Líder y Devoto

137 13 105
                                    

----------------

Hola... sí, otra vez yo... juro que en algún punto estos caps se me fueron de las manos y por más q intento reducirlos no puedo, así q nada... disfruten los minutos que hay q leer... algún día seré capaz de escribir nuevamente capitulos cortos... (spoiler: no lo logra, no en esta historia)

------------------

Ni Courfeyrac o Enjolras se apartaron de Combeferre hasta verle serenarse quejandose por momentos cuando el recuerdo le causaba una risa adolorida por la herida, pero desde la mesa dónde estaban los artistas vieron que su trinidad repente fueron dos y no tres.

Una vez recobró la calma, Enjolras se apartó bajo la excusa de lavarse la sangre que tenía en casi todas partes encerrándose en el baño para permitirse replantearse todo ideal, dándose la libertad de sucumbir ante el pánico, no podía ser pecado sentirse mortal, después de todo lo era, sabía perfectamente que su grupo debía conservar la esperanza, porque la causa era justa y por ello recurría a la soledad para aterrorizarse por unos minutos sin afectar a nadie, así al verles de nuevo, podría incitarlos a no dejarse doblegar

Abrió la llave y dejó correr el agua entre sus manos untadas de sangre, propia, de Courfeyrac, tal vez de los hombres a los que les partió nariz y boca con tal de abrirse paso en el tumulto, pero sobre todo, la de Combeferre y las vio temblar al recordar ese quejido que oyó acompañado del grito de Courfeyrac... apenas si habían tenido tiempo de regresar por Combeferre, levantarle, y seguir corriendo hacia el callejón donde lograron perderse de la policía que los había visto huir

Manejar el mar de emociones que tenían las personas jamás había sido su fuerte, pero ante el pánico latente de Courfeyrac incapaz de callarse solo le abrazó con fuerza hasta que guardó silencio y se calmó tanto como podía, se sintió incapaz de respirar y no supo si fue porque el pánico se lo impedía o si era porque el abogado se aferraba a él con desespero por encontrar la esperanza perdida de un mejor porvenir, Combeferre los miraba apoyado en la pared del callejón con una sonrisa tranquila apretando la herida, a la vez que recuperaban el aliento y la calma para poder por las calles con el castaño en medio apoyado en sus amigos, no hubo mueca que Enjolras no le viera, pero sabía que si evitaba el quejido era para no preocuparlos por lo que no hizo comentario al respecto

Y ahora estaban en el café, fijó la mirada en el espejo para verse con la mirada cristalizada por las lágrimas, no podía hacerle eso, a ninguno, no quería cargar con la culpa de arrastrarles a una muerte y pese a que todas las veces oía y ahora repetía que morir por la patria era un ideal noble, no le pareció noble cuando fue la vida de Combeferre la que corrió peligro, él mismo moriría por ese ideal, pero no Combeferre, ni Courfeyrac, ninguno de hecho.

Se limpió con disgusto la lagrima que casi se le escapa y sin fuerzas como para quedarse de pie, terminó sentado al lado de la puerta incapaz de cargar con la culpa que hubieran herido a Combeferre, de aterrorizar a Courfeyrac, de haber echado a Grantaire la noche anterior, de eso último, era de lo que más se arrepentía...

¿Echar a Grantaire? Ni siquiera recordaba porque lo había hecho, no importaba, pero echó al mismo que le acababa de salvar la vida a Combeferre; le temblaron las manos y si se frtotó los ojos reacio a llorar de pensar que si Grantaire le hubiera hecho caso y no hubiera asistido a la protesta como se lo exigió, jamás lo habría visto para que salvara a Combeferre, y tras meses sin ese sentimiento, sintió que era un desgraciado con Grantaire y eso le golpeó más que el resto de cosas

Se decía que debería salir, pero no se sentía capaz de siquiera levantarse, tragó con fuerza sintiendo aún el nudo en la garganta así que se quedó sentado con la vista perdida por unos segundos más hasta que se vio las manos aun con rastro de sangre y se levantó a limpiarlas hasta dejarlas como eran, pero las condenadas no recuperaban su tono, desesperado terminó apoyado en el lavamanos cuestionándose todo como nunca lo haría, se lavó la cara y justo en eso escuchó que llamaban a la puerta cortando abruptamente su realidad para tener que volver a ser el líder, exhaló con pesadez y tras secarse la cara se vio en el espejo y solo pudo conservar esa mirada severa

Amor Platónico [Pendiente edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora