Capitulo 19: Es un imbecil

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Capitulo 19: Es un imbécil

James

—Te acostaste con Susana — dije sorprendido y él se sentó en la silla alta posando sus brazos en la encimera de la cocina.  Sus ojos marrones parecían angustiados y no entendía porque si Susana era una mujer guapa para él porque yo solo tengo ojos para aquella castaña rabiosa.

—Sí, fue el fin de semana nos encontramos de casualidad en una discoteca.  Se nos pasaron las copas y desperté en mi departamento con ella dormida en mis brazos — dijo totalmente desesperado pasándome las manos por su pelo castaño,  pero todavía seguía sin entender ¿Por qué reaccionaba así? 

—Lucas, pero ¿Por qué actúas como si fue un error? — pregunté sirviéndome jugo de acerola y tomando poco a poco. 

—Hermano, no podía meterme con ella porque Raúl me confesó que está muy interesado en ella y por la manera en que me lo contó se le veía que hablaba muy enserio.  Él es mi primo y yo lo traicione,  James — se levantó de la silla y comenzó a caminar como un león enjaulado de un lado a otro.

Me quedé muy sorprendido, ¿Raúl interesado en una mujer?  Tal vez solo la quiere para un revolcón y nada más.   Raúl lo consideraba un amigo, pero siempre he visto la manera en que busca a las mujeres para solo una noche así que no creo que haya ningún problema. 

—No te preocupes tal vez él solo la quiera para una noche — dije convencido y él asintió no muy convencido para luego despedirse con consternación. 

Desde que había ido a salir con Claire al cine había pasado una semana y estaba loco por verla o llamarla, pero me contuve.  Quería que ella aunque sea me extrañara y hoy iría a corroborar si tuve razón.   Hoy me tome el día libre, me sentía agotado y toda la semana no había parado de trabajar.  Estaba pensando dejar a cargo a mi hermano de la empresa de aerolíneas y yo me encargaba de mis hoteles.  Así comenzaría a tener tiempo para mí y no tuviera que estar tanto tiempo encerrado entre cuatro paredes. 

Me metí a la ducha y cuando ya había terminado escuche el timbre.  Me amarre la toalla en la cintura y fui con las gotas de agua deslizándose por mi pelo y abdomen.  Cuando abrí la puerta desee no haberla abierto y menos en toalla.  Frente a mí tenía unos grandes ojos marrones que me devoraron sin ningún pudor y tuve que carraspear para que su atención recayera en mis ojos.

—Que buen recibimiento, James.  Como los viejos tiempos — decía mientras entraba sin yo haberla invitado.  Desde que momento Elizabeth era tan descarada.

—No quiero ser grosero, pero voy de salida ¿Qué quieres? — pregunté mientras cerraba la puerta.  Estaba comenzado anochecer y me encargue de averiguar el turno de Claire para así llegar a verla en el momento que estuviera desocupada.  

—Vine para avisarte de que tenemos un vuelo en unas horas.   Mi hermano me llamo para avisarme que requerían tu presencia en Canadá por un revuelo que hay en la prensa que afirman el lavado de dinero entre tú empresa y la de mi familia — respondió con tranquilidad.  ¿Lavado de dinero?  Lo que me faltaba ser involucrado en un chisme de semejante magnitud.

Llegaré a tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora