Capitulo 08.

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El avión empezó bajando lentamente hasta chocar con la pista de aterrizaje donde fue algo brusco. La luna gobernaba en el cielo junto a las estrellas y los vampiros esperaban ansiosamente a que los llevaran junto al equipaje de Aidan.  Varios pares de maleteros alzaron cuidadosamente la caja donde se encontraba el ataúd y lo dirigieron a un lugar especial donde Aidan esperaba con miedo a ser descubierto.

-          Aquí esta su paquete, señor. – dijo uno de los maleteros con voz grave que combinaba con su pequeña y obtusa estatura.

-          Gracias, muchas gracias – dijo ya tranquilo Aidan secándose sus sudorosas manos – ¿Me ayudarían llevándolo al estacionamiento?

Los hombres asintieron y se trasladaron tranquilamente al lugar. Jane, acostumbrada a varios litros de sangre al día, estaba desesperada por salir de esa cárcel de madera. Josh miraba de reojo como sufría y le daba gracia. Agarraba su cabello jalándolo con desesperación y luego junto sus piernas en posición fetal exhalando pequeños gemidos.

-          Oye ¿Estás bien? – susurro Josh esperando que nadie lo hubiera escuchado con excepción de Jane.

-          Se supone que hace cinco horas debí haber recibido sangre, no estoy nada bien ¡El cuerpo me quemaa!

-          ¿Cómo sabes las horas?

-          ¡Eso no importa! – grito. Josh le metió un codazo, ella respondió abriendo mucho la boca y luego el cerro viendo lo que acababa de hacer.

-          Espera que no te hayan oído, idiota – respondió él en casi un susurro.

-          Mira quién habla de idiotas. Por tu culpa estamos aquí. Y por tu culpa me muero de hambre – dijo a la defensiva en el mismo tono que su compañero.

-          ¿Mi culpa? – susurro fingiendo gritar – si no me hubieras…

-          ¡Si no te hubieras acercado, no estaría aquí! – le corto – ahora muero de hambre y la única sangre que hay es afuera de aquí con millones de testigos.

-          Vaya que lo sé. Reza por que no te hayan escuchado, niñita.

-          Soy mucho mayor que tu, imbécil.

-          Pues compórtate como tal, anciana.

Un sonido seco se produjo al exterior de la casa callando a los demonios rápidamente. La caja con un irónico “FRAGIL” había aterrizado en la parte de atrás de un minúsculo camión. Enseguida se escucho el grito de Aidan:

-          ¡¿Es que no saben leer?! ¡Ahí dice fácil, y con letras mayúsculas!

-          Perdónanos señor Gray, es que escuchamos algo extraño y…

-          ¡Qué ridiculeces estás diciendo! ¡Yo no he escuchado absolutamente nada!

-          Todos estamos seguros en haber escuchado algo – los cinco hombres asintieron – desearíamos abrir la caja e inspeccionar si no es molestia.

-          ¿Perdón? – exclamo Aidan con un claro tono de falsa ofensa – Creo rotundamente que en ese lugar no hay nada más que el ataúd de mis padres ¿Saben cuánto me he esforzado en conseguir uno como deseaba mi madre?

Jane soltó una risa. Josh la amenazo con los ojos y ella intento calmarse. Las voces que estaban al exterior del lugar serian completamente distorsionadas si no tendrías el oído del par de amigos que se encontraban ahí. Los hombres se sentían culpables, y más el que había tenido el valor de hablar. Escuchaban a Aidan con vergüenza esperando que la historia falsa, que obviamente pensaban ellos que era verdad, terminara. El humano encargado de la caja seguía gritando acerca algo de falta de respeto, y después de exigir una disculpa por parte de los maleteros entro en la camioneta y se dirigió a la casa que había comprado algo lejos de la ciudad.

Tu PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora