Capítulo 29

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(Brian)

La cena transcurría muy tranquila, aunque la inquietud de Chad por saber en donde se había metido su novio se notaba bastante.

- Tranquilo, ya aparecerá.- hablé tratando de calmarle mientras llevaba una bocanada de pasta a mi boca.

- No lo sé, ¿y si le sucedió algo?, cuando llamo a su celular sólo contesta la operadora, y su auto no está en el estacionamiento.- se le notaba asustado.

Probablemente salió a tener sexo con cualquier chico, a violar a alguien, o no se; creo que todo se puede esperar de ese tipo.

- Por cierto,- tragué,- ¿qué sucedió en tu ropa Saúl? Te ves muy mal.

- Pues, me dirigía hacia mi auto para venir acá, cuando unos tipos salieron de la nada y me golpearon muy fuerte, razgaron mi ropa y me dejaron atado a medio camino.- dijo sin darle mucha importancia al tema.

- Pero, ¿y cómo llegaste acá?, ¿cómo te liberarse e hiciste algo así de lindo con todo lo que te pasó?- preguntaba Chad frenético.

- Si, ¿y por qué no llamaste a la policía?- opiné de igual manera.

- Pues es una larga historia. Por ahora sólo quiero disfrutar el mejor día de mi vida, junto a la persona que amo. Lo demás no tiene importancia.- me propinó un tierno beso en la frente que me hizo sonrojar, mientras Chad nos miraba con cara de bobo.

- Bueno, creo que será mejor que nos vayamos.- sugirió Saúl poniéndose de pie.- Ya se acerca la media noche y las cosas en este lugar se ponen algo, "inquietantes", por así decirlo.

Nos dirigimos hacia la puerta, Chad y Saúl ya habían salido, sólo faltaba yo. Pero me detuve antes de salir al sentir la extraña sensación de ser observado. Miré hacia atrás, y pude visualizar la silueta de una persona perderse entre la multitud de gente que se encontraba en el área del bar.

- ¿Vienes?- preguntó Saúl asomándose por la puerta y sacándome de mis pensamientos.

- Si.- respondí dándole un último vistazo a aquel lugar, donde la silueta pareció haberse esfumado. Le di una sonrisa tranquilizante, y algo fingida a Saúl, para luego salir del establecimiento.






(Bradley)






Estaba enojado, estaba enojado como jamás lo había estado.

- ¿¡Qué hiciste!?- grité furioso hacia el teléfono. Sentía que las orejas me ardían de la rabia.

- ¿De qué hablas?, hice lo que me pediste.- dijo Marcelo en su defensa.

- ¡No, no lo hiciste! Te dije que no permitieras bajo ninguna circunstancia que ese maldito mal nacido se aparezca tan siquiera por aquí. ¿Y qué crees?, ¡eso fue exactamente lo que hizo!, y,- me detuve a respirar, pues estaba hablando demasiado rápido,- ¡Le propuso que sea su novio, y el aceptó!

El simple hecho de recordar aquel momento provocó que mis ojos se cristalizaran, y comencé a llorarle al teléfono, como un estúpido

Como jamás había llorado por nadie.

Allí estaba yo en medio del estacionamiento de un restaurante, gritándole a un imbécil por teléfono el cual sólo se excusaba y pedía perdón por su pésimo trabajo. Lancé con rabia el celular al suelo destruyéndolo en miles de pedazos, y allí, en medio de aquel estacionamiento, me hinqué en el suelo y comencé a llorar cual niño sin mamila.

¿Por qué esto me dolía tanto?

La impotencia me estaba carcomiendo el alma, y el sólo hecho de pensar que me he...

- ¡Ahhhhhhhh! -grité tan fuerte como pude para sacar aquellos pensamientos de mi cabeza, sintiendo así un dolor leve en mi garganta.

Algunas personas que se acercaban para entrar a sus vehículos me miraban extraño, más poco me importaba. Sólo quería llorar y desahogarme. Me paré del suelo luego de unos minutos y me dirigí hacia mi auto, arranqué y aceleré lo más que pude en dirección hacia mi casa. En el camino sobre pasaba los límites de velocidad y los semáforos en rojo, más poco me importaba. Una vez llegué abrí la puerta principal estrellándola con fuerza y provocando así un estruendo.

Tanto que juré no creer en el amor, tanto que me prometí no caer en sus desdichas redes, tanto que presumía el no poder enamorarme jamás como la mayoría de las estúpidas personas. Y ahora, mírame.

Una de las mesas de la sala de estar se fue al suelo junto con las decoraciones que encima de ella se encontraban al ser arrojadas por mi.

- ¡Ahhhhh!- grité y pateé otra mientras lágrimas de dolor e impotencia resbalaban por mis mejillas.

Golpeaba, pateaba y empujaba todo lo que se me ponía enfrente.

El ruido era ensordecedor.

Algunas personas del servicio se asomaban a ver lo que estaba ocurriendo, más no se acercaban a mi tan siquiera.

- ¿¡Qué diablos miran!?- grité tomando un jarrón y estrellándolo en una pared cerca de una de las que estaba especulando. Este se rompió en mil pedazos.

Caí al piso de rodillas.

- ¡Dios mío Bradley!- exclamó Elsa, la ama de llaves, llevándose ambas manos a su rostro al ver todo el desastre,- ¿qué te pasa?, déjame ayudarte.- se ofreció acercándose a mi para tratar de ponerme de pie halándome por un brazo, lo cual rechacé empujándole levemente.

- Déjame en paz, por favor.- dije sin tan siquiera mirarle, y en ese momento sentí unos pasos acelerados desde las escaleras.

- ¿Qué sucede aquí?- era mi madre.- ¡Bradley!- exclamó al ver el desastre.- Elsa, quiero que nos dejen solos, todo el mundo. Ya.- ordenó a lo que obedecieron de inmediato y se acercó a mi poniéndose a mi altura y acariciando mi espalda en forma de consuelo.

- Cariño habla conmigo ¿si?- hubo un corto silencio,- al parecer han vuelto tus ataques de ira, y se que solo recaes solamente si es algo de suma importancia. Cuéntame.

Habló haciéndome recordar la vez que murieron mis padres, y ese mismo día comenzaron mis ataques de ira. Aquel día rompí todo lo que había dentro de mi casa. Y sólo tenía seis años. Y hoy, gracias a Lourdes; mi madre, soy quien soy, todo se lo debo a ella.

- Abrázame madre, abrázame.- le pedí a gritos mientras mis lágrimas no cesaban.

Esta simplemente me correspondió haciendo más fuerte mi llanto.

- Cariño, dime que te pasa, por favor, ¿por qué estás así?. Verte así me rompe el alma.- preguntó tomando mi rostro mojado en sus manos, haciendo así que le mirase directamente.

Y con mis ojos ardiendo de tanto llorar, dije, tal vez lo único que realmente había dicho que sea completamente verdad desde hace mucho tiempo.

- Me enamoré mamá.




















Continuará...


Manzana Prohibida (Yaoi) #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora