Capítulo 16

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-Reencuentros-

Steven

Cuando Melannie cae dormida Linda me dirige una mirada fulminante y sale del lugar pateando el suelo.

Diego y yo nos miramos preocupados, él se agacha a un lado de Melannie y la carga entre sus brazos.

Ambos salimos del sótano y la luz del sol nos da en la cara y a causa de esto entre cierro mis ojos, estar en ese lugar sin tanta luz me hace daño ahora.

Veo a Linda sentada en una roca a unos metros con las piernas cruzadas y jugando con unas flores.

Diego se acerca a mi.

—Yo siendo tú voy con ella —sonríe de medio lado y yo arqueo una ceja —iré a dejar a Melannie dentro de la casa.

Asiento y lo veo entrar sigilosamente dentro de la pequeña casa.

Me acerco a Linda y la veo tensarse y levanta la mirada, sus ojos estaban más verdes que nunca y las flores con las que estaba jugando se marchitan de repente.

Trago saliva nervioso y veo como el césped que estaba en sus pies pasa de ser un verde brillante a algo semejante al color de las cenizas que deja Laura, negro como la noche.

Ella se levanta de golpe y veo que trata de tranquilizarse, todo el césped por donde se mueve lo estaba volviendo de una tonalidad totalmente negra.

— ¿Qué demonios quieres ahora? —se cruza de brazos y yo trato de acercarme pero ella retrocede dos pasos.

— ¿Estás bien? —le pregunté e intento posar una mano en su hombro pero ella de un manotazo la aleja.

— ¡No me toques! —me grita y siento cómo unas lianas se enredan en mis pies sujetandome con fuerza. Trato de cortarlas pero empiezan a apretar más fuerte y suelto un quejido de dolor.

—Linda —le miro con algo de molestia y me acaricio el puente de mi nariz —¿quieres hablar de manera civilizada y soltarme? — hablo lo más tranquilo que puedo, conteniendo en mi interior las ganas de gritar.

Ella me fulmina más con la mirada y hace que aparezcan más lianas y me amarra hasta las rodillas.

Estas empiezan a presionarme como si fuesen serpientes y yo su próxima carnada.

La fulmino con la miradas y de pronto una ventisca aparece y la empuja contra un árbol.

— ¡¿Qué te pasa?! — me grita y extiende un brazo hacia un charco de lodo y lo apunta a mi cara y me lo lanza con ayuda de unas raíces.

El viento me quita todo el lodo que puede y yo la empujo esta vez a un arbusto y veo que se queja.

Linda se levanta pero rápidamente la hago elevarse unos centímetros del suelo y veo que ella trata de bajar y toma su cuello desesperada. Y ahí es cuando me doy cuenta que la estoy asfixiando ya que el viento la estaba elevando del cuello.

La suelto y ella cae al suelo de rodillas, empieza a toser y a respirar aceleradamente.

Hago todo el esfuerzo que puedo y logro quitarme las lianas de encima.

Retrocedo pero me caigo de espaldas cuando Linda saca sorpresivamente una raíz del suelo.

Suelto un quejido de dolor y ruedo por el suelo evitando que Linda me golpe con una liana llena de espinas.

Diego sale de la casa y nos mira preocupado al ver el desastre que hemos causado fuera de la casa.

—¡¿Qué les pasa?! —nos grita y yo no dejo de observar a Linda a la espera de su próximo movimiento —¡no los puedo dejar solos por que ya se andan peleando!

Los Cuatro Elementos [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora