Capítulo 14.

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-          ¿A dónde se supone que vamos? – pregunto Jane – porque no tengo ningún lugar.

-          Ya encontraremos alguno.

-          ¿Cómo conseguiremos el dinero?

-          Para eso la primera caza – Jane sonrió.

-          Me encanta esa idea.

Siguieron con sus pasos seguros estando casi a las afueras de Londres. Poco a poco sus pasos se fueron debilitando pero siguieron. La noche no era tan larga como decían y necesitaban seguir con vida.

-          Creo que deberíamos parar aquí – anuncio Josh – me muero de hambre.

-          Ya era hora que lo dijeras – dijo Jane y coloco sus manos en las rodillas con cansancio.

Josh soltó una breve risa y camino. El crepúsculo estaba en todo su esplendor y al igual que el hambre de los vampiros. Caminaron unas cuantas calles cuando por fin se encontraron a un par de colegas ebrios y de aparente buena posición económica.

-          ¡Gracias dios! – dijo Jane mirando al cielo, Josh rodo los ojos.

Ambos se dieron una mirada y asintieron. Sabían qué hacer, sabían cómo actuar, como engañar. Eran los reyes de la mentira.

Jane comenzó a tambalearse hacia el par de mortales. Josh paró y fingió no tener nada que ver.

Una vez que Jane llego hacia ellos, el par se quedo viéndola como si fuera un delicioso vodka. Ella sonrió y siguió con el papel. Josh esperaba su entrada.

-          Amigooooos – exclamo ella, los mencionados se dieron una mirada divertida – ¿Qué hacen aquí, no se supone que están con mi amiguita Inés?

Ambos rieron muy fuerte dándole un efecto falso y gritaron ambos.

-          ¡¿Inés?!  

-          Yo no conozco a ninguna Inés, querida  – dijo uno –. Pero si quieres, mi amigo y yo la buscamos por ti.

Jane rio y asintió con mucho movimiento. Agarro a uno del brazo y con el otro hizo lo mismo. Sonrieron y empezaron a tambalearse exageradamente.

-          ¿Y cómo es Inés, amiga? – dijo uno de ellos que se caracterizaba por su cabello cobre y sus ojos grises.

-          Oh, es muy linda. Apuesto a que les dará una recompensa si la encontramos.

-          ¡Genial! – grito esta vez el rubio.

Josh seguía sus pasos sigilosamente. Como una leona observando a su próxima presa. No caminaron más que diez minutos cuando Jane paro, voltio y dijo:

-          ¡Inés, Inés! – la pareja de adinerados voltearon - ¡Ahí esta Inés!

Josh con un gesto de hipocresía felicidad se acerco poco a poco a ellos.

-          ¡Ella no es Inés amiga! – dijo el moreno.

-          Si es – rio ella.

-          ¡Inés es hombre! – soltó estúpidamente el rubio.

Josh rio falsamente y se acerco a ellos con más rapidez. Sus pasos eran firmes al igual que su felina sonrisa. Jane también sonreía y reía por lo tontos que eran aquellos humanos. Una vez ya cerca se paro y dijo:

-          Es verdad, no soy Inés – Jane se puso a su lado – soy alguien más.

-          Y yo igual.

Tu PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora