Capítulo 8

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Cuando la Ceremonia terminó Minato tuvo que pasearse por la Aldea para convivir con, ahora, su pueblo.

Las personas se acercaban a él para saludarlo, ofrecerle comida, hablar con él o simplemente para admirarlo. Por alguna razón Minato se sentía raro al recibir tanta atención, era algo popular entre la gente de la Aldea eso no lo podía negar, pero no como ahora.

Varias chicas se le acercaron para saludarlo, le dieron un par de obsequios que el rubio tuvo que aceptar agradecido. Kushina miró con fastidio la situación, ¿cómo tenían el descaro de coquetear con su marido frente a ella? Estaba molesta y sabía que pasaba cuando se enfurecia, se hacía más roja.
Todos en Konoha sabían que estaban casados, ante la popularidad de ambos su boda había sido todo un acontecimiento, aún recordaba los gritos de Tsunade sobre como debía de tomarse en serio su boda y que era mucho más que vestirse de blanco y presentarse en el altar.

Sin embargo, Minato tenía tanto brillo en sus ojos que se sintió mal por un momento, ¡era su sueño! Y al fin, uno de los dos lo había logrado.

--Kushina'san.--frente a ella, Hana Hyuga la miraba con una alegre sonrisa, esa mujer era bastante dulce y tímida pero sabía que tenía talento para pelear.

--Ya sabes que el "san" es innecesario Hana--la recriminó.

--Esta bien, Kushina...

---Chan.--completo,--Dime, ¿Qué sucede?

--Pareces algo, pálida.--musito--¿T-te encuentras bien?

--Estoy bien--aseguró sonriendole cuando sintió un brazo sobre sus hombros, Hana le sonrio y supo quien estaba a sus espaldas. Cuando levantó la vista, a Minato se le borró la sonrisa del rostro.

--¡¿Te sientes bien?! ¡¿Te duele algo?! ¡¿Quieres que busque a Tsunade?!--gritó el nuevo Hokage con preocupación robandole una risita a ambas mujeres, el Namikaze se sonrojo ante su acto, pues había pasado de largo a la Hyuga.--D-disculpa Hana, no te saludé.

--Tranquilo Hokage'sama, será mejor que los deje--y dicho esto, desapareció.

--Kushina--susurro el rubio--¿Éstas bien?--la pelirroja miró a su esposo con ternura, él era su sueño. Y es que, desde el momento en que sus destinos se habían cruzado, Kushina no podía evitar pensar que Minato sólo era un sueño, un precioso sueño que se esfumaria al despertar. Sin embargo, él se había encargado de recordarle que todo aquello era realidad y que se merecía eso, a él.

--Lo estoy.--afirmó--Tranquilo. Será mejor que vayamos a celebrar por el nuevo Hokage.

--De acuerdo--respondió tomandole la mano, no debían preocuparse, sólo por un día.

[...]

Cuando Kakashi terminó con su entrenamiento en el Distrito Uchiha días después, caminaba tranquilamente por las calles cuando alguien lo tomó por la espaldas con fuerza, en un rápido movimiento el platino dejó inmóvil a su adversario en el suelo, sólo para llevarse una grata sorpresa. Era Gai.

--T-Tranquilo Kakashi, ¡soy sólo yo!--farfullo en el suelo, el Hatake lo soltó y ayudó a levantarse.--Se ve que haz entrenado bastante.

--No puedo quedarme quieto.--respondió--¿Qué se te ofrece?

--¡Te reto a un duelo!--gritó con júbilo.

--¿Qué clase de duelo?--accedió, hace tiempo que no tenían un duelo y ciertamente lo extrañaba.

--¡Te veré en el Campo de Entrenamiento en una hora y será mejor que te prepares!--gritó antes de salir corriendo, lo que le arrebató una risita a Kakashi, ese chico era todo un caso, pero Gai siempre le había dicho que era su mejor amigo, tal vez ya empezaba a sentir lo mismo.

Te quiero a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora