea temporal, nadie sabía siquiera de su existencia. Pero Link ahora necesitaba esa luz que dio a la tierra que salvó. Rauru imaginó que necesitaría algo que pudiese servirle de guía hasta que aceptase su nuevo destino como una persona más en ese tiempo. Era lo mejor, al fin y al cabo. Así, podría disfrutar de su vida como debió haberlo hecho. Recuperar esos siete años que perdió allí, durmiendo para poder empuñar la Espada Maestra.

Rauru tomó finalmente la decisión, repitiéndose que era Link, y era justo devolverle un pedacito de todo eso que consiguió, para ayudarle a seguir adelante. Aquello tenía el poder de la luz en sí mismo, igual que su poder como Sabio. Era un poder esperanzador, que le devolvería la fe en sí mismo y le ayudaría a seguir su nuevo y tranquilo camino.

El Sabio de la Luz alzó los brazos y un destello de luz blanca apareció sobre él. En medio de esa luz, un objeto circular que resplandecía como el oro apareció y Rauru lo miró con los ojos brillantes antes de enviarlo a Hyrule.

Rauru.- No debería hacerlo, pero sé que tú lo cuidarás bien y lo mantendrás a buen recaudo —dijo en voz baja—. Sé que te será útil. Tú lo necesitas ahora. Sé que te ayudará, porque imagino que estará siendo difícil ahora. Recupera tu luz, Link.

El objeto se desvaneció en el aire y Rauru se quedó allí, en medio de la sala. Inspiró hondo y después miró desde un gran ventanal hacia el exterior, al Reino Sagrado.

Rauru.- Para nosotros, Link... Aunque ahora las cosas son así... Eres y siempre serás un héroe.

	Los Skull Kids le despertaron esa mañana, practicando la canción que les enseñó el día anterior con alegría

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Los Skull Kids le despertaron esa mañana, practicando la canción que les enseñó el día anterior con alegría. A algunos de ellos les salía la melodía estupendamente, a otros, alguna nota aún se les atravesaba. La cuestión es que ya sabían tocarla al menos unos cuantos, una melodía que les encantaba y con la que no sabían ni por dónde empezar.

𝐓𝐡𝐞 𝐥𝐞𝐠𝐞𝐧𝐝 𝐨𝐟 𝐙𝐞𝐥𝐝𝐚: 𝐃𝐚𝐫𝐤 𝐓𝐫𝐢𝐟𝐨𝐫𝐜𝐞 𝐚𝐰𝐚𝐤𝐞𝐧𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora