-Aire-
Steven
—Steven, ocupo más madera seca para la fogata, podrías ir a traer un poco más —dice mi padre echando las últimas hojas secas que había encontrado por ahí.
—¿Por qué no vas tu? —le miro cansado y negándome a levantarme del ya casi cómodo tronco.
—Porque yo estoy más viejo y mi cuerpo no da para más. Así que te agradecería mucho que como mi único hijo fueras al bosque. Si no quieres que algún animal salvaje nos coma mientras estemos durmiendo... Hazme caso.
Entorno los ojos y asiento resignado, no me queda otra opción.
Me coloco unas botas de cuero y me quito los incómodos zapatos que no me servirían para nada a la hora de caminar.
Camino por un camino de tierra hasta el lugar donde antes había encontrado las ramas y hojas secas.
Al llegar no había nada.
La brisa sube y las nubes se mueven rápidamente de un lado a otro. Es algo muy extraño ya que no estamos en otoño y las brisas no deberían ser tan fuertes.
«Debería regresar»
Pero no tengo aún la madera. Además es imposible que el viento empeore, si no llevo la madera la ventisca apagara el fuego y la situación será peor.
Las hojas empezaron a girar velozmente en círculos y varias ramas que se encontrarán en el suelo también.
Algunas rocas algo grandes también se unieron al circuito giratorio y varias de ellas salieron volando en distintas direcciones.
Una pequeña rebota en mi cabeza y varias hojas se enredan en mi cabello.
—¡Auch! — exclamó cuando una roca algo grande me cae en el pie derecho.
Cojeando, me alejo unos cuantos pasos de el lugar y cuando ya estaba algo alejado puedo ver más clara la situación
—¡TORNADO! —grito a todo pulmón y trato de correr pero mi pie estaba demasiado lastimado como para apoyarme demasiado sobre él.
El tornado era inmenso, las hojas de los arboles se movían y salían volando por doquier.
Me escondo detrás de un árbol, deseando que mi padre note mi tardía y venga a por mi.
El tornado gira con más velocidad y fuerza. Varios pájaros huyen del lugar y otros son capturados por el tornado.
Varios árboles no muy grandes caen al suelo, generando un estruendo terrible.
Luego, de la nada aparecen tres chicos saltando detrás de unos arbustos.
—¡Cuidado! —me grita una chica con la ropa verde y con ¿hojas?... quizás sean las hojas que esta moviendo el tornado.
Me volteo y como si todo pasara en cámara lenta puedo ver como un árbol estaba a punto de caer sobre mi... Pero como les he dicho antes, estaba, porque la misma chica lo sostuvo en el aire.
Se nota que le pesaba ya que sus piernas temblaban y de vez en cuando se tambaleaba.
La otra chica corre en mi dirección.
—¿Estás bien? —me dice y me examina —¿te has lastimado?
—Un poco, me hice un esguince en el pie. No es muy grave .... ¿quiénes o qué son ustedes? — habló rápidamente.
—Somos los cuatro elementos y tu vendrás con nosotros.
—¿Cuatro? Ustedes son tres —me cruzo de brazos.
ESTÁS LEYENDO
Los Cuatro Elementos [Editando]
FantasíaEsta es la historia de cuatro jóvenes, quienes habitan en un pequeño y apartado reino: Præston. Estamos hablando de Laura, Steven, Linda y Diego. Cada uno con una habilidad diferente que un día en especial se les presentan. ¿Son acaso estos nuevos p...