Frente a Apolo

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A QUIEN LEA:

Hola,

Esto será una historia larga, quiero advertirlo de una vez y como el título lo dice y el cannon lo manda, lo que intento plasmar aquí, es esa convivencia que tuvieron ese par, así que no, desde ya digo que no existe un amor correspondido. Otra cosa a tener en cuenta, no sé en que época está ubicada esta historia... la idea original era q fuera en 1832, pero ellos se rehusan a dejarse plasmar en esa epoca...

No siendo más, a quien se anime a leer esta larga historia, gracias, ojala la disfrute, tanto como yo al momento de escribirla, chau ^-^

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"Maldito sea el mundo teniendo que despertar tan temprano" se quejaba uno de los tantos estudiantes que empezaba la universidad ese día, artista de vocación, sin estudios al respecto pero con un talento nato para plasmar en lienzos lo que su mente exigía, aquella vocación era la misma que le había acarreado problemas en los años de instituto, su mente divagaba, rayaba hojas en horas de clase y mientras dibujara, lo último que recordaba era haber ido a aprender de ciencias; aun así se apañaba en pasar con lo necesario para aprobar el curso y ahora no parecía haber cambiado de pensamiento

Se abría paso entre los otros estudiantes controlando toda admiración que pudiera sentir ante la gran arquitectura del campus, escéptico de todo, solo removía su cabello rizado con la mano y reprimía hasta el último de sus sentimientos volviendo a su expresión apática resistiéndose a maravillarse ante algo; loco, bohemio, soñador y artista, así era Grantaire. Su vida no era fácil, pero no se quejaba, había aprendido a sobrevivir de una manera envidiable, nada le afectaba, nada le dañaba y era impenetrable para aquellos que intentaban herirle, tenía una fuerza admirable y fueron muchas las veces en que cazaba riñas, especialmente porque se aburría de la calma, su alma salvaje y jovial exigía adrenalina por su cuerpo y la solución era descargarla con agresividad

En casa, un pan seco y el silencio de su pequeña y descuidada habitación era lo único que lo esperaba y fue por eso que pese a tener clase hasta las diez, rondaba el campus desde las 8 que abrían. Como muchos tenía familia efectivamente, pero en cuanto dijo que estudiaría artes su padre colérico optó por echarle a la calle para enseñarle que la vida es cruel e injusta con los artistas, con lo que no contaba el hombre, es que su hijo había heredado su orgullo y una vez fuera de casa se juró no volver y lo cumplió

Se presentó e hizo el examen de admisión realmente nervioso, recordaba ese día a la perfección, como le temblaba el pulso y como odiaba a todos los otros estudiantes que llegaban, no lo entendía, ¿cómo podían verse tan tranquilos y él tan nervioso?, para cuando le llamaron, entregó su documento al encargado que lo guió por los pasillos hasta ubicarlo, durante el recorrido, en voz baja se repetía que debía calmarse y justo cuando se sentía incapaz de lograrlo, entró al salón, tomó asiento y viendo papel, colores, lápiz y otros instrumentos, se sintió parte del salón, pertenecía a ese lugar.

Acató las indicaciones y fue el último en dejar su trabajo sobre la mesa, prefirió no mirar al resto, olvidarse de todo y simplemente esperar los resultados, casi un mes después estaba ahí su resultado, ocupó el puesto 20 de los 60 admitidos, ¿qué más daba los otros 19 puestos delante de él?, lo había logrado y fue así como ahora veía el campus sin captar que llevaba una hora bajo la sombra de un roble frente al edificio de periodismo, de hecho fue el bullicio de los estudiantes al salir lo que le sacó de sus recuerdos

Levantó la vista y vio salir al grupo de jóvenes y entre ellos sobresalió alguien que iba más atrás del grupo, captó la atención de Grantaire al verle detenerse, ver la hora y buscar con la mirada algo, pasó la mirada azul por donde se encontraba el pelinegro, pero al no encontrar lo que buscaba siguió con su inspección mientras el grupo se dispersaba dejándoles solos en esa zona. Con la mano acomodó su cabello rubio en un intento vano de retirar el mechón que caía sobre su frente nuevamente y desde su sitio, bajo el roble Grantaire se acomodó para verle mejor

Le vio exhalar como si se diese por vencido y tal como si estuviera ahí para él, retomó camino hacia donde estaba el artista que parecía experimentar un encuentro con una deidad, lo siguió con la mirada incapaz de pensar en algo que no fuera lo cerca que estaba el rubio con cada paso que daba, le detalló a la perfección como si le viera en cámara lenta hasta el momento en que la mirada turquí del extraño se estrelló con la suya, sonrió forzadamente y su deidad frunció el ceño, le había atrapado contemplándole, su expresión lejos de ser sobre odio, era de incomodidad, como si jamás hubiera robado miradas

-¿Eres estudiante antiguo?- le escuchó hablarle a unos metros suyo con las manos en los bolsillos y los hombros recogidos en señal de prevención

-No, completamente nuevo- admitió y el gesto de desprecio del rubio no se hizo esperar; ignorándole por completo volvió la vista hacia el edificio del que acababa de salir, logrando sin querer que el pelinegro sintiera la necesidad de volver a captar su atención- pero he venido antes a conocer este lugar, ¿estás perdido, Apolo?- le preguntó con una sonrisa en el rostro estirándose bajo el árbol incapaz de apartar la vista del joven

-Enjolras- le escuchó decirle entre dientes

-¿Qué?- preguntó desubicado sentándose erguido ante ese comentario

-Es Enjolras, no Apolo- le corrigió dándole rápidos vistazos intercalados con el edificio de periodismo

-Como digas, Apolo- insistió en compararle con la deidad griega que parecía haberse personificado en él- en fin, ¿estás perdido o porque la pregunta de si soy nuevo?- le recordó alargando la conversación tanto como fuera posible admirando en silencio hasta el menor de los rasgos del joven

-Se puede decir- se explicó logrando que el pelinegro arqueara la ceja- ¿Dónde está el edificio de medicina?- preguntó cortante e impaciente esperando una pronta respuesta

-¿Eres medico?- preguntó extrañado pero no obtuvo respuesta- sigues por ahí- le explicó señalando el mismo camino por el que había venido- pasas el edificio central y cruzas la plaza, es el bloque pintado de blanco, no hay como perderse, Apolo- le indicó y rio por lo bajo cuando la mirada azul volvió a clavarse en él con notoria molestia de ser llamado así

El rubio dio un cabezazo al aire como agradecimiento y emprendió camino sin dirigirle palabra alguna logrando intrigar al artista que un médico saliera del edificio de periodismo, quiso seguirlo, pero finalmente no lo hizo, simplemente se reacomodó en la yerba a dormir un rato hasta ser despertado por una voz que escuchó más cerca de lo que estaba realmente

-¿Apolo? pero ¿por qué?- escuchó incapaz de seguir dormido, abrió los ojos de mala gana y tardó unos segundos en diferenciar figuras- tal vez te confundió con alguien- propuso un joven castaño que iba al lado del mismo que hace un momento se había dejado contemplar

-La demencia es más común de lo que se cree, Combeferre- escuchó que le explicaba el rubio volviendo la vista hacia Grantaire, quien le sonrió ampliamente levantando la mano a forma de saludo logrando que su "Apolo" frunciera el ceño y siguiera la conversación fingiendo que no le había visto

Amor Platónico [Pendiente edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora