Amor Platónico [Pendiente edición]

Tregua

Casi al medio día Combeferre despertó con Courfeyrac técnicamente encima suyo, de hecho le despertó uno de sus rizos frotándose en su nariz, abrió los ojos con lentitud y volvió la vista para verse abrazado por Courfeyrac, rodó los ojos y se levantó con calma de la cama. Al salir, un aroma delicioso le guío hasta la cocina, para encontrarse con Jehan de auxiliar de cocina y a Grantaire preparando algo

-Días, no esperaba que estuvieran despiertos tan temprano- admitió y al ver la sonrisa de Jehan desvió la mirada hacia el reloj de la cocina- oh mierda- se le escapó al ver la hora- por suerte es domingo- se limitó a decir y se desvió hacia el baño haciendo conteo de personas despiertas, solo ellos tres, o tal vez cuatro porque dudaba que Enjolras estuviera dormido, pero encerrado en su habitación contaba como si aún durmiera- es grato no siempre ser el que cocina- aseguró al volver del baño secándose las manos- ¿les ayudo?- propuso y negaron al mismo tiempo para segundos después poner frente a él el desayuno- ah... té para mí- le dijo a Jehan cuando fue a servir y dicho eso, comieron en silencio, a veces cruzaban palabra pero nada fuera de lo cordial

-¡HUELE A COMIDA!- se escuchó que gritaron desde la habitación del centro- ¡Ferre!, ¡FERRE!, ¡COMBY!- le insistió Courfeyrac desde su habitación mientras los otros dos veían al eludido- ¡COMBY!- se escuchó por segunda vez- tengo hambre- se quejó con esa vocecita que casi podría igualarse con la de un infante y todos procesaron su expresión adorable ante esa frase

-No quiere tener que venir a comer- explicó Combeferre logrando que Jehan se levantara y le sirviera- no es necesario, le malcrías Jehan, luego querrá que haga lo mismo por él, si tiene hambre que al menos venga hasta acá a comer- explicó pero Jehan negó y salió de la cocina con el desayuno para Courfeyrac dejando a Combeferre y a Grantaire solos- ¿Qué tal dormiste?- le preguntó finalmente creyendo que aquello había sido un gesto de Jehan para dejarles hablar, sin sospechar que aquello había sido un impulso del poeta por complacer al menor del grupo

-Bastante bien de hecho- respondió Grantaire sin levantar la vista del plato- ah... nada de lo que hablamos ayer tiene que surgir ahora, solo fueron tragos de más- mintió incomodo pero por suerte la prudencia de Combeferre fue tal que ni siquiera comentó algo al respecto- ¿Dónde dormiste tú? en una próxima ocasión deja que vuelva al sillón, no ameritaba que te desacomodarás- pidió tranquilo de no obtener comentario alguno respecto a lo ocurrido hace unas horas

-Lo hice con gusto, dormir con Courfeyrac siempre es una odisea, si tienes suerte no te saca de la cama- comentó antes de quedarse callado unos segundos sin tiempo para notar la sonrisa que alcanzó a esbozar el pelinegro al oírlo- días- dijo de la nada logrando que el pelinegro levantara la mirada y volviera a clavarla en el plato maldiciendo lo poco que le había durado el momento ameno- en la cocina está el desayuno- comentó tras unos segundos de incomodo silencio

-Días- respondió Enjolras pasando la mirada por ambos antes de afirmar al oír donde estaba el desayuno- ¿tú hiciste esto?- le preguntó desde la cocina al ver el colorido desayuno

-No, fue Grantaire- comentó sobresaltando al pintor que mintió de inmediato

-No es cierto, fue Jehan- corrigió el pelinegro y no se escuchó más hasta que Enjolras volvió con ellos- te garantizo que no es toxico, eso pasaría si lo hubiera preparado yo- bromeó forzosamente escuchando la risa de Ferre y al menos, no un reproche por parte de Enjolras, se daba por bien servido con que se lo comiera sin queja alguna y se sintió palidecer cuando Combeferre se levantó de la mesa al haber acabado, se maldijo por no haber comido y bajo una apariencia de poco me importa, fijó la mirada en Enjolras que inmediatamente le arqueó la ceja- ¿te dejamos dormir?- se animó a preguntarle con burla memorizando la expresión de extrañeza que tenía Enjolras, el cabello aun desacomodado de estar recién despertado, una ceja en alto y la taza de café sobre los labios a nada de beber