Capítulo 1

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Razón N ° 1. Egoismo.

Laura

Vivir con un hombre es bastante molesto pero convivir con dos es el mismo infierno. A eso hay que agregarle que uno de ellos es Ross Shor Lynch. El hombre más arrogante, estúpido y mujeriego que puede existir.

— ¡Ross, sal del baño de una jodida vez! —  grito golpeando la puerta con fuerza.

—  ¡Espera, Marano! Sin mi no irás a ningún lado. — responde tranquilamente y yo suelto un bufido para luego sentarme en el suelo apoyandome contra la pared.

Todas las mañanas es lo mismo, Ross y yo peleamos por el baño y debo quedarme afuera de este esperando. Repito, vivir con hombres es un infierno.

La puerta se abre de repente provocando que yo me caiga para atrás y me encuentre con la sonrisa de suficiencia de Ross cuando levanto la vista.

—  Sabía que caerías a mis pies en algún momento. ¿Disfrutando la vista? Puedo sacarme la toalla. — ofrece y yo arrugo la nariz asqueada.

— Para ver un maní, tengo la cocina.

Ross suelta una carcajada y me tiende la mano, mano que no acepto y me levanto por mi cuenta.

— Sal del baño. Llegaré tarde nuevamente.

— Podríamos haber ahorrado tiempo y habernos bañado juntos.

— ¡Sal de una vez, Lynch! — exclamo enojada y él me regala una última sonrisa antes de irse.

Efectivamente, nuevamente llegué tarde a mi clase de química. Estúpido Ross. James estaba de viaje así que Ross me llevaba al colegio porque él no trabajaba.

— Lo odio. Lo detesto. — murmuro enojada cuando salgo de mi clase de química junto a mi mejor amiga, Gin.

— ¿Por qué tanto odio? Ese hombre es caliente, en vez de desperdiciar tiempo odiándolo yo ya me lo estaría follando.

Arrugo la nariz en señal de asco. — Que asco.

— Oh, no decías eso hace dos años atrás.

— ¡Oye, tenía 15 años y él 18! Por supuesto que lo encontraría atractivo con todas mis hormonas alborotadas.

— No te atraía simplemente, estabas enamorada de él.

— Era una niñita tonta. — me defiendo.

— No te gustaba por su físico, era enamoramiento de verdad. — me recuerda y yo bufo.

— Pensaba que había algo más en él que una persona superficial, arrogante y mujeriego, me cansé de esperar a ese hombre y decidí olvidarlo.

— Harían una linda pareja...

— No seguiré con esta mierda, Ginebra.

Mi mejor amiga jadea sorprendida y me fulmina con la mirada. — Jamás vuelvas a decir mi nombre.

— Jamás vuelvas a nombrar el asunto de Ross. Hace un año ha dejado de gustarme, ya está en el olvido y prefiero dejarlo así. Lo detesto y me siento bien con ello.

Mi celular suena cuando Gin está a punto de responder lo cual me salva, pero lamentablemente era Ross.

— ¿Qué? — pregunto en cuanto atiendo.

— No podré ir a buscarte.

— ¡No tengo como volverme, Ross! — exclamo.

— ¿Y ese es mi problema porque...? — pregunta.

Forbidden To Fall In Love. |  RauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora