Capítulo 1

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-Fuego-

Laura

Puedo escuchar a mis padres murmurando en la sala respecto al trabajo de mi padre, decido no prestar mucha atención y me enfoco en mi tarea en la cocina. Mi madre me había pedido que la ayudase con el estofado.

Pico unos cuantos vegetales y por error termino encajando el filo del cuchillo en uno de mis dedos. Inevitablemente pongo una mueca y evito quejarme en voz alta. Suelto el cuchillo y me apresuro a cubrir la herida con un trozo de tela de un pequeño pañuelo que estaba sobre la encimera. La sangre comienza a pigmentar la tela hasta que después de unos segundos parece detenerse.

Vuelvo a mi tarea e intento encender el fuego para hervir el agua, pero abruptamente la pequeña llama se levanta más de lo normal y apenas tengo tiempo para retroceder y evitar quemarme el rostro.

Mis manos comienzan a temblar sin control y mi cuerpo se congela sin saber qué hacer, las llamas poco a poco crecen más y se expanden por los muebles de la cocina. Las llamas del fuego rozaban cada vez más el techo, no tardarían mucho en consumir toda la casa: era de madera en su totalidad.

El fuego abrazador cada vez se acercaba más hasta mi posición, finalmente mi cuerpo parece reaccionar y me apresuro a correr hasta la puerta.

La pequeña puerta de la cocina se queda atascada, siempre solía pasar: las bisagras ya están muy oxidadas y mi padre siempre se ha rehusado a remplazarlas.

— ¡Mamá! —grito eufórica, sintiendo cada vez el aire más pesado, el humo empezaba a envolver más y más la cocina.

— ¿Laura? —escucho su voz acercándose por el pasillo, junto a esto empieza a toser — ¡Laura! ¡Laura sal de ahí!

Mi madre golpea la puerta y yo continuo moviendo la perilla.

— ¡Madre, sal de aquí con papá!

— ¡No! —escucho cómo solloza y mi corazón comienza a latir desenfrenadamente.

— ¡Vete, por favor! — le suplico ya sin poder contener mi llanto. Dejo caer mi cuerpo de rodillas sabiendo que era inútil intentar salir.

Mi madre deja de golpear y solo escucho su llanto del otro lado: llora en silencio y yo apoyo mi frente contra la puerta.

— Shhh —susurro suavemente y trato de consolarla a través de la puerta de madera, necesitaba tranquilizarla.

— No te quiero perder, Laura.

— Y yo no quiero que hayan tres muertes por el precio de una, te suplico que te vayas — trato de ser fuerte por mi madre.

— ¿Qué clase de madre deja morir a su propia hija? — se dice para sí misma — Espera un segundo, ya encontraré una solución — tose fuertemente y siento cómo golpea la puerta.

Me volteo y veo que el fuego ya se encuentra fuera de control, ya había subido al segundo piso a través del techo y el espacio en que me encuentro es cada vez más pequeño, suspiro y acepto que ya no me queda nada por hacer.

— ¡Madre, vete!

— ¡No!

A ninguna de las dos le da tiempo de decir una sola palabra más: el fuego toma fuerza y en un instante se expande como una ola, envolviendo toda la cocina en llamas y escapándose por las ranuras de la puerta en dirección a la sala.

Confundida y aturdida, noto cómo las llamas abrazan delicadamente mi piel y bajan a la pequeña cortada que me había causado en el dedo. La tela que envolvía mi herida se reduce a cenizas y una pequeña llama se incrusta en el corte, sanando rápidamente la herida.

Los Cuatro Elementos [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora