-Uno por uno-
Narrador omnisciente
Las tres miradas temerosas se habían dirigido a la voz que se encontraba a sus espaldas, el Príncipe Erick los veía con un gran fastidio. Este mismo pudo observar que su espada se encontraba en una de las esquinas del pasillo junto con el bastón con el cual había sido golpeado antes.
Todos podían sentir el ambiente tenso que se estaba acumulando en el lugar, los chicos tenían el tiempo medido, no sabían cuánto tiempo tardarían los soldados en apagar el fuego que Laura había iniciado en la casa. A los cuales por cierto, se les está dificultando eso de acabar con las llamas letales. Cuando parecía que el fuego disminuía era todo lo contrario, sin embargo, estaban progresando mucho más que antes con ayuda de algunos pueblerinos.
Ninguno de los cuatro presentes sabía lo que estaba ocurriendo en el exterior a excepción de Steven. El cual escapó por su propia cuenta, Laura lo llevó hasta la entrada trasera del castillo y él para no atrasarla se ofreció a irse solo. El lugar de su escape fue una puerta que conectaba con la inmensa cocina donde trabajaban los centenares de empleadas que poseían, a ambos les sorprendía que ningún presente notara que ambos pasaron por ahí.
Mientras tanto en los calabozos del castillo Diego y Laura se encontraban como escudo humano negándose a que dañaran más a Linda, la pobre se encontraba frágil y ambos temían lo peor. Sobre todo fuego, que temía por la vida de ambos elementos.
El Príncipe buscaba todas las posibilidades de ganar algún tipo de ventaja por más mínima que fuera, estaba atrapado entre la espada y la pared y no iba a dejar que dos simples mocosos que se creían héroes le pasaran por encima.
— ¡Deberías rendirte de una buena vez! No te dejáremos que te acerques ni a tu insípida espada y mucho menos a nuestra amiga — gruñó Diego dirigiéndole una mirada desafiante, Laura asintió con la cabeza y lo apuntó con su varita. Erick siquiera se movió medio milímetro.
— Déjanos ir y me apiadaré de tu vida — habló Laura sujetando su varita en dirección al Príncipe, este gruñe molesto y cierra los ojos por unos segundos.
No tenía escapatoria, tenía que dejarlos ir, pero eso sería dejar que pisotearan su orgullo. Trataba de buscar alguna solución sin embargo el reloj de arena ya había dejado caer su último grano, haciéndole saber que esta lucha la tenían ganada ellos.
Desvió la mirada a uno de los rincones del lugar mientras Laura y Diego pensaban alguna clase de desventaja que tuvieran en su contra, pero al contrario, parecía que el destino hoy se había puesto de su lado, dándoles una nueva victoria y otra razón más para aferrarse a seguir combatiendo.
Erick volvió a conectar su mirada con los dos intrusos que se habían atrevido a entrar en su castillo. Se movía inquieto y Laura desesperada prendió un poco de fuego en la punta de su varita.
La llama estaba a unos pocos centímetros de su cara, sabía que lo hacían para chantajearle, sus manos comenzaban a sudar y rendido dio sus últimas palabras.
— Los dejaré marcharse, pero no se confíen demasiado, que el hombre confiado nunca termina ganando —habla el Príncipe por primera vez con sensatez — no importa qué tanto corran o cuanto se escondan, siempre estaré detrás de ustedes siguiendo sus huellas, con el mínimo tropiezo ya los tendré en la palma de mi mano —cerró su puño con fuerza con una sonrisa macabra para después bajar su mano de manera lenta.
Detrás de él había una celda abierta, Diego lo miró sin expresión alguna y le ordena entrar al mugroso lugar. El Príncipe indignado se negó, sin embargo no tuvo opción ya que Laura se empezó a acercar a él con la varita casi que pegada su rostro y él sin remedio retrocedió.
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Los Cuatro Elementos [Editando]
FantasiaEsta es la historia de cuatro jóvenes, quienes habitan en un pequeño y apartado reino: Præston. Estamos hablando de Laura, Steven, Linda y Diego. Cada uno con una habilidad diferente que un día en especial se les presentan. ¿Son acaso estos nuevos p...