Capitulo 1.

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Con la mirada fija en el suelo, sintiendo como las gotas caían sobre su piel, Kakashi no era capaz de levantar su vista hacia la lápida, era extraño, su cuerpo estaba ahí pero su mente vagaba y todo lo llevaba hasta ahí.

La muerte de Obito.

Cuando la roca lo dejó inmóvil y había terminado con su vida, todo por él, porque no quería escucharlo. Kakashi sentía una opresión en el pecho, aquella sensación de impotencia y a su vez, una terrible tristeza, sólo había sentido aquello al ver a su padre a sus pies muerto y ahora la historia se repetía.

--Kakashi.--una dulce voz lo sacó de sus pensamientos, al levantar levemente la vista pudo encontrarse con la mirada llena de preocupación de Rin, ¿realmente ella merecía eso? Sabía que Obito la amaba y también le había arrebatado la oportunidad de tener un futuro con ella, sólo era un idiota.

--¿Qué sucede?--musito, cuando su mirada se encontró con la insignia del clan y el nombre "Uchiha Obito" escrito en la placa sintió una profunda furia y amargura dentro de si.

--Yo... Sólo quería saber cómo estabas.--respondio con voz temblorosa y al fin, el Hatake pudo observarlo mejor, tenía los ojos rojos y sin brillo, parecía a penas y haber dormido, mucho peor que él y supo que no debía autocompadecerse, había alguien en un estado peor.

--Estoy bien.--musito--Obito lo hubiera querido, mantenernos fuertes y no dejarnos derrumbar.

Rin asintió, pero a penas y le creyo; había algo dentro de ella que le decía que nada estaba bien. La noche había sido bastante dura, entre las pesadillas durmiendo y la tragedia al despertar, sus fuerzas se habían ido por completo sólo esperaba que pudieran seguir adelante, por Obito.

[...]

Sin poder conciliar el sueño, a media noche y con el cuerpo cansado salió de casa. Esa no era la primera vez que lo hacía pero, no podía acudir a nadie, no molestaría a Minato ni Kushina, mucho menos a Rin. Así que corrió, tan rápido como podía y al llegar, con dos simples movimientos entró dentro de la habitación que alguna vez le perteneció a Obito, ahora estaba vacía, a Kakashi le recordó a su sentir.

Se sentía sólo y sin motivación alguna, creía que hacia lo correcto pero siempre se equivocaba sin remedio.

--Es hora de irnos, idiota.--susurro para si y se sentó en medio de la recámara, en completo silencio, lo único que le recordaba que estaba vivo era el dolor agudo en la parte izquierda del rostro, donde el sharingan empezaba a adaptarse a él, un recordatorio más de su amigo.

--¿Kakashi?--aquella voz lo devolvió a la realidad, en la puerta se encontraba Mikoto Uchiha se encontraba mirándolo sorprendida.--¿Qué estas haciendo aquí?

--Lo lamento mucho Mikoto'san, me iré inmediatamente.--respondió, poniéndose de pie y dándole la espalda a la mujer del líder del clan.--Lamento si la desperté.--pero antes de que volviera a salir por la ventana fue tomado del brazo, el Hatake miro extrañado a la mujer que sólo le dedico una maternal caricia en el rostro.

--¿Qué te pasó?--pregunto, sin embargo el joven no entendía lo que la mujer trataba de decirle.--Kakashi, déjame ver.

Mikoto lo devolvió al interior de la habitación, sentandolo frente a ella e inspeccionandole su ojo izquierdo con suma precaución, mirando sorprendida lo que la cubierta escondía.

--El sharingan-susurro--¿De dónde lo sacaste?--rápidamente el platino cubrió su ojo izquierdo apartandose unos metros de la mujer.-¿Es herencia?

--Yo debo irme.--camino hacia la ventana por donde había entrado en primer lugar.

--¿Tu madre lo tenía? El sharingan, ¿ella lo tenía?--insistió Mikoto pero el Hatake no respondió, en su lugar apoyo un pie en el marco de la ventana para poder impulsarse--¿Alguien más lo sabe?--se detuvo, la verdad es que sólo Rin y Minato sabían sobre el sharingan, el resto sólo creían que había perdido el ojo en la misión.

--No.

--¿Por qué?

--No es algo de lo que me guste hablar por ahora.--admitió, el sharingan era de Obito no de él, era la herencia de él no suya, no tenía nada que hacer con ese poder. Pero era un regalo, su último regalo.

Mikoto lo miró de arriba a abajo se veía cansado, herido, dolido. Era sólo un niño que había pasado por tanto en tan poco.

--Que descanse Mikoto 'san.

--Es tuyo ahora-susurro--Debes honrarlo.

--Gracias.--salió del lugar, estaba amaneciendo, no podía regresar a su hogar ni tampoco podía regresar al Distrito Uchiha. Estaba helando afuera pero nada parecía lo suficiente para poder cambiar todo lo que sucedía en su interior.

A esas horas de la mañana no había casi nadie en las calles de la Aldea. Comenzó a correr, no se sentía bien en ningún lugar, no sabía a donde dirigirse pero se sentía bien mientras se alejaba de la Aldea, de todos, paro su andar al percatarse de donde se encontraba, el monumento del Hokage, se sentó en la cabeza del Tecero abrazando sus piernas contra su pecho el aire golpeaba su rostro y podía ver toda la Aldea desde ahí.

--No soy un prodigio--susurro para si mismo-ni siquiera pude salvarte Obito, te fallé.

Mientras tanto por las calles de la Aldea una chica castaña deambulaba sin rumbo alguno, había llorado toda la noche y a penas podía mantenerse de pie pero si seguía en su casa sólo volvería a pensar en lo ocurrido.

--Rin.--la mujer pelirroja frente a ella que la miraba con compasión le hizo recordar aquel dolor y como si de una niña pequeña se tratará corrió hacia a ella, para abrazarla con fuerza y sollozar ante el echo de que había perdido a su amigo.--Lo se, pequeña, lo se,--sin darse cuenta Kushina también comenzó a sollozar.

--No... No merecía eso.--musito y se separó un poco de la mujer para mirarle el rostro,--Era nuestra primera misión.

--Tranquila.--le acarició el cabello.--Te prometo que todo estará bien, sólo debemos estar juntos.

Una vez que ambas se tranquilizaron Kushina invito a la castaña a comer, sólo habían pasado unas semana a desde el funeral pero había algo que parecía no querer arreglarse y empezaba a lastimar a todos.

--¿Has hablado con Kakashi'kun?--le pregunto la Uzumaki mientras le servía un enorme plato de ramen.

--No, y me preocupa.--respondió,--Me gustaría saber cómo esta. Nunca puedo saber que piensa y menos ahora, que a desaparecido por completo.

--Ese chico es un idiota,--hablo Kushina.--Debería saber que estamos aquí para él, no tendría que estar tan sólo.

<<Sólo espero que estés bien, Kakashi.>> pensó Rin.

[...]

Con la mirada fija en el suelo, un singular platino caminaba hacia la Torre del Hokage pues había sido reingresado en el servicio como Jounnin y por fin tendría una manera de olvidar la tragedia que se había convertido e su autocastigo.

--¡Hey! ¡Kakashi! ¡Kakashi!--el molesto grito lo detuvo, en el nuevo local de Barbacoa se encontraban todos sus compañeros de la Academia: Asuma, Kurenai, Shizune y Gai, este último era quien lo llamaba.--¡Ven a comer con nosotros! ¡Yo invito!--farfullo.

--No puedo.--respondió y siguió caminando hacia su destino. Rin lo miró un instante, pues Kurenai la había invitado a comer con ellos y creía que sería bueno para animarse pero al ver a su compañero le hizo sentir un nudo en el estómago.

--¡Bah, que mal educado es Kakashi, rechazando una comida gratis!--musito Gai molesto.--¿Qué le ocurre Rin?

--Yo... No lo se.--respondio. Los chicos entraron al local pero Rin simplemente se quedo mirando hacia la dirección donde se habia ido el Hatake. Debía hablar con él, no quería perderlo.

Te quiero a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora