El grito fue lo suficientemente sonoro como para que toda la casa se entere del estado de terror que se encontraba Aidan McAdams en cuanto vio a su mejor amigo. La desconfianza se había apoderado de él, haciendo que sus sentidos estén alertas a cualquier movimiento que haga Josh. El vampiro intento acercarse para intentar calmarlo pero no podía, porque a cada intento los ojos de Aidan se hinchaban por un miedo que podía llamarse fobia. El vampiro retrocedió unos pasos de su dañado cuerpo y se sentó en un sillón personal tapizado con estilos florales de color crema con pequeños detalles en las patas.
Aidan, a pesar de su malogrado estado, se pego hacia la cabecera oscura de la cama y junto sus piernas hacia su pecho como si intentara saber que toda su persona seguía unida a él. Cada movimiento era un quejido y una mueca como símbolo de dolor.
Josh tan solo se limito de quedarse ahí sentado intentando hacer que él se dé cuenta que él no lo iba a herir de nuevo pero él seguía en esa posición preparado para cualquier amenaza. La luz de la luna se filtraba por la ventana como pidiendo permiso para entrar y alumbrar el lugar. Su leve luz acariciaron las sabanas del humano intentando reconfortarlo.
Josh, no entendiendo porque Jane no había aparecido debido al alarido de Aidan, se quedo en la misma posición viendo como los oscuros ojos de su amigo brillaban gracias a la luna.
- Oye – por fin logro decir después de mucho tiempo – y-yo.
El joven junto sus rodillas junto a su rostro y empezó a llorar como un pequeño niño. Su pecho se hinchaba por aire y después se desinflaba como una pasa dando sollozos. Se sentía traicionado, herido, triste y su dolor se expandía por todo su ser.
Josh cerró los ojos no aguantando la escena y vio como el cielo cambiaba poco a poco de color y soltó una maldición. El tiempo era corto e iba a tener que dejar a su mejor amigo con un dolor y en un estado completamente lamentable.
- Aidan – pronuncio su nombre con cuidado y un escalofrío domino su espina dorsal del nombrado – prométeme que no saldrás de esta cama.
Levanto la cabeza lo suficiente como para que sus ojos se encontraran. Sus lágrimas se habían expandido por todas sus rodillas y todo su rostro. El joven inmortal tuvo la necesidad de abrazarlo, pero no podía. Negó ligeramente la cabeza al no encontrar respuesta y se dirigió al primer piso escuchando el malestar profundo de su casi hermano.
Una vez ya abajo se encontró a Jane con un triste rostro sabiendo lo que había pasado. Josh solo agacho la mirada algo apenado.
- ¿Dónde es nuestra habitación? – pregunto rompiendo cualquier contacto visual.
- En el sótano. Lo ha previsto todo, Josh. Creo que podríamos estar en el día sin que el sol nos moleste.
Emprendieron la marcha hacia su cuarto. Se encaminaron hacia un pequeño pasadizo donde en el lado izquierdo había una puerta de vidrio decorado de detalles negros y blancos. La puerta era negra y barroca al igual de mucha de las cosas del lugar. La vampira abrió la puerta quien emitió un crujido y luego emprendió a bajar por las frías y lisas escaleras. Su amigo siguió sus pasos.
El espacio era grande, de estilo antiguo. Las paredes eran de un blanco cegador y en el centro de la pared caía una extraña araña. En una esquina había una hermosa cama de madera negra y el colchón cubierto de unas frazadas tan suaves como el terciopelo. Junto a ella, se encontraba otra cama muy parecida en la que solo las almohadas variaban. Al medio de estas camas se encontraba una pequeña mesa de noche con una lámpara de metal que alumbraba el pequeño espacio.
Josh se quedo observando la cantidad de detalles del lugar maravillado, su amigo sí que le había puesto interés en todo esto.
- ¿Sabes? – dijo Jane – cuando vi este lugar me sentí mal haber desconfiado de Aidan.
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Tu Perdición
Mistério / SuspenseJane Smith es una vampira poco ordinaria. Seduce a los hombres y los lleva hasta un lugar poco prometedor donde les arranca la vida sin ningún sentimiento de culpa. Pero, un día, cuando salió para darse uno de sus banquetes se encontró a un joven ex...