Realmente me sorprendía la facilidad que tenía Andy para llevarse bien con todo el mundo. Su actitud era totalmente desinteresada, tenía un encanto innato que hacía que todo el mundo quisiera juntarse con él, pero en ocasiones, sentía que él no se interesaba mucho por hacer sociales.
Sus palabras todavía seguían en mi mente, había dado justo en el blanco sin siquiera conocerme, lo cual fue suficiente para captar mi atención también, pero yo todavía no me animaba a acercarme, quizás porque su personalidad era un poco avasallante para mí. Pero a pesar de eso, ese día quise animarme a hablarle.
Esperé a que todos salieran cuando tocó el timbre y me acerqué a él. Me aclaré la garganta para llamar su atención; él me miró de reojo mientras guardaba sus cosas.
—Che, em... Solo quería darte las gracias por lo que me dijiste la otra vez, realmente me ayudó mucho.
—¿El qué? —Por un momento pareció como si él ni siquiera recordara que había cruzado palabra conmigo—. Ah, sí, no es nada. No fue la gran cosa, solo dije algo obvio... Te llamás Eric, ¿cierto?
—Sí.
Salí detrás de él y bajamos juntos hasta la cantina. Andy se compró una hamburguesa y un refresco pequeño. Me ofreció la mitad, pero por timidez, o quizá por melancolía, no quise aceptarla.
—Con mi amigo solíamos compartir los almuerzos a veces. La profesora de matemática falta mucho, por eso los miércoles y los viernes tenemos una o dos horas libres.
Andy asintió con la boca llena.
—¿Qué le pasó a tu amigo? —preguntó.
—Bueno, digamos que nos distanciamos. Sostoa se la agarró con él, supongo que por juntarse conmigo. Después de eso él ya no quiso ser mi amigo.
—¿Sostoa es el tipo de la otra vez?
—Ese mismo.
—¿Qué onda con él? Yo no veo que sea la gran cosa. En la clase todo el mundo está chupándole las medias como si fuese un dios.
—Digamos que es el bully más jodido del turno vespertino. Todo el mundo le tiene miedo, a él y a sus amigos. Aunque ahora se la agarró conmigo.
—¿Por qué?
Noté que Andy estaba realmente interesado en saber más sobre mí. Era la primera vez en mucho tiempo que sentía que alguien me prestaba atención de verdad. Además de Daniel, que era el único que me escuchaba y con quien siempre me desahogaba.
—Bueno, cuando recién empezó el curso, él y yo nos llevábamos bien. De hecho tenemos algunos gustos en común. Los dos escuchamos música más o menos similar y todo eso. Todo iba de maravilla hasta que un día malinterpretó algo que dije, y a partir de ahí me empezó a hacer la vida imposible.
—¿Y por qué se mete con tu orientación sexual a cada rato? ¿Tiene algo que ver con eso?
—No. Eso es por mi mamá... está de novia con otra mujer. No sé cómo fue que se enteraron, pero Sostoa agarró eso como excusa para inventar un rumor, obviamente le vino como anillo al dedo porque tenía otra excusa para meterse conmigo. Primero solo eran insultos, luego comenzó a ir más allá. Si le hago frente viene con sus amigos para intimidarme, y yo no tengo a nadie que me defienda, porque como te dije, todos le tienen miedo.
Andy me escuchaba atentamente mientras disfrutaba del último bocado de su hamburguesa.
—¿Y cuál fue ese rumor que se inventó?
Suspiré antes de responder.
—Dijo que Dani y yo éramos novios.
—No jodas, ¿tanta cosa por eso? Creí que se había inventado algo más grave. ¿O sea que el idiota es homofóbico?
ESTÁS LEYENDO
Andy
Non-FictionEric García es un chico de quince años que es acosado por Martín Sostoa, un bravucón de su clase que hace de su vida un infierno. Eric deberá superar sus miedos e inseguridades para enfrentar a su agresor, pero al conocer a Andy, conseguirá mucho má...