Capitulo 03.

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Jane abrió los ojos encontrándose con Josh moviendo los dedos índices en forma circular.

-          ¿Qué haces? – pregunto extrañada.

-          Nada – después de muchas horas de reflexionar el muchacho, si es que era uno, había logrado tranquilizarse.

-          Bueno – sus ojos no despegaban los dedos del joven que  cada vez aumentaba la velocidad – creo que el sol ya se ha escondido.

-          ¿Cómo lo sabes? – ambos no se estaban prestando atención. Ambos estaban viendo tontamente los dedos que se movían rítmicamente.

-          No lo sé. Creo que es la costumbre.

-          Ah.

Seguían absortos en los falanges. Jane noto que aquello era sumamente estúpido y aparto la vista para luego abrir el ataúd.

-          No pienso matar a un ser humano – dijo Josh cuando ambos salieron de ese aprisionado lugar.

-          No te preocupes por eso aun – contesto –, todavía no eres un vampiro de verdad. Así que creo que deberías quedarte aquí.

-          ¿Y que se supone que debo hacer aquí? ¿No ves lo que me has hecho? ¡Por tu culpa ya no tengo vida! ¡¿Por qué me has hecho esto?!

Jane se sorprendió ante su agresión. Ella pensó que él era solo un niñito asustadizo sin carácter. Pensaba que no iba a gritarle jamás y menos enfrentarle o cuestionarle.

-          Realmente no lo sé – contesto haciendo que el mal humor de Josh aumente –. Me estaba divirtiendo.

-          ¡Pues para mí no es divertido!

-          Ya ¿Quieres parar? Tengo los oídos sensibles.

Josh se quedo boquiabierto ante aquella actitud. No entendía su indiferencia. No entendía que es lo que estaba pasando.

-          Vámonos – dijo entonces Jane –, que muero de hambre.

A regañadientes la siguió hasta salir del departamento donde encontraron a Bill en la misma situación que ayer.

-          ¿Segura que no lo mataste?

-          No me gusta su sangre. Me marea.

-          Así que sí lo probarte.

-          Bueno, tengo que experimentar.

Salieron de aquel lugar. Josh miraba el suelo. Se sentía completamente mal; como si su existencia era una maldición. Su estado de ánimo estaba en el suelo cogiéndole de los tobillos para intentar quedarse junto a él.

-          ¿Qué te pasa? Te dije que no ibas a matar a nadie hoy.

-          Nada. Solo no me siento muy bien.

Jane por fin comprendió, entonces. Comprendió por que actuaba de esa manera. Lo mismo le había pasado a ella hace muchísimo tiempo. Tan solo recordaba lo infeliz que era. Se sentía como un niño que se había enterado que nació de forma accidental.

-          Oye – susurro Jane –. Te entiendo.

-          ¿Qué? – dijo el sorprendido – ¿A qué te refieres?

-          Bueno. Hubo un tiempo en el que era nueva en todo este asunto. Se lo que es.

Josh paro para poder ver su rostro. Quería saber si lo decía por educación o porque era verdad.

Tu PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora